La herida (abierta) de Belén
La culpabilidad es la mejor arma de tortura contra nosotras desde que estamos niñas, porque vivimos entre ‘noes’ y cuando nos rebelamos y decidimos que sí queremos algo y que podemos lograrlo, nos encontramos con que ya nos han roto y nos han barrido del alma muchísimos papelitos de colores, haciéndonos creer que ninguno es para nosotras. (Elena Poniatowska)
Por Ximena Schinca
@ximenaschinca
“Estoy esperando mi absolución. Esto marcó mucho mi vida. No puedo conseguir trabajo. Estoy desorientada. No sé qué hacer. Me siento tan mal de ver que pasa el tiempo y yo sigo igual. Necesito que salga mi absolución y se demuestre mi inocencia”, afirma Belén (27), la joven tucumana que recuperó su libertad en el mes de agosto pasado cuando la Corte Suprema provincial dio lugar al pedido de cese de la prisión preventiva. En una semana, cuando finalice la feria judicial, Belén –que estuvo presa más de 900 días en la Unidad Penitenciaria Nº 4 de Tucumán– espera que el tribunal provincial se expida sobre su inocencia. La joven, que cambió su nombre para preservar su identidad, fue condenada a 8 años de prisión, tras sufrir un aborto espontáneo en un hospital público y ser acusada de homicidio agravado por el vínculo y alevosía, en un controvertido juicio sin pruebas y con irregularidades alarmantes en el proceder del servicio de salud, la Policía provincial y el Poder Judicial.
En diciembre, la misma Corte debía expedirse sobre el fondo de la causa y pronunciarse a propósito de la apelación por la anulación de la condena que presentó la abogada defensora Soledad Deza, de Católicas por el Derecho a Decidir. No sucedió: para Belén, los tiempos de la justicia fueron rápidos para encarcelarla y muy lentos para revertir una sentencia cuestionada hasta por el ministro fiscal provincial Edmundo Jiménez.
Hoy, para Belén, las rejas de la prisión son invisibles, pero siguen confinando su libertad. “En parte, estoy contenta de estar con mi familia; y por otro lado, estoy muy mal porque no puedo conseguir trabajo, porque en todos lados me piden papeles de buena conducta. Tengo que esperar que mis papás me den algo de lo poco que tienen. Es injusto que yo esté pasando todo esto, que esté mendigando trabajo, mientras los médicos y los jueces reciben su sueldo sin demora”, señala Belén y subraya que si no fuera por su actual abogada, ella seguiría en prisión.
“Revertir esa condena es muy importante. Lograr su libertad era lo urgente. Conseguir que el poder judicial reconozca su inocencia es aun más importante. La libertad de Belén es la libertad de todas las mujeres porque, luego de sufrir un aborto espontáneo, ella termina condenada por un homicidio”, explica Deza en diálogo con Periódico VAS.
Desde distintas organizaciones del movimiento de mujeres, sostienen que el caso de Belén dejó al descubierto un sistema judicial abiertamente patriarcal y clasista. “Que la Corte provincial demore la resolución profundiza las violencias que Belén sufrió estos últimos tres años”, señaló Luciana Gramaglio, abogada integrante de la Fundación Mujeres por Mujeres.
El próximo 21 de marzo se cumplirán tres años desde que Belén quedó detenida y privada de su libertad. Ese día la joven llegaba, junto a su madre, al Hospital Avellaneda por un dolor de panza, y no regresaría hasta agosto de 2016. Según consta en su historia clínica, uno de los ginecólogos que la atendió al llegar le advirtió que estaba teniendo un aborto de 22 semanas. Desde el primer momento, Belén sostuvo, insistió, repitió, que no sabía que estaba embarazada. Así se lo dijo a los médicos, y luego se lo repitió a los jueces y fiscales de la causa.
Principio de inocencia
“Ojalá la próxima vez que hablemos sea afuera, yo haya recuperado mi libertad y todos sepan que soy inocente, que no hice nada de eso que dicen que hice”, me dijo Belén en una entrevista exclusiva, cuando todavía estaba en el penal para fines de julio de 2016. Entonces, hacía pocos meses que Deza la había rebautizado para resguardo de su intimidad. Para protegerla, Deza no solo le dio un nombre. La abogada de Católicas por el Derecho a Decidir fue la primera en mostrarle su expediente, explicarle que los profesionales del hospital tenían la obligación de cuidarla, y mostrarle las contradicciones de las pruebas documentales que se recolectaron en la etapa de investigación, entre ellas, la perdida del supuesto feto atribuido a Belén.
“Lo primero que vi fue la historia clínica con el diagnóstico ‘aborto espontáneo incompleto sin complicaciones’. (…) Luego comprobaría que esa ‘radiografía’ estaba incompleta y no tenía por ejemplo, las hojas que acreditaban que el feto se había perdido en la morgue del Hospital, que el Forense de Tribunales decía no haber podido cumplir con la extracción que le pedía la Fiscalía para hacer el examen de ADN”, cuenta Deza en su libro Libertad para Belén, publicado por editorial Cienflores para fines de 2016.
Libre, Belén lleva todavía el peso de una justicia que la condenó sin pruebas. “Belén estuvo dos años presa injustamente, pero los efectos de la acusación y su encarcelamiento continúan en libertad. La condena social en su pueblo, la imposibilidad de trabajar, son sólo algunas de las secuelas de la situación procesal que aun perturba la vida cotidiana de la joven”, señala Alejandra del Castillo, miembro del Plenario de Trabajadoras e integrante de la Mesa Libertad Para Belén.
Las esposas de la culpa
Desde las agrupaciones que conforman la Mesa Libertad para Belén, el movimiento de mujeres y distintos organismos de DD.HH. esperan que la Corte provincial dictamine en favor de la absolución de Belén.
“La Corte tucumana, con su decisión, puede sentar las bases para que no existan otros casos como el de Belén y dar un mensaje claro a los funcionarios encargados de diseñar políticas públicas”, señalaron en un comunicado conjunto la APDH, la Asociación de Abogados de Buenos Aires, Asociación Pensamiento Penal, AI, CELS, el Comité de América Latina y el Caribe para la Defensa de los Derechos de las Mujeres (Cladem Argentina), el Equipo Latinoamericano de Justicia y Género (ELA) Innocence Project Argentina, Diputados del Partido Obrero – Bloque Frente de Izquierda y APEL.
Durante el mes de noviembre, previo a cumplirse el plazo de la Corte Suprema, en Tucumán hubo una campaña de afiches que interpelaban al tribunal revelando la verdadera identidad de Belén. “Desde la auto-proclamada comisión de ‘Defensa de la vida’ del Colegio de Abogados, se inició una campaña pidiendo a los jueces que mantengan la condena y revelando el nombre. Se dice –y es difícil de contradecir– que la campaña buscó presionar a los jueces”, subraya del Castillo.
Lo cierto es que, en perjuicio de Belén, la Corte no se pronunció en los plazos que tenía, y la joven sigue cargando con el grillete de la culpa. “Belén necesita que se reconozca su inocencia; y si se decide confirmar la condena, Belén necesita que se abra la otra instancia que es la de la Corte Suprema de la Nación”, afirma Deza, aunque no cree que la causa llegue a esa instancia.
Belén como bandera
No hay dudas de que el Movimiento de Mujeres fue un actor fundamental para lograr la libertad de Belén. Tampoco de que el trabajo de Deza, desde Católicas por el Derecho a Decidir, y la participación de la Campaña por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, fueron sustanciales para que la caso se transformara en bandera de un derecho que las organizaciones feministas reclaman hace tiempo.
“La causa de Belén intentó ser aleccionadora para todas las mujeres. Por eso, nosotras lo tomamos como bandera y no vamos a parar hasta su absolución”, señaló Celeste Mac Dougall, activista por el derecho al aborto en la Argentina.
Es que la causa de Belén logró que una antigua demanda feminista lograra traspasar la lógica patriarcal de los partidos políticos y unir a mujeres de espacios enfrentados en otras demandas. “Hubo una defensa de los derechos que fue coherente e inteligente, y supo llegar hasta organismos de derechos humanos internacionales; una visión política muy audaz de la defensa que logró dar vuelta una causa de discriminación hacia las mujeres”, aseguró Marta Rosenberg, fundadora de la Campaña por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito.
El caso Belén incluyó a los tres poderes: al Legislativo porque existe un vacío legal en cuanto a la adhesión a la Ley 25.673 de Salud Sexual y Reproductivo; al Ejecutivo por su falta de políticas sanitarias; y al poder Judicial que, al analizar las consecuencias de esta falta de políticas, cae con toda su fuerza contra las mujeres. “Estoy muy agradecida con mucha gente que me ayudó y que marchó para que todos sepan que soy inocente. Y a todas las chicas del movimiento de mujeres, que me ayudaron para que recupere mi libertad”, cuenta Belén y agrega que no estará totalmente tranquila hasta su absolución.