La Asamblea del año XIII y los derechos sociales
por Marta Gordillo
Declarar la independencia y dictar una constitución fueron los dos objetivos centrales de la Asamblea General Constituyente que comenzó sus sesiones en Buenos Aires el 31 de enero de 1813 y, aunque aquella meta no fue cumplida, avanzó en la aprobación de lo que hoy se denominan derechos sociales, entre los que se destacan la libertad de vientres y el fin de la inquisición y las torturas.
Ese día, los diputados juraron sobre los Santos Evangelios pero lo novedoso fue que excluyeron de su juramento rendir fidelidad al rey de España, Fernando VII, en un claro gesto de ruptura con el poder colonialista.
Hacía tres años que se había iniciado la lucha independentista en el Río de la Plata y la región tenía un gobierno formado por criollos tras haber expulsado a los españoles.
Sin embargo, los sectores que dirigían el proceso no terminaban de declarar la independencia ni de dejar sentado definitivamente su ruptura con el rey.
Pero la Asamblea, convocada bajo la influencia independentista sanmartiniana tras un cambio de gobierno, «representa en parte el triunfo de la línea esbozada por Moreno, pues en la fórmula de su juramento queda excluida la fidelidad a Fernando VII», señala la historiadora Noemí Goldman en «Revolución, República, Confederación».
El otro factor que marca la tendencia inicial de la Asamblea es que declara la «independencia de toda autoridad eclesiástica existente fuera del territorio, ya fuese de nombramiento o de presentación real».
Asimismo, suprimió de los documentos públicos toda invocación al rey de España, y aprobó el sello que constituyó más tarde el escudo nacional.
En esta misma línea, se torna continuadora de la gesta del 25 de Mayo al declarar ese día fiesta cívica, y encargar la composición de una canción patria, que será el Himno Nacional, que «deberá ser la que se cante en todos los actos públicos», dice un decreto de la Asamblea del 12 de mayo de 1813.
Pero la Asamblea va a estar atravesada por enfrentamientos políticos y el rechazo a las instrucciones emancipatorias y federalistas de los diputados artiguistas.
En ese marco, perderá al cabo de un año su centralidad, que había sido marcada a comienzos de 1813 con su carácter soberano y sus objetivos de avanzar con la libertad, y tendrá una política retardataria frente a las urgencias que demandan los vaivenes en la lucha contra los españoles.
No obstante en ese comienzo tomará algunas medidas que marcan un hito en la historia de la región.
En este sentido, Goldam precisa que la Asamblea dispone «la libertad de vientres, la extinción del tributo, la mita, el yanaconazgo y el servicio personal, la supresión de los títulos y signos de nobleza y la eliminación de los mayorazgos», entre otras medidas de índole social, como la supresión del tribunal de la inquisición.
Con respecto a la libertad de vientres, la Asamblea decretó que todo hijo de esclavo nacido a partir del 31 de enero de 1813 es considerado libre, y es ésta una de las medidas más importantes que tomó la Asamblea, más allá de que no significó el fin de la esclavitud, ya que esta disposición no alcanzaba a los esclavos que ya existían en la región.
Cuatro días después se amplía el decreto, estableciendo «la libertad de todo esclavo introducido desde el exterior `por el solo hecho de pisar el territorio` de estas Provincias», destaca un artículo del Diario de la Historia Argentina, de Jorge Perrone.
Pero un año más tarde, cuando la Asamblea había perdido ese espíritu inicial, se deroga la ley sobre la introducción de esclavos en la región: «En virtud de la ley que declaraba libres a los esclavos que pisaran el territorio de las Provincias Unidas, Brasil protestó ante nuestro gobierno debido a que los esclavos del sur escapaban a este país en busca de su libertad», dice Perrone en otro apartado.
«El ejecutivo -continúa- suspendió el decreto citando a la Asamblea para el 21 de enero (de 1814). Esta se reunió en la fecha y derogó la ley».
Otra de las medidas tomadas por la Asamblea que sufrió cambios más tarde fue la norma votada en marzo de 1813 por la que se derogó la libertad de comercio y se fijó que toda mercadería extranjera o buques que la transportan deberán ser consignados a comerciantes del país.
Pero siete meses después «se suspende una ley proteccionista», anuncia un titular del diario de Perrone, al hacer referencia a que «como la medida perjudicaba a los mercaderes ingleses, estos presionaron a los diputados quienes, a falta de mejores ideas, dejaron en suspenso la medida».
El fin de la operatividad de la Asamblea quedó prácticamente sellado con la medida votada también en enero de 1814 sobre la «concentración del poder en una sola persona», como proponía el proyecto de formación del Directorio, tras lo cual se nombró a Gervasio Posadas como Director Supremo.