Hombre de Teatro
Si a alguien le cabe el mote de HOMBRE DE TEATRO, así, con mayúsculas, es a Juan Carlos Gené. No dejó ningún hueco de la actividad sin cubrir. Dramaturgo, director, actor, maestro de actores, dirigente gremial, funcionario, militante político. Como autor escribió una decena de obras, algunas de las cuales “El herrero y el diablo”, “Ulf”, “Golpes a mi puerta”, “Se acabó la diversión” figuran ya en el acervo de la dramaturgia argentina contemporánea. Realizó trabajos memorables como un actor muy inteligente y de una notable personalidad arriba del escenario. Nadie olvidará, entre muchas otras, sus composiciones en “Copenhague” o “Quien le teme a Virginia Woolf”.
Su último trabajo fue la puesta en escena, como director, de un Hamlet con mirada propia en el teatro Presidente Alvear, en cartel hasta hace unas pocas semanas.
Formó a varias generaciones de actores que lo reverencian como uno de sus maestros esenciales.
Como guionista de televisión fue el autor del memorable programa “Cosa juzgada” que llevó a la pantalla chica el mítico “Clan Stivel”, en la década del ’60 y del que participó, además, como actor protagonista.
Presidió la Asociación Argentina de Actores, dirigió el Teatro Municipal San Martín y ocupó el cargo de director de canal 7 durante el breve gobierno de Héctor Cámpora. Ese puesto, mas su militancia en el peronismo de izquierda le costó el exilio. Vivió en Venezuela hasta el retorno de la democracia. En el país hermano dejó una marca como creador y maestro. Seguramente en Venezuela los hombres y mujeres de teatro llorarán su pérdida.
Fundó y encabezó el Centro Latinoamericano de Creación e Investigación Teatral (CELCIT) un espacio de intercambio teatral y cultural con los países de Iberoamérica.
Como hombre de teatro siento el dolor común por la muerte de Gené. Personalmente, le sumo el hecho de que Gené fue el protagonista de mis dos primeras obras, “Nuestro fin de semana” y “Los días de Julián Bisbal” y de mi primer guión cinematográfico “Tute Cabrero”, dirigida por Juan Carlos Jusid.
Por último: Argentores pierde a un socio que prestigiaba la entidad y con la que colaboró cada vez que recurrimos a su ayuda.
El mundo del teatro pierde a uno de esos hombres que dejan marca.
*Presidente de Argentores.