Jazz & Pop. Rescatar la magia
por Rafael Gómez
Bajaban muy cargados pero contentos por la escalera empinada. Traían amplificadores, guitarras, teclados, redoblantes, platillos, contrabajos… A veces venían solos, pero casi siempre de a dos, de a tres o de a cuatro, para compartir un vehículo donde traer las cosas, y para llegar al compromiso juntos. Venían de los barrios, a veces desde más lejos. Y ahora estaban en la escalera. Una vez abajo, saludaban al “Negro”, cruzaban entre las pocas mesas y “armaban”.
Es decir, disponían los instrumentos, afinaban, conectaban, ecualizaban, tendían cables, atriles con partituras, micrófonos… Armaban y amaban un escenario sobre una alfombra de 3 x 2. No había tarima, ayudantes, ni ceremonias. Los propios músicos montaban sobre un rectángulo la estructura de la magia. Alrededor, había una veintena de mesas dentro de otro rectángulo de 10 x 4. Al fondo dos baños, la cocina, una barra, las mesas en el medio, el escenario, más mesas, y después la escalera empinada hacia la vereda. Sótano de 50 metros en la calle Paraná 340, a media cuadra de avenida Corrientes, pleno Centro de la ciudad de Buenos Aires. Esto podría ser la geografía de JAZZ & POP, pero no el mundo.
El mundo de JAZZ & POP empezaba en la alfombra de 3 x 2. El plan era así. Todos los días del año, sin excepción, uno o varios músicos tocarían sobre esa alfombra. Ningún grupo tocaría dos días seguidos, y los viernes y sábados habría dos shows. De modo que en un mes podrían verse y escucharse treinta grupos distintos sobre la alfombra mágica. Ese fue el plan del “Negro”, Jorge González -músico, contrabajista, y fundador de JAZZ & POP-. El plan consistía en generar excelente música en vivo, dar un espacio a los intérpretes y creadores notables, darles retribución económica, difusión, estímulo, hacer escuela, lugar de encuentro, y crear una marca de muy buen jazz y de muy buena música popular. Era un plan ambicioso, de trabajo con mucha gente, era difícil de implementar comercialmente, y todavía más difícil hacerlo con escasos recursos económicos. Pero, contra viento y marea, “El Negro” logró su objetivo y lo sostuvo durante años. Aunque hubo ciertas interrupciones y cambios de escena.
El primer boliche JAZZ & POP fue inaugurado en 1978 en la calle Chacabuco 508, en el barrio de San Telmo. El último fue el de la calle Paraná 340 -era el doble de grande que el primero-, y funcionó hasta el 6 de diciembre de 2013.
Una vez “armado” el escenario de la magia, los músicos se retiraban. Hablaban con “El Negro” en la cocina, o con Mauricio Percán -encargado del boliche y clarinetista de “Los Swing Timers”-. Luego ocupaban una mesa cerca de la barra, o salían a dar una vuelta por Corrientes. Mientras tanto llegaba el público. La moza Eli -una morochita simpática y diligente- cobraba las entradas y atendía las mesas, si ella no estaba lo hacía Mauricio o “El Negro”. Había voces, ruido de copas, música de fondo. Llegaba más gente o no llegaba nadie más. Consulta de relojes. Mirada al rectángulo de los instrumentos. Expectativa. Y en algún momento “El Negro” apagaba la música de fondo, las luces de la sala, y encendía lámparas y reflectores sobre la alfombra de 3 x 2. Entonces vuelven los músicos. Toman los instrumentos e intentan la magia. Parte del truco, es que ellos cuentan los tiempos y compases mientras “dicen” las frases, las preguntas y las respuestas de una melodía, mientras arman una base rítmica, mientras hacen un contrapunto. Parte del truco, es que ellos distribuyen y saben exactamente el número de compases donde cada cual improvisa mientras el resto sostiene la base. Parte del truco, es que el tema ha sido ensayado y/o tocado con otros músicos. Parte del truco, es el virtuosismo, la velocidad, las horas en solitario haciendo escalas. Y parte del truco son los dolores, las alegrías, las pesadillas y los sueños que cada cual aporta al juego. Entonces, unido todo esto, a veces ocurre la magia. Es decir, un momento de síntesis, asombro y comunión entre músicos y público donde aparece lo inefable.
Jorge “Negro” González ponderaba la música en vivo como una experiencia única e irrepetible, “nunca escuchamos el mismo tema”, decía. Disfrutaba tocar, escuchar, sentir la magia. Y a esa experiencia, como músico y dueño de JAZZ & POP, le dedicó la vida. Había en medio de cada show un descanso. Volvía la luz de la sala y los músicos se mezclaban con el público, se hablaba de lo escuchado, de un solo o un arreglo, y de cualquier cosa. Se consumía en la barra, se salía a fumar en la vereda. Todo sin divismos, solemnidades, ni jerarquías. El show era una experiencia que se compartía democráticamente. También había músicos entre el público. Dino Saluzzi, Juan Falú, el flaco Spinetta… Podías hablar con ellos. Y hablando precisamente de jerarquías y divismos del público porteño, observaba y criticaba Dino Saluzzi -compositor y bandoneonísta salteño de gran prestigio en Europa-: la frase “Gardel cada día canta mejor” es de una crueldad tremenda… ¿Qué puede hacer un músico de tango, o cualquier músico, frente a una sentencia social como esa? Este cronista piensa en la lucha de Piazzolla para difundir su tango, piensa en las jerarquías conservadoras del público en los festivales de folclore, y le da la razón a Saluzzi, que tuvo que irse del país para difundir su música.
Y los que no podían irse podían refugiarse en JAZZ & POP, pienso. Se distribuía el 75% de la taquilla entre los músicos. No era fortuna pero ayudaba. A razón de treinta grupos mensuales, “El Negro” estaba dando trabajo a cien músicos por mes.
El mundo de JAZZ & POP era de músicos y melómanos. Nombraré solamente algunos por razones de espacio, a boca de jarro: Manuel Fraga (pianista); Javier Malosetti (bajo y contrabajo); Juan “Pollo” Raffo (compositor y pianista); “Barbie” Martínez (cantante); Victor Hugo Morales (periodista); Santiago Giacobbe (pianista); Gustavo Bergalli (trompetista); Oscar Chilkowski (economista y escritor); Oscar Giunta (baterista); Carlos Campos (guitarrista); Alfredo Remus (contrabajista); Gabriel Santecchia (saxo); “Chango” Farías Gómez (arreglador y compositor); Rubén “Mono” Insaurralde (flautista); Pablo Motta (contrabajo); Javier Martínez (baterista); Claudio Orellana (locutor); Tomás Fraga (guitarrista); Willy Quiroga (bajista y cantante); Abel Patrone (pianista); Quintino Cinalli (baterista); Ricardo Pellican (guitarrista); Jorge Navarro (pianista); Gabriel Luna (escritor); Ricardo Lew (guitarrista); Litto Nebbia (cantante y compositor); Álvaro Torres (pianista); Roberto “Fats” Fernández (trompetista); Marta Bellomo (cantante); Andrés Pellican (bajista); Pablo Zanatta (mago); Abel Rogantini (pianista); Alejandro Santos (flautista y compositor); Roberto “Junior” Césari (batería); Willy González (bajista); Marcelo Mayor (guitarrista)…
Este mundo bajaba por las noches la escalera de JAZZ & POP y se producía la magia. “El Negro” Jorge González era el demiurgo, ideólogo, empresario, administrador… Él elegía, hacía la programación musical, coordinaba con los músicos, proveía los insumos, pagaba el alquiler del local, arreglaba equipos de audio, la heladera, la cafetera, y trabajaba de mozo, animador, y de músico. Tras un aspecto bohemio, el plan estaba armado al detalle para sostener en alguna medida la buena música, a sus creadores e intérpretes. ¿Cuál es la buena música? La que produce conexión y magia. Difícil de explicar. Sin embargo “El Negro” explicaba; escuchando juntos un show, de pronto me decía: “¿Ves ese adorno que hace el pianista con la mano derecha?… Bueno, eso no tiene nada que hacer con el tema, no se desprende de la música, eso lo hace para llamar la atención del público, porque cree que a la gente va a gustarle y se va a fijar en él… Pero no tiene nada que ver con la música, ¿entendés?”. O decía: “En este momento, el bajo está sonando más fuerte que la voz del cantante”, y el asunto daba para pensar.
JAZZ & POP era lugar de encuentro donde se formaban grupos de jazz, de folclore, de fusión y tango. Y todos los domingos “El Negro” organizaba jam sessions, con entrada gratuita, que eran verdaderas escuelas, donde los nuevos músicos podían foguearse y aprender de los veteranos, tocando junto con ellos.
Este emprendimiento tan minuciosamente armado y con proyección de futuro, tuvo un final. El 7 de diciembre de 2013, Jorge “Negro” González falleció a los 79 años. Hasta hoy, marzo de 2014, el boliche de Paraná 340 permanece cerrado con un cartel de alquiler y otro de venta.
¿Podrá rescatarse la magia, el emprendimiento y los sueños del demiurgo?
El 23 de febrero de 2014, cuando “El Negro” habría cumplido 80 años, hubo una conmovida celebración, abierta por Gustavo Bergalli, seguida por Los Swing Timers, y seguida por una gigantesca jam session -que era la forma usada por “El Negro” para recordar y homenajear en su boliche a los grandes músicos que partían, celebrando sus cumpleaños- en la sala del Sindicato de Músicos Argentinos. Allí volvió el mundo de JAZZ & POP y una esperanza de reapertura.
Hay un proyecto de Carlos González y Alberto González -hermano e hijo del “Negro”, respectivamente- y de un grupo de músicos amigos, para crear una fundación o una asociación sin fines de lucro y reabrir JAZZ & POP, según el ideario y las prácticas de Jorge “Negro” González.
Hay una invitación tácita a músicos y vecinos para participar en este proyecto. Y la convicción de que JAZZ & POP debería considerarse un punto de cultura, parte del patrimonio cultural de la Ciudad.
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JAZZ & POP estuve desde el primer día (su inauguración) Fue mi lugar de aprendizaje y desarrollo. Juventud y Madurez. Para mi allí comenzó todo: conocí el Jazz lo probé y nunca más pude separarme
Coincido con que debería considerarse un lugar de cultura, parte del patrimonio cultural de la Ciudad.
Desde siempre estuve con el Negro cuando tocaba en el Litto Nebbia trio lo conoci hace 40 años y hasta el dia de hoy somos amigos trabaje con el para reabrir Jazz y Pop y siempre estuvimos juntos en las buenas y en las malas ,un ser humano increible.
Me da mucha pena que se cerro el boliche a nadie le importo todo el esfuerzo que el hizo.
Negro querido siempre vas a estar en mi corazon vos me enseñaste a caminar la vida y a entender la musica,te doy gracias por dejarme caminar a tu lado.Negro por siempre.Pollo.
Llegué a Bs.As, justo para el comienzo del mundial del año 78, solo y con mi guitarra a cuestas, trayendo una mochila de sueños, desde mi querida Sta.Fe, me busqué una pensión x el once, mientras decidia que hacer en esta enorme ciudad que casi no conocía.
Me enteré de la inauguración del JAZZ&POP, de la calle Chacabuco, y a la tercera noche fui, pagué mi entrada a precio universitario y entre a un mundo mágico, para mi imposible de describir en esos momentos, pues allí dentro estaban todos mis dioses de la juventud y no lo podía creer. Luego de terminar la primer entrada, fui a saludar al Negro, charlamos me pregunto de donde era, que hacia etc., me preguntó… necesitas trabajo? siii le dije,¿por qué? ya tenes uno metete detrás de la barra y arrancas hoy… Mi sorpresa fue tan grande que creí morir de alegría. Luego de eso y de todas las infinitas experiencias que vivi con la música y la amistad con todos los grandes músicos que tengo hoy, fue todo gracias al querido Negro Gonzalez, el me abrió las puertas y me dió no solo trabajo, sino la posibilidad de crecer como músico, y hoy como Ingeniero de sonido y Productor discográfico. Todo absolutamente todo lo que soy, se lo debo al Negro, jamás se cortó nuestra amistad desde entonces, lo acompañe en el Fonógrafo y en este nuevo Jazz&Pop, de la calle Paraná. Su partida fue devastadora, y cada día que pasa, no dejo de agradecerle todo lo que me enseño y lo que aprendí a su lado. ¿Anécdotas? uffff, miles, fueron 36 años de una intensa amistad.
Gracias eternas Negro querido, por todo lo que me regalastes, me brindastes y me enseñastes.
Para mi y en lo personal debo decir que el Negro fue una excelente persona, con su trato, con su amabilidad, su sinceridad, su amor como anfitrión y además, como músico!!! ni hablar. Desde su re-inauguración de Jazz&pop en la calle Parana, lo he ayudado en muchas oportunidades, desde su desafío que tenia para armar y vestir ese boliche, hasta cuando le llevaba unas cuantas fotos de músicos en el lugar para que él las eligiera y decidiera colgarlas… a veces; con ese ojo tan fino para quedarse con los mejores retratos de los músicos…Claro que si, el boliche fue eso, el constante abrigo que significo para todos los músicos formados y por formarse, amigos, conocidos que iban por primera vez al lugar, ese lugar donde se escuchaba muy buena música, y a veces con trios que tranquilamente se podrían comparan con algún trio en el BlueNote…
Festejos, y cumpleaños ahí mismo, y tantas cosas y de pronto, esa noticia que uno nunca quizo escuchar o leer, en Negro nos dejo y el boliche se fue con él, sí, todo se apagó, ese teléfono que sonaba constantemente en medio de los ensayos, ya dejó de sonar, esa invasión de gente en el lugar que no se podía ni caminar se terminó, esa escalera donde a veces la gente bajaba unos escalones atraído por la buena música miraba y entonces decidía quedarse aunque sea sin reserva, se terminó, esas invitaciones que la gente hacia a sus amigos para que se acerquen al boliche a media cuadra de la Avda. Corrientes, también se terminó…esos minutos que había entre show a las doce de la noche y que la gente salía a la calle para fumarse un cigarrillo y comentar lo que vio, también se terminó, esa pantalla gigante donde el Negro pasaba sus videos y él mismo hablaba de los músicos, también se acabó, si así se fue muriendo el lugar y mas triste aún cuando uno ve ese candado inmóvil en la puerta y ese cartel que dice se alquila.
Pero no todo es triste y hay que sonreír como el Negro lo hacia, y pienso que él desde su paz ahí arriba, seguro que en algún momento nos va a devolver su boliche para que tal vez nosotros continuemos con ese espíritu de Jazz&pop al re abrirlo y; colguemos entre todos un cuadro de él con todas las firmas de los que lo siguen queriendo y extrañando… por siempre Jazz&pop.
el NEGRO GONZALEZ (con mayùsculas)un luchador incansable, un colega como uno quisiera que fueran todos, un tipo de puta madre. Lo vamos a extrañar mucho…. si mucho…….
Ojalà que se reabra Jazz & Pop me sumo a aportar mi grano de arena.
Gracias por esta iniciativa
Yo canté y toqué con el Negro durante algunos años…estuve el día de la inauguración del Jazz&Pop de la calle Chacabuco, donde se reunían músicos argentinos y extranjeros. Él lo creo con el objetivo de que los músicos tuvieran un lugar para tocar. Un lugar único,mágico. El Negro, en el break, ponía una película de Chaplin,se ponía detràs de la barra y no paraba de reír. Lo extraño, lo quiero y me considero un viudo del boliche. Sé que el lugar seguirá existiendo donde sea. Extraño su llamado para darme una fecha para tocar. Hay personas que nunca mueren. Siempre están
Tengo 23 años, y vivo en Bs. As. desde los 20, desde que llegue nunca pude dejar de ir a . Gracias Negro González por semejante aporte a la música, sentarme ahi en esos 15cm de mesa, cerrar los ojos y abrirlos y estar dentro de un sueño fue una experiencia unica para mí! Eso no se deberia perder!
Jazz & Pop, es cultura! y la cultura no se negocia!
Deseo fervorozamente que se continúe este gran proyecto de amor, que es un club de música!
Gracias por tanto querido Jazz & Pop!
javi, de jujuy
fui amigo del querido Negro .nos hicimos amigos en oportunidad de la visita de Eddie Gomez a buenos Aires .estuve siguiendo de cerca el proceso de formaciòn del local de Paraná 340.El Negro venía a mi consultorio (fui su odontologo) y hablabamos mucho y luego mucho más cuando se abrió el local,también con Mauricio,charlabamos mucho. Me gustaría participar en la reapertura del querido Jazz & Pop.del modo que fuere necesario. envío mi mail al efecto.
Me leí todo, me hubiera encantado vivir esa época ,por un comentario de Machi Rufino me puse a investigar este hermoso lugar, ojalá se pueda reabrir en un futuro cercano..
Un grande el negro Gonzalez!! tuve el gusto de poder verlo en Jazzologia. Unico e irrepetible. Años y años aportando al jazz en Argentina. Maestro ! (con todas las letras)