Imágenes del naufragio
por Mariane Pécora
El desmesurado aumento de las tarifas e insumos, combinado con la apertura indiscriminada de exportaciones y la baja del consumo popular, forman un cóctel explosivo. No sólo está en riesgo la continuidad de empresas, comercios y emprendimientos de autogestión. Peligra la condición de vida digna de los ciudadanos, y hasta la propia vida. Periódico VAS hizo un mapeo de algunos de los sectores afectados por el Tarifazo y su incidencia en el crecimiento de la pobreza en el ámbito de la ciudad de Buenos Aires.
Clubes de Barrio
Son los espacios donde se gestaron los clubes de trueque durante la crisis de 2001, son los albergues, los paradores, el lugar de encuentro. En la Ciudad hay registrados 190 clubes de barrio, pero son más. Este año, las tarifas de electricidad ascendieron en promedio de $3500 a $ 15.000, otro tanto aumentaron las de agua y gas.
El 2 de junio, la Defensoría del Pueblo porteña presentó un amparo contra el aumento de las tarifas de los servicios públicos a los clubes de barrio. Ese mismo día el vicejefe de Gobierno porteño propuso crear un fondo de reconversión energética para que los clubes instalen iluminación LED. El 7 de junio llevaron el reclamo a Plaza de Mayo. Entre el 13 y el 26 de junio, Mauricio Macri oficializó la devolución del 40% de la factura del servicio de electricidad, gas y agua para los clubes de barrio, retroactiva al 1 de abril. Carlos Font, miembro de la Unión Nacional de Clubes de Barrio (UNCB) señaló que sólo «el 10 o 15 por ciento de los clubes de barrio de todo el país pueden acceder a este beneficio. Porque el Gobierno creó un registro vía Internet que pide el CUIT de los clubes y la mayoría no lo tiene».
Los clubes bregan por la sanción de una ley a nivel nacional que les reconozca una tarifa única diferencial.
Caída del Consumo
Alberto Barba, del Movimiento en Defensa de los Derechos de los Consumidores y Usuarios de la Ciudad de Buenos Aires (MODECUBA), da cifras: “el consumo de productos básicos cayó en el primer semestre un cuarenta por ciento”. Entre los productos que más se dejaron de consumir están los lácteos. “Cuando ya no le podés comprar leche a tus hijos, estamos hablando de una situación gravísima. Te doy un ejemplo: en el barrio de Almagro hay escuelas donde los chicos van a comer, los lunes piden ración doble porque llegan muertos de hambre. Esta es una política nacional que, al igual que en el menemismo, apunta a bajar la inflación limitando el consumo. Y los tarifazos limitan aún más el poder de compra de la clase trabajadora”.
Costo de vida
En lo que va del año, la canasta básica de alimentos en la ciudad de Buenos Aires, acumuló una suba de 24,77%. Los datos surgen de la medición de un informe elaborado por la asociación Consumidores Libres, según el promedio de los comercios de la ciudad, la canasta básica de alimentos aumentó 1,58 por ciento en los primeros quince días de julio. Y, respecto al año anterior, el aumento fue del 0,06%.
Así, el acumulado de 2016 registró un aumento del 12,28% respecto del mismo período del año anterior.
En tanto, un informe publicado hoy por la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET), sostiene que el índice de inflación en junio un incremento de 2,7 por ciento mensual y de 46 por ciento interanual. La suba de 2,7 por ciento de junio es inferior al dato publicado por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), que calculó un avance del índice de Precios al Consumidor de 3,1 por ciento respecto a mayo.
De acuerdo al informe, el dato interanual contempló que el aumento del costo de vida se debió al avance de los precios de alimentos y bebidas (29.4%), vivienda y sus servicios (19%) y transporte y comunicaciones (17%), aportando 65.4% del total de la inflación entre junio de 2015 y mismo mes de 2016.
En tanto, se calculó una inflación mayor entre los trabajadores registrados de menores ingresos con respecto de los de mejor salarios: la diferencia en el impacto fue 52.6 y 52.6 por ciento interanual, respectivamente.
En cuanto a la caída del salario real, marcó 9,9% tomando como puntos de análisis los meses de noviembre de 2015 y junio de este año.
Empresas Recuperadas
Según el último informe del Centro de Documentación de “Empresas Recuperadas por sus Trabajadores” (ERT) de la Facultad de Filosofía Letras de la UBA, en la Ciudad de Buenos Aires existen 70 empresas recuperadas por sus trabajadores que significan 2257 puestos de trabajo. Macri tuvo como conducta sistemática el veto de leyes relacionadas con empresas recuperadas durante su mandato como Jefe de Gobierno de la CABA. Entre ellas, la prórroga de la Ley de expropiación definitiva (1529), votada en 2004 y aún casi sin efectivizar, que alcanzaba a trece ERT y que posteriormente fue ampliada a otras cuatro más. Esta conducta prosigue con Rodríguez Larreta, que el 4 de febrero vetó la ley de expropiación de los bienes muebles del restaurant La Robla (que ya había sido desalojado del inmueble). Es decir, vetó la expropiación de las sillas, las mesas, los instrumentos de trabajo y utensilios del restaurant, luego de que los trabajadores ya habían perdido el local y debían buscar otro para seguir trabajando. Los argumentos fueron formales: “ausencia de una audiencia pública” y negar la “utilidad pública”, porque beneficia a un grupo “privado” de personas, es decir, a los trabajadores, desconociendo así el carácter social del fenómeno.
En estos momentos, el tremendo aumento de las tarifas de los servicios básicos, atenta contra la supervivencia de las empresas recuperadas. En aquellas de mayor nivel de vulnerabilidad los montos de los aumentos hacen difícil sostener la actividad productiva, por incorporar costos no previstos que obligan a reducir el nivel de ingresos de los trabajadores y alteran e impiden planes de inversiones y mejoras.
Vivir en la calle
En lo que va del año, la población en situación de calle en la ciudad de Buenos Aires aumentó entre un 20 y un 40 % respecto del año pasado. «No nos gusta hablar de números porque una sola persona que vive en la calle ya es una injusticia. Pero para comprender la magnitud de lo que estamos viendo te digo: nosotros utilizábamos dos heladeras para alimentar a 80 ó 100 personas por noche. Hoy usamos tres, llegamos a dar 140 raciones y no bajamos de 120», señala Carlos Drago de la organización Amigos en el Camino.
Cada miércoles por la noche, Carlos recorre los barrios de Caballito, Paternal, Flores, Agronomía y Chacarita. «Comenzamos en Parque Centenario y terminamos en los alrededores del Cementerio. A veces llegamos sin comida a ‘Chaca’, pero vamos igual porque ya hay un vínculo con las personas, no sólo es de asistencia material sino que intentamos acompañar desde otro lugar». Por eso, Carlos -y todo el grupo- identifica que hay nuevas personas y que «no se trata de población que haya venido de otros barrios, son nuevas en la calle, uno se da cuenta por las costumbres, el vocabulario, la vestimenta, son personas que se quedaron sin laburo, les aumentó todo y no pudieron pagar más un alquiler o las desalojaron, y muchas son familias».
Un informe del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA, publicado en abril este año, indica que en el primer cuatrimestre de 2016 unas 315.000 personas cayeron en la indigencia en todo el país, y se sumaron 1.400.000 nuevos pobres.
Buenos Aires no es ajena a esta realidad. «El viernes conocimos a un matrimonio con una nena de seis años que iban a pasar su primer día en la calle. Los desalojaron porque no pagaron el alquiler por segundo mes. La mujer lloraba y me decía que se sentía una mala madre, ¡cómo si fuera culpa de ella!», dice Leandro Castro Vila, de la organización Caminantes de Buenos Aires, que trabaja en el barrio Congreso.
«En marzo observamos que había un incremento de un 30 por ciento en la cantidad de viandas que repartíamos. Hoy perdimos la cuenta, porque sumamos un recorrido nuevo, pero estamos elaborando más de 150 viandas, cuando en noviembre hacíamos 100 y nos sobraban. Otra cosa que vemos, que es nueva en los diez años que trabajamos en la calle, es que la gente llega con hambre porque no comió nada en todo el día. Antes pasaban por una panadería y algo les daban, pero ahora -nos cuentan- los comercios están produciendo menos y entonces no tienen sobrantes», dice Leandro.
En el mismo sentido, Pablo Gualtieri, de la organización «Ni una persona más en la calle», asegura que «hemos notado en el último tiempo que hay más gente en situación de calle». Desde hace cuatro años, este colectivo recorre tres veces por semana Parque Patricios, Once, San Cristóbal, y Constitución, haciendo unas diez o doce paradas por noche. «Hay otros grupos que trabajaban en otras zonas y también lo notan, tienen que hacer más raciones de comida porque hay más gente en todas las zonas», añade Pablo.
«En Congreso hemos visto varias familias nuevas. Un relevamiento hecho por la organización ‘Haciendo Lío’ en mayo, arrojó que solamente en la Plaza Congreso (en apenas dos manzanas) viven 250 personas», indicó por su parte Claudia Enrich, del colectivo Ciudad Sin Techo. En tanto, desde el Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat porteño informaron un aumento de un 50 por ciento en las llamadas a la línea 108 -número gratuito al que llaman personas en situación de calle o bien vecinos cuando ven a alguien en situación de vulnerabilidad-, «el año pasado se recibieron un promedio de 200 llamadas diarias y este año unas 300, siempre en el periodo comprendido entre junio y agosto», informan desde el Ministerio.
Números duros
Según el último censo realizado por la Ciudad de Buenos Aires en abril de este año, en las calles porteñas duermen cada noche aproximadamente unas 800 personas, estadística que se mantiene estable desde hace cinco años. Sin embargo, la ONG Médicos del Mundo asegura que las personas que «sobreviven» en las calles porteñas son más de 16.000, y las organizaciones de asistencia toman este número, en el que se incluye no sólo al que está literalmente en calle, sino a toda la población que reside en paradores, recibe subsidios habitacionales o se encuentre en riesgo de desalojo.