Centro Cultural La Paz Arriba
En la esquina de Corrientes y Montevideo se emplaza el tradicional Bar La Paz, una impronta en la historia cultural de la Ciudad que abrió sus puertas en la década del cincuenta y reclutó a la intelectualidad noctámbula que trasnochaba recorriendo librerías. En los sesenta y hasta mediados de los setenta fue cenáculo de la vanguardia militante, espacio de debate, punto de encuentro. Diezmado por la dictadura militar, resurgió tímidamente durante la corta primavera de los ochenta. A partir de los noventa mutó en postal posmodernista de la típica noche porteña. El nuevo siglo le arrancó la espesa nube de humo de cigarrillos que caracterizaba su ambiente, instaló un kiosco en su fachada y un apartado para fumadores -refugio de una bohemia nostálgica que aún frecuenta sus mesas-.
En el primer piso de ese edificio estaban los billares La Paz, reducto que durante los años de plomo urdió historias de resistencia. Desde 2016 funciona en ese lugar el Centro Cultural La Paz Arriba, espacio gestionado por una cooperativa de trabajo con una propuesta alternativa a la tradicional agenda cultural porteña.
«El Bar La Paz convocó siempre a distintas personalidades del arte, de la literatura y de la bohemia porteña, que se sumaban para tomar un café o un vermut… y arriba, en el primer piso, siempre estuvieron los billares La Paz. Lugar que durante la Dictadura militar fue un espacio de resistencia y más tarde derivó en espacio de juego exclusivo para hombres, donde ni siquiera había baños para mujeres… A principios de 2016 se cierran los billares de La Paz y Sebastián -uno de los fundadores de la cooperativa-, que desde su adolescencia jugaba en billares La Paz, le propone a un grupo de viejos billaristas reflotarlo. En ese proceso se fueron sumando mujeres al emprendimiento y decidimos aprovechar ese espacio para hacer un centro cultural y recatar la historia de La Paz Arriba, un poco inspiradas en eso de novedoso que tiene la cultura alternativa de la Ciudad y en especial la avenida Corrientes», explica Renata Codas, socia fundadora de La Paz Arriba.
La puesta en marcha de La Paz Arriba recupera un salón emblemático para la Ciudad e instala un centro cultural con propuestas alternativas y disruptivas para la tradicional agenda cultural porteña. «Llega el tango, pero no cualquier tango, el tango moderno, el tango queer, el tango que reflexiona sobre prácticas machistas, con milongas como Amapola, Despelote, Tortazo… y el apoyo incondicional de figuras claves del género, como la profesora Soledad Nani», dice Renata. Así, La Paz Arriba se fue nutriendo de propuestas culturales hermanadas con los derechos sociales, la diversidad y el feminismo hasta convertirse en un punto de encuentro de personalidades del arte y de las letras, como también en un semillero de ideas y propuestas para el debate sobre la cultura que se quiere en la Ciudad.
«Lo primero que hicimos en La Paz Arriba fue el baño para mujeres. Esto marcó una especie de ruptura con la esencia de este lugar que se caracterizó por ser exclusivo de hombres. Luego, a partir del fuerte protagonismo de la diversidad en todas sus expresiones artísticas, culturales y políticas, se generó un interesante debate acerca de los significantes binarios y no binarios de todo este espacio, incluso los baños», cuenta risueña Renata.
Sobre las mesas de billar -inutilizadas, dado que no lograron la habilitación como sala de juego-, se exhiben libros, publicaciones y objetos de arte. El el salón, inmenso, con una enorme vidriera sobre la esquina de Corrientes y Montevideo, se celebran ferias de libros, de videos, tertulias literarias, espectáculos musicales, clases de baile, y grandes debates… Estas actividades fueron y serán (post pandemia) prácticamente gratuitas. Los trabajadores y las trabajadoras de la cooperativa que gestiona La Paz Arriba administran el bar, para sostener el espacio cultural y reunir los ingresos de sus 20 asociados.
«Cuando formamos la cooperativa se vivía un periodo muy complejo en el país, así y todo logramos generar trabajo para 20 personas», explica Renata.
Por estos días, en el actual escenario provocado por la pandemia, La Paz Arriba no puede desarrollar sus actividades culturales, los trabajadores de la cooperativa se sostienen a través de la venta de los platos que producen y entregan por delivery.
«Anhelamos poder seguir adelante con este proyecto en un futuro, que esperamos, no sea tan lejano», dice Renata y relata que La Paz Arriba integra el Movimiento de Espacios Culturales y Artísticos (MECA) que brega por la sanción de una ley de Emergencia Cultural en la Ciudad que prevé la reasignación del presupuesto 2020, la creación de una tarifa social para los espacios dedicados a la cultura, y la renegociación clara y accesible de los alquileres y protocolos para la pospandemia.
Mientras tanto, podemos colaborar con esta iniciativa pidiendo vía delivery: platos, picadas, sándwiches y bebidas al 2128 1818, encargando productos agroecológicos a @lapazarriba o participando de FED20 – 9ª Feria de Editores modalidad digital.