La Pildora Mágica. Salud y mercado
por Celeste Choclin
Automedicación: un tema preocupante en Argentina.
Seguramente conocemos a alguien que, en medio de su duelo o luego de una simple pelea sentimental, se pasó muchos días consumiendo algún antidepresivo cuya receta le consiguió un amigo que ya pasó por esa situación. O conocemos a alguien con stress en el trabajo que, sintiéndose acelerado y sin poder conciliar el sueño, comenzó a consumir algún ansiolítico para sedarse un poco.
Mónica Müller, médica homeópata, analiza en su libro Sana sana cómo se genera la medicina para sanos, la mercantilización de la salud y los efectos colaterales poco claros de los medicamentos de venta libre. Y afirma que las aspirinas alteran la coagulación sanguínea o los antigripales pueden desencadenar gastritis, pero la publicidad se escuda bajo la frase “consulte a su médico” para ocultar estas cuestiones.
Resulta alarmante el consumo de pastillas en nuestro país, así como también una práctica que pone en riesgo la vida: la automedicación.
Un informe elaborado por el Sindicato Argentino de Farmacéuticos y Bioquímicos (SAFYB) indica que 8 de cada 10 argentinos consultados se automedican y que el 50% de la población toma los medicamentos de forma incorrecta, lo que genera más de 75 muertes por día. Las aspirinas, el paracetamol, el ibuprofeno, el clonazepam y el viagra son los fármacos que los argentinos utilizan de manera más descontrolada. Se calcula que durante 2012 las internaciones por este motivo fueron 162.000.
Otro informe, elaborado por el Observatorio Argentino de Drogas (OAD) dependiente del SEDRONAR, indica que en 2010 el 18% de la población nacional comprendida entre 12 y 65 años consumió algún tipo de tranquilizante o ansiolítico y el 1,8% estimulantes o antidepresivos. Según indica el informe, su uso está muchas veces banalizado y naturalizado: “En los imaginarios, las benzodiazepinas (medicamentos depresores del sistema nervioso central, tales como los ansiolíticos), al ser drogas de uso más extendido y naturalizado, aparecen como drogas ´todo terreno´ y se habla de ellas como de ´la aspirina´, lo que demuestra el grado de naturalidad en el consumo.“ El informe señala que el consumo de antidepresivos “se concentra en los grupos focales de clase media alta, pero siempre secundando a las benzodiazepinas. Los imaginarios de esta droga están asociados a la idea de rendimiento y de proactividad”. Por su parte, resulta llamativa la incorporación de la franja de jóvenes o adultos jóvenes en su consumo.
La venta de ansiolíticos creció un 5% en 2013. En cuanto a las marcas, el Alplax lidera el ranking de remedios con receta archivada más vendidos en el país entre enero y septiembre de 2013, con 4,3 millones de cajas. Luego, le siguen el Clonagin (2,9 millones), Rivotril (2,4 millones, un 28,8% más respecto del año anterior), Tranquinal (1,3 millones) y Neuryl (1,1 millones).
En 2012, la intoxicación por ingesta de medicamentos fue la segunda causa de atención en la guardia de la división de Toxicología del Hospital Fernández. 3105 pacientes, de los cuales 271 fueron por consumo de medicamentos. Dice el especialista en toxicología Carlos Damín, jefe del área en el hospital Fernández, «llama mucho la atención el alto consumo de clonazepam (Clonagin y Rivotril) en nuestro país, que, calculado por número de habitantes, es uno de los más altos del mundo, aunque se trata de una medicación con indicaciones muy precisas. La cantidad de cajas que se venden es absolutamente excesiva. Esto se ve reflejado en las estadísticas de nuestro servicio, estos medicamentos son la segunda causa de intoxicación en las guardias».
Al descontrol en el consumo de ansiolíticos, tales como Diocam, Somit y Lexotanil, se suma el uso y abuso de la «droga del amor». El viagra, utilizado en principio para la disfunción sexual masculina, se está empleando como estimulante sexual. Una de sus marcas, Magnus, se ubica en el sexto lugar del ranking de medicamentos, con 1,1 millones de cajas vendidas, y luego Vimax, con 820.000. Drogas polémicas, no sólo por sus efectos colaterales sino porque se venden sin control y se consiguen en quioscos y bares nocturnos. Y la Administración de Drogas y Alimentos de los Estados Unidos (FDA) aprobó el 18 de agosto de 2015 el viagra rosa. Mike Wyllie, líder de la investigación de este fármaco, indicó que “será una pastilla para todas las mujeres, desde las que tienen una disfunción sexual, que está acabando con sus relaciones, a las que quieren simplemente darle un toque más picante a sus conquistas en la cama”. La pastilla rosa viene con una yapa: quita el apetito, por lo que ya se publicita como una “aliada del peso y la línea femenina”. De esta manera, las mujeres podrán garantizar su apetencia sexual más allá de todo contexto, condicionamiento, circunstancia, deseo, y además adelgazar. Una suerte de racionalización y mercantilización del placer, que una vez más deja al cuerpo en el lugar de la eterna pasividad.
La salud como derecho
Hoy, que las corporaciones están cada vez más concentradas, que la salud refleja las desigualdades sociales entre quienes asisten al sector público y quienes se atienden con la medicina prepaga, que se inventan y medicalizan estados de ánimo, que se cosifican placeres, se hace necesario salir de la lógica de mercado para plantear políticas públicas que reafirmen la idea de la salud como un derecho esencial.
Un tema de debate es el de las patentes y uso de los genéricos. El caso de Brasil en su programa contra el VIH/SIDA es un ejemplo de ello. En los años 90, Brasil era el cuarto país a nivel mundial en casos de esta enfermedad y decidió producir y distribuir los retrovirales a la población afectada. Logró disminuir en un 38% la incidencia de muertes y el costo de los tratamientos anuales por paciente pasaron de $10000 a $600 dólares con el uso de los genéricos. Desde luego que Brasil fue acusado de violar las normas de la OMC (Organización Mundial de Comercio), se vio sometido a presiones de las farmacéuticas y del gobierno norteamericano.
En Argentina el tema de los genéricos todavía está en disputa y los precios de los medicamentos son considerablemente elevados. Sin embargo, existen en nuestro país laboratorios públicos equipados y con profesionales capacitados para realizar muchos medicamentos a un precio sensiblemente menor que los que propone la gran industria. María Zorrilla Zubilete, investigadora y docente de la cátedra de farmacología de la Facultad de Medicina de la UBA, nos comenta que hay una decisión clara de fomentar la producción pública de medicamentos (PPM), aunque todavía falta bastante por hacer: “El Laboratorio Industrial Farmacéutico S.E. (LIF) de la ciudad de Santa Fe y el Laboratorio de Especialidades Medicinales (LEM) de Rosario, dos laboratorios de Producción Pública de Medicamentos (PPM) van a producir misoprostol(1) una droga que garantiza los abortos no punibles con el método menos riesgoso e invasivo y, además, es utilizada para la inducción del parto y otro tipo de usos obstétricos, y con cuyo precio especula el único laboratorio que la produce.
Por otra parte, en diciembre pasado se votó la Ley de Laboratorios Públicos, lo que resulta un gran paso, ya que de hacerse efectiva posibilitará el desarrollo de la Agencia Nacional de Laboratorios Públicos (ANLAP) que nucleará a los 39 laboratorios públicos con los que cuenta el país. Una medida que en palabras de la diputada Carolina Gaillard, que la ha impulsado, contribuye a entender que “la salud es un derecho humano fundamental y el medicamento un bien social, ahí radica la necesidad del papel rector que debe cumplir el Estado en la Producción Pública de Medicamentos, ya que lo que está en juego es la vida y la salud de los argentinos. El abastecimiento de productos medicinales no puede quedar librado sólo a las fuerzas del mercado”.
Experiencias integrales
¿A dónde vamos? Hay mandatos de felicidad obligatoria, una necesidad de “estar sanos” a cualquier precio, se considera la salud como mercancía y una industria promueve fármacos para vivir sin dolencias momentáneas. Por este camino nos pareceremos cada vez más a los personajes de Un mundo feliz de Aldous Huxley, cuyo estado de armonía estaba garantizado por la manipulación de los poderes.
Nadie niega el desarrollo de la medicina hegemónica para el tratamiento de distintas dolencias, sólo que el acceso a los medicamentos debería estar garantizado y no monopolizado. Sin embargo -como ya vimos- la industria pone su mayor presupuesto para el desarrollo de fármacos que no son vitales y muchas veces innecesarios. Por lo tanto, no sólo se trata de garantizar el acceso, sino de plantear la necesidad o no de determinado fármaco y contemplar alternativas.
Sería interesante que ante enfermedades leves como una gripe o un simple resfriado nos preguntemos qué hacer, antes de qué tomar. Poder darle tiempo al cuerpo para recuperarse en vez de tomar un fármaco y creer que estamos bien y asistir rápido al trabajo (cuando en verdad lo que hacemos no es más que aplacar la molestia y ocultar la enfermedad). Por ese lado, tal vez se nos ocurra escuchar al cuerpo, que cansado pide un par de días de cama, o recordar a la abuela y hacernos un té con miel, tomar líquido y darle al cuerpo las frutas y verduras que recompongan su malestar.
De la misma manera sería importante escuchar aquellos conocimientos ancestrales tantas veces subestimados y darle lugar en los sistemas de salud, en vez de excluirlos sistemáticamente. Existe una variedad infinita de hierbas medicinales, los famosos “yuyos” utilizados en todos los tiempos, que nos proporcionan todo un mundo de remedios caseros tales como sedantes naturales, digestivos, tónicos estimulantes, antiinflamatorios, astringentes, antihemorrágicos, diuréticos, antiespasmódicos, expectorantes, entre otros… Como canta el músico jujeño Pachi Herrera, se trata de mirar un poco más lo que nos da nuestro entorno natural: “La pulmonaria y el sauco/ la jarilla con el paico/ la valeriana, el cedrón y la cola de caballo (…) Bailecito de los yuyos/ que armonizan nuestras almas/ herencia de las abuelas/ fruto de la Pachamama”.
La medicina homeopática nos provee propuestas para pensar la dolencia como una manifestación de una totalidad, el psicoanálisis nos invita a hacer hablar al síntoma, y las terapias corporales nos permiten tomar conciencia del cuerpo para dejar de pensarlo como paciente pasivo y hacerlo protagonista activo de los problemas y sus soluciones. En definitiva: se trata de correrse del discurso único y abandonar las respuestas rápidas para conjugar distintas propuestas que, más que soluciones mágicas, posibiliten el abordaje de cada persona en su trayectoria singular.
El viagra masculino es para que un hombre que quiera follar y no pueda tenga una erección y pueda hacerlo. El «viagra femenino» (la gran noticia del día) es para que una mujer que no quiere follar quiera follar. La destinada a los hombres capacita. La destinada a las mujeres altera la voluntad. Porque lo buscado es que una mujer quiera cuando no quiere. En otras palabras: el tal «viagra femenino» no es un viagra. Es otra cosa. Es la declaración farmacéutica de que las mujeres deben querer follar con los hombres. ¿Cuántos por aquí pillan la diferencia —y el sexismo y la dominación implícitos en ella— y cuántos necesitan una explicación dramatizada? El logro de este invento será que, a partir de ahora, las mujeres violadas serán mujeres negligentes, que no quisieron tomarse la pastilla.
Post de Carolina Sanín, periodista colombiana
19/08/2015
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(1). No confundir el misotropol con la “píldora del día después”, ésta es de carácter hormonal y retarda la ovulación, mientras que el misotropol sirve para tratar afecciones gástricas y también -con aplicación manual- para acelerar el proceso de expulsión del contenido uterino. La “píldora del día después” es de venta libre, el misotropol se vende bajo receta. (N. del editor)
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Para seguir leyendo
Basile Gonzalo “Medicamentos para lucrar: Negocios de la Enfermedad o Soberanía Sanitaria”, Médicos del Mundo, 26 de julio de 2014.
Blech, Jörg, Los inventores de enfermedades, Destino, Madrid, 2005.
Diario Popular, “Alarma: 75 muertos por día por mal uso de medicamentos”, 3 de agosto de 2014.
Diccionario integral de plantas medicinales, RBA, Barcelona, 2002.
Kossmann, Ingrid y Vicente, Carlos, Sanarnos con plantas, Devas, Buenos Aires, 2014.
Le Breton, Antropología del cuerpo y modernidad, Ediciones Nueva Visión, Buenos Aires, 1995.
Letra P, “Es ley la creación de una Agencia Nacional de Laboratorios Públicos”, 19 de diciembre de 2014.
Laporte, Joan Ramón prólogo al libro de Jorg Blech Los inventores de enfermedades, Destino, Madrid, 2005.
Müller Mónica, Sana Sana, Sudamericana, Buenos Aires, 2014.
Peter Capusotto – 7º temporada – Robotril – 29-10-12
www.youtube.com/watch?v=tF89MJ9zxTg
Pundik Juan, “El DSM: la biblia del totalitarismo”, en Carpintero, Enrique, La subjetividad asediada, Topia, Buenos Aires, 2011.
Ugalde, Antonio y Homedes Nuria, “Medicamentos para lucrar. La transformación de la industria farmacéutica”, Revista Salud Colectiva, Vol.5 N° 3, Universidad de Lanús, sep./dic. 2009.
Zizek, S. “Tú puedes”. Extraído de LRB, Vol.21 N° 6, 18 de marzo de 1999. Traducción para Antroposmoderno de: Michael McDuffie. New York. Agosto 2000. Consulta en línea 2012. http://www.infoamerica.org/documentos_pdf/zizek02.pdf
Celeste Choclin es Doctoranda en Ciencias Sociales (UBA), Magister en Comunicación e Imagen Institucional, Lic. en Comunicación (UBA), docente universitaria UBA (integrante de la Cátedra de Comunicación I, carrera de Comunicación), docente de Teorías de la Comunicación e Introducción a la escritura literaria (Carrera de Comunicación e Imagen y Carrera de Comunicación y Cultura, Fundación Walter Benjamin) e investigadora en comunicación y cultura urbana