500 días o cinco siglos de destrucción de las Indias
“En estas ovejas mansas, y de las calidades susodichas por su Hacedor y Criador así dotadas, entraron los españoles, desde luego que las conocieron, como lobos e tigres y leones cruelísimos de muchos días hambrientos. Y otra cosa no han hecho de cuarenta años a esta parte, hasta hoy, e hoy en este día lo hacen, sino despedazarlas, matarlas, angustiarlas, afligirlas, atormentarlas y destruirlas por las extrañas y nuevas e varias e nunca otras tales vistas ni leídas ni oídas maneras de crueldad, de las cuales algunas pocas abajo se dirán, en tanto grado, que habiendo en la isla Española sobre tres cuentos de ánimas que vimos, no hay hoy de los naturales de ella doscientas personas”. (Fray Bartolomé de las Casas, Brevísima relación de la destrucción de las Indias. 1552)
Por Ximena Schinca
Si en la cárcel un día puede parecer un siglo, 500 deben sentirse como el mayor destierro hacia una eternidad solitaria. Y si este martes, se cumplieron 500 días desde la detención de Milagro Sala, los días y las noches de encierro de la líder de la Tupac Amaru hacen resonar “en la memoria los 500 años, los 5 siglos de colonización” y “la venganza de clase que se ejerce sobre la india rebelde”. Esa es la brevísima relación que la socióloga y feminista María Pía López dejó como registro en su muro facebukero a propósito del encarcelamiento arbitrario que confina a Milagro, presa desde el 16 de enero de 2016, por orden del gobernador de Jujuy Gerardo Morales y por “instigación a cometer delitos y tumultos”, tras protestar en un acampe frente a las oficinas del mandatario provincial del Frente Cambia Jujuy.
La relación entre la reclusión abusiva y forzada de la principal dirigente social de Jujuy y la persecución a la población indígena en estas tierras deviene imposición intelectual inapelable. Ocurre lo mismo en la relación entre la execración desquiciada hacia Milagro y el vituperio machista al que las mujeres de la región somos sometidas cotidianamente. “Su delito consiste en haber desafiado con cuerpo indígena y femenino las potestades patriarcales y reaccionarias en un territorio que ha suspendido el estado de derecho”, dijo Dora Barrancos, en un artículo para la revista Anfibia.
Y es por esa brevísima relación de destrucciones atávicas, por Milagro Sala y las compañeras y compañeros de la Tupac, que las mujeres, lesbianas, trans y travestis también marcharemos el próximo sábado 3 de junio, mientras el gobierno de Mauricio Macri intenta reducir la protesta a los femicidios para lavarse las manos con agua no bendita por el Papa Francisco sobre la situación de la líder social, pero también sobre el arresto de Higui por haberse defendido de una violación “correctiva”, la represión policial hacia militantes de diferentes agrupaciones, y el procesamiento de activistas en la previa y el cierre del pasado 8 de marzo. Así el reclamo de libertad para Milagro, que también se escuchó fuerte durante el Paro Internacional de Mujeres del 8M, volverá a flamear en las banderas de esta nueva manifestación contra la violencia machista, clasista y racista.
Esta semana, Elizabeth Gómez Alcorta, abogada de Sala, señaló que su arresto es una clara expresión de disciplinamiento. También en las asambleas feministas previas al próximo #3J, distintas referentes del movimiento de mujeres expresaron su preocupación sobre el alto contenido aleccionador del aislamiento de Sala y otros arrestos recientes de militantes mujeres de gran actividad política. “Los hogares del barrio principal de la Tupac en Alto Comedero, el denominado ‘Cantri’, era empujados por mujeres solteras, viudas o separadas con hijos. El trabajo de Gaona relevó que de 35 hogares, 20 tenían esta composición mono-parental y femenina”, señaló en una nota reciente María Florencia Alcaraz, periodista e integrante del Colectivo Ni Una Menos (NUM).
Militancia de mujeres en el Cantri de la Tupac
En 2010, junto a compañeras y compañeros investigadorxs de la UBA, conocí el barrio principal de la Tupac en Alto Comedero. Ya entonces, en el “Cantri”, empezaban a hacerse huella prácticas con aspectos de activismo popular impetuoso, tal vez de un feminismo errático no declarado, y un liderazgo de características propias, algunas muy cuestionadas desde algunos sectores del feminismo y otras de las que el feminismo tiene mucho que tomar e incorporar. Todavía no asomaba el primer “Ni una menos” masivo en las calles, y en el barrio tupaquero la violencia machista ya era una preocupación presente en la agenda social de su principal referente.
“Una vez, parece, a una de las reuniones con los vecinos del barrio llegó una mujer con visibles signos de violencia familiar. Preguntada por Milagro, la mujer dijo no haber sido golpeada, pero más tarde se quebró y, entre llantos, explicó cuánto el marido la maltrataba al llegar, ‘machao’ (borracho), a su hogar. Inmediatamente, se dice, la señora Sala juntó a 50 mujeres de la zona y armó ‘el camino del sufrimiento’, un dispositivo de tortura local que consiste en hacer pasar al marido golpeador o al mal vecino por un corredor humano en el cual es objeto de patadas y golpes de todo tipo. Después de eso, dicen las fuentes, el hombre no volvió a maltratar a su mujer”, contaba Alexis Burgos, profesor de la Universidad de Buenos Aires, en una crónica de aquella visita al Cantri. Algunxs habitantes del barrio explicaron también que veían en la dureza y violencia de ese accionar colectivo la única respuesta posible en defensa propia, ante un Estado que sólo se hacía presente en el territorio para hostigar, perseguir y amedrentar a las militantes. Comparada con gran parte de las agrupaciones sociales, en la organización de Sala se destaca el protagonismo de las mujeres. A esa participación política, el Estado responde con una violencia que se expresa en más detenciones arbitrarias: 9 de 12 presxs de la Tupac son mujeres.
Mientras la falta de viviendas es una crisis que en Argentina vuelve a la agenda política para las elecciones; sólo en Jujuy, la Tupac Amaru empleó a 4.600 personas, creó 8.000 viviendas, 4 escuelas, centros de salud y recreación. Las mujeres de la agrupación tuvieron todo que la construcción de hogares fuera prioridad de la agenda tupaquera.
Como en el caso de Belén en Tucumán, la joven que estuvo en prisión dos años por un aborto espontáneo, los tiempos de la justicia parecen ser rápidos para encarcelarnos sin pruebas. Y como en el caso de la joven tucumana, los organismos internacionales tampoco recibieron respuestas del gobierno. El 21 de octubre de 2016, el Grupo de Trabajo de Detenciones Arbitrarias de Naciones Unidas pidió que liberen “de inmediato” a Sala. Lo inmediato se lleva su tiempo, aunque también la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) urgió al Estado argentino a dar “pronta respuesta” a la decisión del grupo de la ONU, que calificó la detención de la dirigente de «arbitraria», y anticipó que una delegación visitará a Sala en el Penal del Alto Comedero antes de fines del mes de junio.
En tanto, mientras el Estado hace caso omiso a los pedidos internacionales, el próximo 3 de junio, las agrupaciones y organizaciones de mujeres, travestis, trans y lesbianas, volverán a exigir su libertad inmediata. Porque mientras lo inmediato pareciera llevar siglos, el 3J también se marchará “porque se criminaliza el derecho humano a la protesta y se persigue con causas penales la lucha legítima de lxs referentes sociales” y “porque Milagro Sala y otros 11 presxs políticos de la Tupac Amaru siguen detenidxs: la mayoría de ellas son mujeres”, señala la convocatoria del Colectivo NUM.
Fotos: Johan Ramos