Grupo Techint: el Poder Económico

por Juan Pablo Costa*

El Grupo Techint fue fundado en Milán, Italia en el año 1945 como Compagnia Tecnica Internazionale. Fue el comienzo de un largo recorrido por Italia, Argentina y muchos otros países de la región y el mundo, que lo llevó a consolidarse como uno de los principales conglomerados siderúrgicos a nivel internacional. Actualmente cuenta con operaciones en más de 24 países, siendo el principal productor global de tubos sin costura, utilizados en la industria petrolera. El grupo de “la T” se ha constituido indudablemente como un actor relevante en el opaco mundo político-empresarial.

Una estructura societaria encubridora
El Grupo Techint cuenta con seis empresas troncales que abarcan, cada una de ellas, un aspecto del negocio, logra así cierto nivel de integración vertical en sus operaciones. Esas empresas son: Tenaris, la productora de tubos de acero; Ternium, la productora de aceros planos establecida a partir de la compra de la estatal argentina Somisa; Techint Ingeniería y Construcción; Tenova; Humanitas; y Tecpetrol, la petrolera insignia que opera en Vaca Muerta.
Sin embargo, esto es sólo la punta del conglomerado. “La T” es como un iceberg, sólo se ve la punta, la gran masa de hielo queda oculta bajo la superficie.

Una investigación del Centro de Economía Política Argentina (http://losricosdeargentina.com.ar) descubrió que la estructura empresarial del Grupo Techint incluye más de 120 sociedades, organizadas en un entramado en el que proliferan cáscaras vacías con el objetivo de esconder las participaciones accionarias de los beneficiarios finales.
Esta verdadera “mamushka” de sociedades, en las que muchas no tienen más función que ser controlante de otra sociedad, está encabezada por una sociedad denominada R&P STAK (Rocca and Partners Stichting Administratiekantoor Aandelen San Faustin). Esta sociedad es una fundación con fines benéficos asentada en los Países Bajos que controla el 100% de San Faustin S.A., quien a su vez controla el 100% de Techint Holdings S.A.R.L., estas dos últimas con sedes en Luxemburgo, desde donde se abre la propiedad al resto de empresas del holding.

Crecimiento al amparo de la obra pública y el Estado
Sin embargo, esta opacidad en su estructura societaria no es una novedad para un grupo que supo crecer al amparo de la obra pública y los negocios con el Estado. Estos negocios comienzan en 1947, cuando Techint gana una licitación pública de Gas del Estado para la construcción del Gasoducto Perón, que llevaría el gas desde Comodoro Rivadavia hasta Buenos Aires. Durante las décadas del 50 y 60 Techint se enfocó en la integración vertical de sus operaciones, así como en la construcción de las plantas de Dálmine SAFTA en Campana, y de la acería y central termoeléctrica en Siderca, lo que le permitió generar una ventaja comparativa en productividad frente a sus competidores.
El golpe de estado de 1976, y el plan neoliberal de Martínez de Hoz, presentaron una oportunidad que la T -bajo la dirección de Roberto Rocca (padre del actual presidente Paolo Rocca)- no desaprovechó. Entre 1973 y 1983, el Grupo pasó de tener 30 a 46 empresas, entre ellas la petrolera Tecpetrol S.A. Dicha bonanza fue coronada por la estatización de la deuda privada de la empresa, que limpió sus balances, dejándola en condiciones para una acelerada expansión.
El otro gran hito que la T supo aprovechar fueron las privatizaciones del menemismo: allí el holding intervino con mayor o menor participación en diversas privatizaciones, como en el transporte ferroviario de carga, o la operación de telefonía derivada del desguace de Entel. Además, se posicionó agresivamente en el sector energético adquiriendo áreas de YPF. Y la frutilla del postre fue la adquisición de la empresa estatal Somisa en 1992. Esto le permitió a Techint consolidarse como un actor monopólico en el sector siderúrgico.
Más acá en el tiempo, ya en el siglo XXI, el Grupo Techint se vio envuelto en el escándalo de coimas de Lava Jato en Brasil, al ser acusado por un consorcio periodístico de medios de Italia, Brasil y Argentina. Según datos suizos, las empresas del Grupo Techint pagaron cerca de 10 millones de dólares en falsas contrataciones a una empresa fantasma propiedad de uno de los gerentes de Petrobras; luego de lo cual, Techint le vendió tubos a la petrolera brasileña por más de 1.600 millones de dólares.
Finalmente, resaltan los beneficios obtenidos por Techint en Vaca Muerta durante el gobierno de Mauricio Macri. En este caso, existió una política deliberada de dicha administración para perjudicar a YPF, que era la empresa que venía sosteniendo los proyectos pilotos de Vaca Muerta, invirtiendo todos los años y asumiendo el riesgo que implican los nuevos proyectos hidrocarburíferos.
Mediante la Resolución 46/2017 se decidió otorgar un precio estímulo para toda la “nueva” producción de gas natural. Dado que YPF no contaba con “nueva” producción porque ya era un actor relevante, la resolución estaba hecha a medida de Tecpetrol, la petrolera de la T. Efectivamente, esta compañía poseía la concesión de Fortín de Piedra, pero con muy bajos niveles de producción. Esto le permitió incrementar fuertemente la producción de gas y venderla a un precio que podía más que duplicar el precio de mercado del momento, cercano a los 4 dólares por millón de BTU.
El resultado fue un notable aumento de la participación de Tecpetrol en el mercado de gas natural, pasando del 3% al 11% entre 2015 y 2020. Paralelamente, se observó una retracción de YPF, que perdió participación, pasando del 33% al 27% en el mismo período.

Techint y el experimento libertario
Si hasta aquí Techint tuvo un rol importante al amparo del Estado, a partir de la victoria de Javier Milei dicho rol pegó un salto cualitativo que puede graficarse en la creciente hegemonía de la T en la conducción de la Unión Industrial Argentina (UIA), en la designación de Julio Cordero, hasta hace poco abogado del grupo, como Secretario de Trabajo. Pero sin duda, lo más significativo es la designación de Horacio Marín, presidente de Tecpetrol, como presidente y CEO de YPF, la petrolera estatal y competidora de Techint en Vaca Muerta.
Además de la designación de hombres del Grupo en lugares claves del Gobierno, los beneficios para Techint están vinculados a las políticas públicas que impulsa la administración libertaria. Una de las primeras políticas que benefició al Grupo fue la desregulación del sector energético, que limitaba la cantidad de estaciones de servicio que podía tener cada petrolera, como una forma de desincentivar la concentración en el sector. Además, la nueva ley de hidrocarburos -contenida en el proyecto de la Ley de Bases- elimina la estrategia del autoabastecimiento energético, y permite apuntar a una política de maximización de la renta petrolera. Así, se acoplan los precios internos con los internacionales, y se llega a una pseudo-dolarización de los precios internos de los combustibles, incrementando sensiblemente las ganancias de las empresas del sector, entre las que cumplen un rol clave Tecpetrol y la estatal YPF presidida por Techint.
Pero los beneficios no se agotan aquí. La reforma laboral contenida en la Ley de Bases, y aprobada por el Congreso, tiene un apartado que favorece notablemente a los grandes empleadores, como es el caso de las fábricas siderúrgicas de Techint. Hasta la sanción de la Ley, se consideraba a las grandes empresas solidariamente responsables de los trabajadores de empresas tercerizadas o contratistas. Esto era así, ya que la ley laboral consideraba que la tercerización podía convertirse en una estrategia empresarial para sortear los convenios colectivos de trabajo, reduciendo salarios y empeorando las condiciones laborales. A partir de la sanción del capítulo laboral de la Ley de Bases las empresas dejarán de ser solidariamente responsables de los trabajadores de sus contratistas. Se trata de una reforma laboral a medida de empresas como Techint.
Finalmente, otro de los grandes beneficios que obtendrá el Grupo Techint del gobierno de Milei es la sanción del llamado Régimen de Incentivos para las Grandes Inversiones (RIGI). Esta política pública, más que un régimen especial, es el intento de cambiar de forma estructural las condiciones de acumulación de capital en la Argentina. Consiste en una generosa cantidad de beneficios impositivos y cambiarios para empresas que inviertan más de 200 millones de dólares. Algunos de estos beneficios son: reducción de Ganancias, virtual exención de IVA, tasa estadística, impuesto País, y de los derechos de importación y exportación. Además, no se exigirá la liquidación de los dólares proveniente de las exportaciones en el mercado local de cambios.
Estos beneficios generarán un trato fuertemente asimétrico con el parque industrial ya asentado en el país, dada la facilidad de importar bienes de capital e insumos sin pagar tasas aduaneras, generando un diferencial de competitividad respecto a la industria nacional de hasta el 22% según cálculos de la Asociación de Industriales Metalúrgicos (ADIMRA). Esta pérdida de mercados de la industria nacional difícilmente sea compensada por la exigua exigencia de integración de un 20% de proveedores locales, lo cual redundará en pérdida de empleo de calidad, y de uno de los motores de la actividad económica.
El RIGI incluye una cláusula que pretende impedir la modificación del régimen y una eventual vuelta atrás ante un cambio de gobierno, mediante la fijación del CIADI como tribunal de resolución de conflictos. Esto implica una cesión de soberanía a una institución del Banco Mundial con sede en Washington, que previsiblemente tendrá mayor interés en la defensa de los intereses privados del capital que en los del Estado argentino.
Este régimen parece hecho a la medida de los pedidos de las empresas energéticas y mineras, dos sectores a los que el Gobierno apuesta en materia de inversiones. En ambos, Techint tiene un gran interés. Ya comentamos su importancia en el sector energético, tanto en su conducción de YPF, como en las operaciones de su propia empresa Tecpetrol en Fortín de Piedra. En el sector minero, Techint posee el 54% de la minera Alpha Lithium y tiene en carpeta inversiones en litio por más de 800 millones de dólares en Catamarca y Salta.
Luego de casi 75 años, el Grupo Techint es uno de los grupos económicos más importantes de la Argentina y la región, y es quizás el mayor exponente de lo que desde la sociología económica se suele definir como “El Poder Económico”.

*Juan Pablo Costa es sociólogo, maestrando en Sociología Económica, y cursando una especialización en Gestión Financiera del Sector Público. Es docente en universidades públicas en materias de economía e historia económica latinoamericana. Es investigador del Centro de Economía Política Argentina y autor de numerosos informes de análisis económico argentino.

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