La verdad de la milanesa

Ajuste a los jubilados. Marchas. Deuda al FMI. Megaempresarios. Corrupción. Enriquecimiento. Protesta. Pobreza. Represión y fascismo.

por Gabriel Luna

Jubilados
El miércoles 12 de marzo tuvo lugar, como muchos miércoles antes, la marcha de los jubilados frente al Congreso. Se trata de un reclamo por los bajos ingresos que perciben. Hay más de cinco millones de jubilados que cobran un haber mínimo de $340.000 y que, dados los precios y tarifas actuales, viven prácticamente en la indigencia. Ejemplo. El alquiler de un departamento chico en la Ciudad de Buenos Aires cuesta alrededor de $ 700.000 + $ 200.000 de expensas. Tres jubilados podrían ocuparlo, pero el problema es que no tendrían después para comer, ni para pagar el agua, la luz y los demás gastos. Ejemplo. Un kilo de comida en un restaurante económico chino cuesta $14.000. Esto indica que, comiendo sólo eso en todo el día, una persona gastaría por mes $420.000. No puede hacerlo un jubilado con el haber mínimo. Supongamos entonces que coma menos, que compre a veces la comida sobrante del chino, y que gaste, por ejemplo, $300.00. ¿Cómo afrontaría sus gastos de vivienda? ¿Y cómo haría además para comprar remedios, pagar una consulta médica o un tratamiento eventual? No podría. La salud es un rubro importante en el caso de los jubilados. Y debe recordarse que el gobierno de Milei recortó las prestaciones y los medicamentos gratis a los jubilados.
Pero, además, Milei licuó los haberes jubilatorios -tienen un gran atraso respecto a la inflación-. Redujo el aporte estatal a las jubilaciones. ¿Por qué hizo esto? Para pagar deuda externa y para reducir los impuestos a los grandes empresarios (los héroes de la economía, según Milei). De modo que, si se considera esta reducción de los impuestos y que la deuda externa que paga el Estado también, directa o indirectamente, la han generado los grandes empresarios, lo que vemos aquí es una gran transferencia de dinero desde los que menos tienen hacia los más ricos. Algo reñido con la democracia, que produce hambre, enfermedades y muertes. Esta transferencia ha ocurrido también en gobiernos anteriores (por eso tiene muchos años la marcha de los jubilados), pero ha sido Milei quien ha extremado las cosas, aumentando por demás las ganancias de los ricos y llevando a la mayoría de los jubilados desde la pobreza hacia la indigencia.

Marchas y represión
Y esto aumentó la protesta. La marcha de los jubilados del miércoles 12 de marzo creció con la adhesión de sectores independientes, organizaciones sociales, partidos políticos de izquierda y, lo más sorprendente, con muchos hinchas de fútbol de diversos equipos, que entusiastas y enarbolando una frase famosa de Maradona se hicieron presentes junto a los jubilados para defenderlos. Algo inédito. Emerge un inesperado sujeto social desde un sector multitudinario con muchísimo peso en Argentina. Nunca tuvo el fútbol una participación política tan concreta -como es el caso- orientada a cambiar una situación social. Sucedía hasta ahora lo contrario: la “futbolización de la política”, es decir, el ocultamiento o reemplazo de la realidad social y también de la razón por un conjunto de sueños y de emociones polarizadas como: amor u odio, igual o distinto, ganar o perder, usadas por los líderes políticos para engañar y conducir a las masas. Y ahora parece ocurrir lo contrario: la “politización del fútbol”. La realidad social y la razón, que, hechas reclamo, llegan al líder político a través de la solidaridad de los hinchas de fútbol. Algo inédito.
El Gobierno está desconcertado, aturdido. Y además débil, porque hace menos de un mes el presidente Milei ha sido reconocido en todo el mundo como estafador, partícipe necesario en una estafa piramidal y millonaria hecha con una criptomoneda. Y la salida que encuentra Milei de la debilidad, y para imponer su política de transferencia, resulta la violencia. La violencia simula fortaleza, y si hay un nuevo e imprevisible sujeto político, mejor neutralizarlo de entrada, parece ser el razonamiento. De modo que Patricia Bullrich, la ministra de Seguridad y el brazo armado de Milei, ordena el ataque.
Un ejército de policías, marinos y gendarmes, muy pertrechado con armas largas y cortas, escopetas, pistolas, metralletas, armaduras, cascos, bastones, granadas de gases, máscaras antigás, camiones de asalto, escuadrones de motos y camiones hidrantes, se enfrenta con viejos blandiendo pancartas, transeúntes e hinchas de fútbol en camiseta coreando la frase de Maradona: “Hay que ser muy cagón para no defender a los jubilados. Lo que les hacen es una vergüenza”. ¿Por qué esta marcha de gente desarmada reclamando por los haberes de los jubilados querría enfrentar a un ejército? No hay razón. El objetivo de la marcha es mostrar la situación penosa e injusta que viven los jubilados, buscar solidaridad, aumentar la repercusión y reclamar al Gobierno una reparación. La marcha es pacífica (no podría ser de otra manera), pero el ejército de Bullrich la ataca. Dice Bullrich que los viejos y los hinchas, quemaron un patrullero, una moto, contenedores de residuos, que cortaron las calles impidiendo la libre circulación de vehículos… Y lo que ocurrió fue que ella misma cortó las calles, que se plantaron armas en las plazas, y que hubo policías infiltrados en la marcha disfrazados de hinchas o de transeúntes, que incendiaron los contenedores, la moto policial y el patrullero. Era la justificación para reprimir. ¡El ejército estaba siendo atacado por los comunistas que querían tomar el poder! Entonces aparecieron de contramano en las calles cortadas por Bullrich los camiones hidrantes, las motos azules, la infantería acorazada y todo se llenó de gases, corridas y disparos. ¡Vengan zurdos!, invitaba la policía desde los camiones hidrantes. ¡Vengan zurdos!, instaba. El ejército bien pertrechado quería pelear contra los viejos, los militantes políticos, los transeúntes y los hinchas en camiseta, contra cualquiera que pudiera vencer fácilmente. Empezaba una guerra. Y ante el desbande producido por los gases, los bastonazos, las balas de goma y los manguerazos, un escuadrón de motos policiales salió a cazar manifestantes. Porque hacían falta los prisioneros y el escarmiento.
Hubo más de cien detenidos, decenas de heridos, entre los que se encuentra la jubilada octogenaria, Beatriz Blanco, que fue agredida por dos policías, y un herido de suma gravedad: el fotoperiodista Pablo Grillo, alcanzado en la cabeza por un cartucho de gas lacrimógeno lanzado por un gendarme. Pablo Grillo, con fractura craneal, pérdida de masa encefálica, y tras dos intervenciones quirúrgicas, yace inconsciente en el hospital Ramos Mejía con pronóstico reservado.
Las detenciones fueron 114 y la madrugada del jueves la jueza Karina Andrade ordenó la liberación de todos los detenidos, por falta de fundamentos y porque la protesta no es un delito, sino un derecho. Queda clara entonces la acción de los infiltrados. ¿Hubo algunos manifestantes que cometieron delitos? Pese a la cantidad de cámaras instaladas en las calles, pese al enorme ejército desplegado de marineros, policías y gendarmes, y pese a las 114 detenciones, Bullrich no encontró a quienes provocaron los incendios. Pero reprimió la marcha de los jubilados, que era su objetivo.

Fascismo y megaempresarios
La represión sin delito de por medio, la represión cruenta a una marcha de protesta pacífica, es fascismo. Reprimir, odiar e insultar gravemente a otro o a un colectivo social porque tenga necesidades o piense diferente de uno -como en el caso del presidente Milei-, o porque se quiera crear un enemigo común para sumar fuerzas, también es fascismo. Y acumular poder en base a decretos de necesidad y urgencia (DNUs) para gobernar de forma totalitaria prescindiendo del Congreso, también es fascismo. La Historia lo enseña. Así, con esta táctica de acumular poder en base a DNUs y prescindir del Congreso, empezó su carrera Hitler cuando era canciller en la república de Weimar hace casi cien años. ¡Ni siquiera resulta original este filo-austríaco de Milei!
Pero volviendo a la Argentina y a nuestra marcha de jubilados con represión en Plaza Congreso; en respuesta a la represión y a la necesidad de los jubilados, y con la adhesión de más organizaciones sociales, se organizó otra marcha para el miércoles 19 de marzo. Entonces Bullrich monta una campaña mediática equiparando la protesta social a la violencia, y anuncia más represión. No consideró la resolución de la jueza Andrade, las decenas de heridos, ni siquiera el estado grave del fotógrafo Pablo Grillo, que mencionó como un accidente (sic). Y en paralelo con la represión anunciada, Milei propone que ese mismo miércoles, antes de la marcha, los diputados se reúnan en el Congreso para aprobar un DNU que le dé a él la potestad de negociar por su cuenta un préstamo con el FMI, sin indicar al Congreso las condiciones, el monto, los plazos e intereses.
En la semana del 12 al 19 de marzo se va gestando otro enfrentamiento entre los jubilados perjudicados por el ajuste de Milei y los empresarios beneficiados con menos impuestos. Pero en realidad, aunque esto involucra a más de cinco millones de jubilados, se trata todavía de un enfrentamiento mayor, porque estos empresarios beneficiados por la quita de impuestos fugan sus ganancias en dólares -que compran gracias a los préstamos del FMI- y generan así una deuda externa cada vez mayor para todos los argentinos.
Vale la pena repetir algo y sacar una conclusión importante. La esencia de este enfrentamiento mayor, es una cuestión de intereses, y tiene por antagonistas a un reducido grupo de megaempresarios, por un lado, y a una gran parte del pueblo argentino, por el otro. Y no se trata, como se sugiere en los medios corporativos que hablan de las marchas, de un enfrentamiento franco y directo. No. Esos empresarios no pelean cuerpo a cuerpo con los jubilados en las plazas. Los empresarios tienen un ejército armado hasta los dientes, de policías, marinos y gendarmes para reprimir al pueblo. ¡Y ese ejército lo paga el mismo pueblo! Resulta curioso. ¿Cómo se consigue algo así?
Fácil. Por la mediación de un gobierno nazi-fascista como el de Milei, que surgió -como bien se sabe ahora- mintiendo al pueblo y lanzado y sostenido por estos megaempresarios.

Final con yapa
La marcha de los jubilados al Congreso, que solía ser de unos centenares, el 12 de marzo creció a 20.000, y tras la represión del ejército, el 19 de marzo creció a 60.000. Entonces no hubo represión. Bullrich parece respetar las grandes multitudes y se quedó en las amenazas. El 19 de marzo, hasta donde pudo ver este cronista, la avenida de Mayo rebosaba de pared a pared, desde la av. 9 de Julio hasta la plaza del Congreso, unas cinco cuadras, y había gente en la plaza Lorea, en la plaza del Congreso, y en las calles aledañas: Rivadavia, Mitre, Hipólito Yrigoyen, Alsina, Callao, Uruguay, Paraná, Rodríguez Peña… Se solidarizaron con los jubilados, trabajadores sindicalizados de distintos rubros, estudiantes y docentes (también afectados por el ajuste), sectores del feminismo y de la diversidad, los hinchas de fútbol, y mucha gente independiente. Las pancartas más frecuentes decían: Fuera Milei, Bullrich asesina, y ¡Qué se vayan todos, que no quede ni uno solo!
Una consigna que, por su historia, síntesis y contenido, apunta hacia una democracia genuina con la participación directa del pueblo. Me parece la frase adecuada para cerrar la nota.
Olvidé decir que el miércoles 19, Milei logró que una mayoría corrupta de diputados votara afirmativamente su DNU para negociar unilateralmente un préstamo con el FMI (A estos diputados también se refiere la frase del cierre). Y que los megaempresarios que aumentan sus ganancias con estos préstamos a costa nuestra tienen nombres propios: Galperín, Eurnekián, Rocca, Macri, Caputo, Magnetto, Mindlin, Bulgheroni, Manzano, Elztain… Será para una próxima nota.
El lunes 24 de marzo hubo la marcha por la Memoria, la Verdad y la Justicia. Más de un millón de personas cubrieron las calles de Buenos Aires, Rosario y Córdoba. Esta marcha que nació en repudio de la dictadura fascista de Videla y celebrando el movimiento de las Madres de Plaza de Mayo, esta marcha que impulsó el juicio a las Juntas militares, y la toma de derechos por parte del pueblo, hoy se expresa contra el gobierno fascista de Milei, aliado a los megaempresarios y al FMI, que cercena precisamente esos derechos.
Y además, con este mismo sentido, el sábado 8 de marzo se conmemoró el “Día Internacional de la Mujer Trabajadora”, otra marcha multitudinaria estimada en 800.000 personas, sólo en la Ciudad de Buenos Aires, desde el Congreso hasta Plaza de Mayo, que se expresó contra el fascismo, la quita de derechos, el ajuste y el capitalismo, todas características de este gobierno de Milei.
Milei rompió sus promesas electorales, gobierna para los megaempresarios y se sumó a la casta de políticos corruptos que antes criticaba. Y estas marchas multitudinarias de marzo: la del 8M, las 12 y el 19, y la del 24M, como los idus de marzo, parecen anunciar un futuro promisorio.
¡Qué se vayan todos y gobierne el pueblo!

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