La Salud no se calla
Enfermeras y enfermeros en defensa de su formación y trabajo: la lucha del sector salud sale a la calle.
Por Mariela Acevedo*
Ya no produce sorpresa: llegar a fin de año implica esperar que el gobierno municipal o nacional arremeta contra trabajadoras/es, jubiladas/os, estudiantes u otros sectores que ven peligrar sus conquistas históricas en materia de derechos. Y este fin de año no iba a ser la excepción. En el capítulo de hoy: los embates contra el sector Salud, con la participación estelar del Ejecutivo de la Ciudad a cargo de Horacio Rodríguez Larreta, quien viene proponiendo acciones que apuntan a concretar el ajuste desde varios frentes: Primero, a nivel académico, a través de la reforma curricular de la Escuela Superior de Enfermería Cecilia Grierson, la única de gestión estatal en el ámbito de la CABA. Se pretende reducir la carrera de los tres años actuales a dos años y un cuatrimestre de prácticas no rentadas, con materias virtuales y recorte de horas de formación que pondría en peligro los cargos docentes obtenidos por concurso público. Segundo, a nivel profesional, a través de una ley que modifica el estatus de las licenciaturas de Enfermería, Instrumentación Quirúrgica y Bio-Imágenes que pasarían a ser consideradas en el escalafón “técnico administrativo”. Tercero, a nivel infraestructura (y de forma similar al proyecto de UniCABA que elimina 29 institutos de Formación docente para reemplazarlos por una universidad central) se pretende la fusión de cinco nosocomios en un solo complejo hospitalario que promete ser un negocio inmobiliario a la medida del PRO.
La salud no es prioridad para la gestión de Cambiemos
Desafío a la lectora o lector a refutar la afirmación que abre este apartado: tratemos de recordar qué acción llevada adelante por la gestión que hoy tiene el mismo signo en Nación y Ciudad priorizó la salud de –digámoslo crudamente- sus votantes. Repaso rápido: intentaron quitar del calendario de vacunación la dosis de los 11 años contra el meningococo y se necesitó una orden judicial para obtener la promesa de recuperación del derecho vulnerado; se cerraron y echaron trabajadores del Hospital Posadas que atraviesa una grave crisis sanitaria por el desfinanciamiento que se profundiza con el presupuesto proyectado para 2019, se desjerarquizó el Ministerio de Salud que se integró como Secretaría en el Ministerio de Desarrollo Social (toda una definición política de lo que se considera Salud Pública) y se está intentando suprimir los jardines maternales y lactarios que existen en hospitales como el Ramos Mejía.
En este marco, el embate contra el sector parece un plan orquestado para convertir la salud pública en una cáscara vacía. Tal vez, alguien se anime a poner como ejemplo de priorización la Cobertura Universal de Salud, la CUS que pretendería garantizar el acceso a la salud a “los sectores que no tienen cobertura” (en referencia a quienes no tienen obras social o prepaga)… bueno, la trampa retórica es que la CUS -en línea con las movidas actuales- pretende que la salud pública sea sinónimo de salud para pobres: una canasta de prestaciones básicas donde todo lo que exceda la atención primaria pase a ser facturado. Donde la salud era un derecho pasa a ser una mercancía y la política pública un negocio rentable.
Enfermeras y enfermeros, la columna vertebral del sistema de salud
Primero una aclaración: Esta cronista tiene varios empleos porque… macrisis y uno de ellos es un cargo de docente de Comunicación en la Escuela de Enfermería, de forma que conozco en primera persona no solo las propuestas oficiales sino también las características de las/os estudiantes que habitan nuestras aulas.
Las novedades oficiales sobre la reforma curricular de la Grierson llegaron como –ya es costumbre de la gestión- a través de un power point con dibujitos y una serie de promesas que aseguran que se trata de tomar decisiones para que la carrera sea el faro que ilumine a las Escuelas de América Latina. Si las promesas y la gráfica infantil no alcanzan, hay un anteproyecto que cita a quienes dicen saber del tema pero que colisiona con la realidad de quienes estamos en las aulas de la institución centenaria: se desconoce por completo las características demográficas de quienes eligen la profesión. Enfermería y docencia siguen siendo carreras altamente feminizadas, ligadas al cuidado de otras/os y también, probablemente por eso, poco valoradas. La atención primaria de la salud es la carrera elegida por una alta proporción de migrantes y primera y segunda generación de descendientes de migrantes de países de la región. Las y los ingresantes de la carrera son jóvenes adultos y también trabajadoras/es de la salud que buscan profesionalizar sus prácticas.
La reforma propuesta –que dejaría sin efecto la currícula actual producto de una reforma en 2017- pretende la alfabetización digital migrando seis materias presenciales a entornos virtuales sin considerar las características de los sujetos de aprendizaje ni los contenidos a trabajar: una alta tasa del estudiantado no tiene acceso a una computadora en su hogar y el acceso lo realiza a través del uso de los datos móviles de sus celulares. A pesar de considerar prioritaria esta alfabetización digital se reducen las horas de Comunicación e Informática que de 48 horas cátedra pasan a 32 (la reducción es de un tercio con la promesa también virtual de mantener los cargos docentes concursados). A pesar de eso, si una lee los contenidos obligatorios por ejemplo de la materia Comunicación, no se cambia ni una coma respecto a la currícula actual: se insiste en la importancia de las prácticas de oralidad y en las habilidades sociales requeridas por las y los enfermeros en la expresión verbal y no verbal, en el entrenamiento del debate y la exposición…todo eso evaluado en entornos virtuales. Un delirio. Ni hablar que nada se dice de la didactización requerida ni de la capacitación docente necesaria para adaptar sus materias a entornos virtuales.
Por otro lado, lo más notorio es que la reforma no refuerza los contenidos vinculados a salud pública ni a los sujetos de atención prioritarios: infancias y adultos mayores, todas esas materias también ven reducidas sus horas, algunas a la mitad de la carga horaria actual. Se intenta producir personal técnico-administrativo, no profesionales de la salud. Hay que señalar además que la formación actual de Técnico Superior en Enfermería no incluye la Educación Sexual Integral porque la ley de ESI de la Ciudad de Buenos Aires excluye el nivel Técnico Superior No Universitario de la obligatoriedad que sí les exige a los otros niveles educativos incluyendo a la formación docente. Se trata de personal de atención primaria de la salud que requeriría formación en género, diversidad y derechos humanos, pero hoy la prioridad es formar mano de obra barata, flexible, precarizada y reemplazable.
Los cambios en la currícula tienen su correspondencia con el pase a personal técnico administrativo de licenciadas/os de carreras especializadas en la atención de la salud a quienes no se les habilitan la carrera hospitalaria, reciben los sueldos más bajos y las formas de contratación más precarizadas.
En defensa de las y los profesionales de la salud
Fabiana Pérez, delegada de ATE integra la Multisectorial de Salud que convoca a un nutrido sector de trabajadoras/es, vecinos y pacientes del sistema de salud de la Ciudad. El 9 de noviembre salió a la calle con sus colegas para reclamar un freno a la Ley que afecta al sector, contra el intento de reforma curricular en la Grierson, contra el cierre de jardines maternales y lactarios en Hospitales públicos y para pedir la derogación del decreto conocido como el 5×1 firmado el 18 de septiembre que habilita el “Complejo Hospitalario Sur” por el que el Hospital Muñiz de Infecciosas cede su predio para la instalación del Hospital Udaondo de Gastroenterología, el de Rehabilitación Respiratoria María Ferrer, el oncológico Marie Curie y el Instituto de Rehabilitación Psicofísica. Todo hace suponer que lo que mueve estos traslados es un jugoso negocio inmobiliario.
La marcha del 9N del Congreso a la Legislatura bajo el lema “Somos profesionales” se vivió como un hito: A pesar de las altas temperaturas y la bronca se percibía un ambiente casi festivo: los ambos celestes, verdes, rosados y blancos se mezclaban en la marea de cuadras que con carteles, bombos y cantos reclamaban lo que años de estudio, prácticas y residencias les quiere ser negado por ley: reconocimiento a su labor diaria, intensiva y fundamental para que funcionen los 34 hospitales porteños. Los nucleaban distintos reclamos y roles: se encontraron en la calle personal del sector público y privado, licenciadas/os, técnicas/os y auxiliares, profesionales en ejercicio, estudiantes y docentes, que se reconocían bajo una identidad “enfermera” y percibían como “histórica” esa jornada en la calle en defensa de sus derechos.
El 21 de noviembre se celebra el Día Nacional de Enfermeras/os y este año se eligió la fecha para realizar un paro que visibilice los reclamos del sector. La defensa de la Salud Pública nos convoca a participar y apoyar esta lucha porque el 80 % del personal que sostiene los hospitales son enfermeras y enfermeros y que su formación académica y ejercicio profesional estén en peligro pone en riesgo a la sociedad en su conjunto. Todo indica que este fin de año nos encontrará nuevamente en las calles reclamando contra el recorte, el ajuste y la precarización de la vida en la Ciudad más rica del país. Otra vez, en defensa de la educación y la salud pública.
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*Mariela Acevedo es feminista, licenciada en comunicación y docente. Administra el portal feminismo gráfico y es editora de Revista Clítoris. Escribe, da clases y realiza tareas de investigación en el campo de la comunicación, la salud, los géneros y las sexualidades.