La violación de Camila
La larga sombra de los boliches y sus habilitaciones
por Clarisa Ercolano
Tiene 19 años. Hacía poco que había empezado a salir a bailar con sus amigas y terminó violada por 4 hombres en el boliche Le Click de Rivadavia al 1900. Gritó, pidió ayuda, pero no pudo zafarse de la brutalidad. Pidió ayuda otra vez y los mismos encargados de “seguridad” del boliche no le hicieron caso. La historia de Camila y sobre todo el coraje para contar lo que había padecido, fue apenas la punta de una madeja perversa. Una alarma comenzó a sonar. Otras chicas, otras Camilas, habían pasado por lo mismo. Salir a bailar y volver violada.
Luego de la conmoción llega la pregunta: ¿Cómo se permite que este tipo de antros funcionen impunemente? Después de la denuncia de Camila, la Asociación de Víctimas de Violaciones (Avivi) recibió doce denuncias similares sobre casos ocurridos en el mismo establecimiento.
Según un comunicado de la Fundación La Alameda, firmado también por el legislador porteño de Gustavo Vera, “en todos los casos se habla de violaciones o intentos de violaciones durante fiestas en ese establecimiento por parte de varios sujetos que se mueven con total impunidad”.
“Otro denominador común en los testimonios es la constatación de la total pasividad del personal de seguridad del boliche cuando las víctimas pidieron ayuda ante la participación de alguno de éstos en los delitos”, agrega la Fundación.
Le Click estaba habilitado como establecimiento ‘clase c’. El titular de la Agencia de Control Comunal (AGC), Gómez Centurión informó de manera pública que el boliche fue inspeccionado 11 veces en 2014 y 23 en 2013 y que la última clausura había sido en diciembre de 2012, por encontrarse vencida su inscripción en el Registro de Locales Bailables.
“La AGC tiene ejercicio de poder de policía y durante las inspecciones puede verificar in situ si se está desvirtuando el rubro para el cual el establecimiento fue habilitado y proceder a la clausura e iniciar un expediente de revocatoria de la habilitación si la falta fuera grave. Además, como funcionarios públicos, si detectan un delito, tienen la obligación de denunciarlo a través de la Procuración de la Ciudad o bien ante la comisaria de la zona”, explicó Vera a Periódico VAS.
“Llama la atención que hayan hecho 34 inspecciones entre el 2013 y lo que va del año y nunca hayan detectado la abierta circulación y consumo de estupefacientes, los grupos fuertemente alcoholizados y la situación de descontrol y ‘reviente’ que sábado tras sábado se daba en el escenario de la llamada ‘fiesta alternativa’”, agregó Vera. “Esperábamos que el titular de la AGC iniciara al menos un sumario a los inspectores que fueron 34 veces a Le Click en los últimos dos años porque, o son absolutamente inútiles en su función, o son profundamente coimeros. Si en Cromañón la corrupción mata, en Le Click la corrupción viola”.
Justamente, en la primera semana de agosto se conoció la revocación del fallo a la banda Callejeros y a los funcionarios porteños involucrados en la habilitación del boliche Cromañón, donde murieron 194 personas. Los padres de Familias por la Vida, cuya cara visible es Nilda Gómez, no dudan al momento de asegurar a Vas que “los boliches siguen con superpoblación, problemas de obstrucción y venta de alcohol a menores. Hay boliches clandestinos que se habilitan como salones para fiestas privadas y las clausuras se levantan pagando la multa y no regularizando la situación que generó la infracción”.
Hace años que estos padres dicen que las habilitaciones deberían manejarse como los registros de conducir, por scoring: Cuando se repite una infracción varias veces, se termina el permiso. De existir esa medida, Le Click no hubiese estado abierto.
Andrés Bonicalzi, abogado de Camila, denunció hace una semana que la joven recibió amenazas: «¡Por tu culpa cerraron el Club! (…)”. El contenido de este mensaje fue aportado a la causa judicial, al igual que las declaraciones de Camila y de las otras víctimas. Por ahora Le Click sigue con sus persianas bajas y la Justicia aún no pudo dar con los cuatro violadores, más allá de que la chica describió con detalles a uno de ellos.