La Porteña Mini Davos
por Gabriel Luna
“Yo era el rey de este lugar, aunque muy bien no lo conocía. Me habían dicho que atrás del mar el pueblo entero pedía comida. No los oí, ¡qué vil razón!, les molestaba su barriga”.
Sui Generis. Charly García / Nito Mestre
Desde la cúpula vidriada de un palacio, Macri y sus ministros congregan a los empresarios más voraces del mundo. Escuchan propuestas, concesiones, intereses, garantías. Ríen, toman el té, hablan en inglés, comen roast beef con papas rústicas, corderos en colchones de quinoa, toman vino a granel. Pero no son voraces por eso sino por perseguir y obtener grandes ganancias. Muy grandes ganancias. El Gobierno intenta distraer a la opinión pública de este aspecto, llama al evento Foro de Mini Davos cuando en realidad su nombre es Foro de Negocios e Inversiones. ¿Cuál es la diferencia? El Foro de Davos es una fundación sin fines de lucro con sede en Ginebra, conocida por su asamblea anual en Davos, Suiza, donde se reúnen los principales líderes empresarios con los líderes políticos del mundo, con economistas, científicos e intelectuales para analizar los problemas más apremiantes del planeta, entre ellos, la salud y el medio ambiente. El foro denominado Mini Davos por Macri y sus medios de comunicación asociados, no es como sugiere el nombre: el Foro de Davos en menor escala. Aquí no se tratan cuestiones de medio ambiente, cuestiones sociales o de salud. Tampoco hay científicos e intelectuales. Aquí tampoco hay estadistas o líderes políticos genuinos; estrictamente, Macri y su gabinete son empresarios devenidos en políticos por conveniencia. Aquí se trata sólo de hacer negocios e inversiones con grandes ganancias, a como sea, sin restricciones sociales o ambientales, mediante extracción minera contaminante, producciones en maquilas o especulaciones financieras. El organizador de este “Mini Davos” es Richard Attias, un empresario marroquí consignado en los “Panamá Papers”, que ya ha realizado este tipo de eventos en Gabón, Congo, Ruanda y Egipto.
Nada bueno puede esperar el pueblo de este “Mini Davos”. Están aquí empresarios de: Siemens, Dow Chemical Company, IBM, Louis Dreyfus, Techint, JP Morgan, Goldman Sachs, Citigroup, Coca Cola, la minera Pan American Silver y otras corporaciones. La mayoría de estas empresas tiene prontuario.[i] Y eventualmente, vendrían a hacer lo que ya no les permiten hacer en los países centrales. Las grandes ganancias empresarias implican grandes pérdidas para la mayoría de la población. Bajos salarios, más impuestos y desempleo, mercado de materias primas, maquilas, extracción de recursos no renovables, tierra envenenada, especulación financiera, deuda externa, tarifazos, pobreza, inseguridad, déficit de viviendas, déficit de salud y educación, marginación, locura y muerte. Todo esto, los integrantes del “Mini Davos” lo saben. Hay una violencia implícita en estas reuniones. No por nada, el lugar está cercado con dos circuitos de vallas a varias cuadras de distancia y hay carros de asalto, docenas de motos, coches patrulla, francotiradores, y más de 300 gendarmes, policías y prefectos que impiden acercarse al palacio sin estar invitado.
En el palacio, que antes era un centro cultural y popular, ahora se celebra la fiesta de los ricos. Mientras tanto, detrás de las vallas, en Plaza de Mayo, el pueblo pide comida. Hoy los agricultores reparten verduras, hace unos días eran manzanas y peras. Y hay cada vez más marchas, por los tarifazos, por la desocupación, por los bajos salarios, por la represión, por la impunidad, por la falta de cuidados, por la pobreza… Se trata de una historia que se repite en el tiempo con distintos personajes y sin encontrar final. Charly García la conoció hace más de cuarenta años, le puso música y un desenlace: “La corte al fin, fue muerta sin piedad y mi mansión hoy es ceniza”.[ii]
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[i] Por ejemplo: Siemens, que se postula para hacer las mayores inversiones en Argentina, está involucrada en los Panamá Papers por evasión y lavado de dinero. Además, 17 de sus directores fueron procesados por sobornar a funcionarios públicos por 106 millones de dólares, precisamente en Argentina. La empresa Siemens reconoció el soborno como práctica habitual.
[ii]“ Tribulaciones lamentos y ocaso de un tonto rey imaginario, o no”, tema del álbum “Confesiones de invierno”, Sui Generis, año 1973.