Fragmentos de oscuridad.
Los caprichosos objetos del destino
por Sergio Arboleya
El grupo de teatro callejero La Runfla inició anoche en su sede al aire libre del porteño Parque Avellaneda los festejos por 30 años de actividad con el estreno a la gorra de «Fragmentos de oscuridad. Los caprichosos objetos del destino», que para el director del conjunto y de la puesta, Héctor Alvarellos, implica «en primer lugar un acto vital, combativo y esperanzado».
«Este espectáculo es nuestro manifiesto como teatristas callejeros, reafirmando nuestro compromiso con la profesión y asumiendo el enorme desafío de llevar adelante los protocolos necesarios para cuidarnos y cuidar al público en el espacio abierto», resalta Alvarellos.
Con protocolo sanitario, distancia social, uso obligatorio de tapabocas y cupo máximo de asistentes por función, la pieza en cuestión que anoche reunió a unos 120 espectadores está inspirada en «Los ciegos», de Maurice Maeterlinck, cuenta con producción general de La Runfla y un elenco integrado por Gabriela Alonso, Javier Giménez, Mauro Cantisani, Natalia Badgen, Maxi Silva y Lorena Mazzeo.
A lo largo de su recorrido, el grupo construyó y produjo más de 30 espectáculos. Realizó giras por todo el país y montajes en sitios emblemáticos de la ciudad como Plaza de Mayo, avenida Corrientes y el Planetario Galileo Galilei de la ciudad de Buenos Aires, además de alojar en el Parque Avellaneda una docena de Encuentros Internacionales de Teatro Callejero.
¿»Fragmentos de oscuridad. Los caprichosos objetos del destino» fue creado durante la cuarentena? ¿Ese miedo a lo desconocido que sobrevuela la propuesta puede metaforizar acerca del virus desconocido que nos asola?
Héctor Alvarellos: En verdad no fue creado durante la cuarentena ni se inspiró específicamente en la pandemia que nos asola. Nos propusimos reflexionar sobre el desencuentro en nuestro mundo que corre desorientado hacia su propia destrucción y fue entonces donde nos aparece la metáfora que nos permita interpelarnos sobre esta ceguera en términos universales En el espectáculo el público encontrará elementos asociables con esta pandemia pero esa angustia que nos interpela también es producida por otra pandemia generada por la descontrolada ambición de poder de ciertos hombres. Entonces pensamos que no fue solo pura coincidencia.
¿Cómo impacta la crisis pandémica en la labor cotidiana y el sostenimiento de la actividad de La Runfla?
HA: Como tantos compañeros y compañeras que desarrollan su actividad laboral en los ámbitos de la cultura y el arte, las obligadas restricciones durante un tiempo nos quitaron elementos determinantes de nuestro oficio: el espacio abierto y público, el encuentro personal entre los integrantes del grupo y por supuesto el público. Nos retiramos momentáneamente y resistimos trabajando arduamente sosteniendo los proyectos de La Runfla en forma virtual. Nuestras actividades pedagógicas, los vínculos con la comunidad y por supuesto ensayos y trabajos de mantenimiento del proyecto cuyo estreno se vio interrumpido por la llegada de la pandemia.
¿Cómo sienten que dialoga esta nueva propuesta con la historia del grupo de teatro callejero?
HA: Veníamos de una etapa que denominamos «Teatro Urgente». Con el objetivo de responder en forma directa a una coyuntura política y social bien instalada en la actualidad. Con la elección de un formato que permitiera el «desembarco» del espectáculo en cualquier lugar a cualquier hora y abarcar la mayor cantidad de público posible, sobre todo transeúntes que se transformaran en ocasionales espectadores. Esta nueva obra se separa de aquel paradigma y se propone tomar una poética más universal en donde la noche con sus luces y sombras forman parte de la dramaturgia. No pretende ninguna respuesta, más bien una incómoda reflexión que permita el diálogo con cada espectador y su propia y singularísima opinión y mirada. Pero siempre fieles a desafiarnos en el espacio abierto y público con un teatro de arte para quienes llegan convocados o que de ser transeúntes lo volvemos espectadores y quizá voluntarios partícipes del ritual.
¿Qué balance hacen de estas tres décadas de trabajo de La Runfla?
HA: Se puede hacer un balance satisfactorio. En estos 30 años La Runfla no ha dejado de trabajar y cumplir con sus objetivos en los ejes que orientan su dinámica. Seguir investigando, produciendo y creando espectáculos. Continuar afianzando el proyecto cultural del Parque Avellaneda como actores culturales, consolidando un territorio y una identidad siempre dentro de la comunidad que nos alberga. En el eje pedagógico: la creación y el crecimiento sostenido del Curso de Formación para la Actuación en Espacios Abiertos (dependiente de la Escuela Metropolitana de Arte Dramático. Otros de los grandes objetivos que perseguimos es la multiplicación de las experiencias de este lenguaje, generando encuentros teatrales que nos vinculan entre grupos y permiten el nacimiento de otros. A 30 años del nacimiento del La Runfla no perdemos la convicción del trabajo en grupo siempre apostando a los colectivos. Por eso, integramos De La Calle-Unión de Grupos de Teatro Callejero y Grupos Estables de Teatro Callejero (GETI).
¿Cuál considerás que ha sido el aporte de La Runfla a la escena del teatro callejero?
HA: Hemos podido cumplir con nuestros objetivos fundacionales. Vemos que pudimos, sobre todo, construir y sostener este lenguaje, investigándolo, generando una sistematización pedagógica que hoy sigue multiplicando actores y grupos. Realizamos encuentros nacionales e internacionales y participamos en la comunidad como actores culturales y mostrando que las diferentes estéticas abordables están sostenidas por una fuerte construcción grupal.