Ley de Basura Cero: al Tacho
La Ciudad de Buenos Aires genera diariamente más de 5.000 toneladas de basura que se depositan como relleno sanitario en los municipios vecinos. Estos rellenos son una fuente de contaminación del suelo, el agua y el aire.
En el año 2005 la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires aprobó por unanimidad la ley de «Basura Cero», impulsada por Greenpeace, que comenzó a implementarse en 2007. Esta Ley tiene como objetivo reducir, para el 2010, en un 30% la basura que se envía a los rellenos sanitarios. El primer paso para alcanzar esta meta es la correcta separación de los residuos allí donde se generan. Así, los materiales como el plástico, papel y latas, podrán reciclarse y reintroducirse al circuito productivo. Se generará entonces una importante fuente de trabajo, y disminuirán los rellenos sanitarios.
Este año, Greenpeace ha realizado una serie de acciones para denunciar públicamente que el actual Gobierno de la Ciudad no sólo desconoce la Ley, sino que intenta perpetuar un sistema contaminante de residuos basado en el enterramiento masivo de basura y en la incineración. Y advierte que desde el Gobierno no se están haciendo los esfuerzos necesarios para cumplir con las metas planteadas e, injustamente, se responsabiliza a los vecinos por el «fracaso» de la Ley «Basura Cero».
Debido a este reclamo, en el mes de septiembre, ocho activistas de Greenpeace escalaron el Obelisco, colocaron un cartel con la leyenda «Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires: 1° en contaminación. ¡Basura Cero Ya!» y permanecieron durante más de una hora colgados, sostenidos por arneses y sogas. Fueron aplaudidos por la gente hasta que los bomberos de la Policía Federal los bajaron y detuvieron. Como respuesta, Macri lanzó recientemente una insólita campaña de higiene urbana denominada «Jugá Limpio», donde sugiere a los porteños que «apunten al tacho» a la hora de deshacerse de los residuos. Esta megacampaña publicitaria tuvo un costo fenomenal para un Gobierno que dice no tener plata para aumentar los sueldos de los maestros. Espacios en medios gráficos, radiales y televisivos, gigantografías, afiches y volantes en la vía pública, reme-ras, y hasta banderitas para colocar en los taxis. Lo insustancial de la campaña se pone de manifiesto en las veredas porteñas, cuando algún transeúnte se topa con un impresionante afiche que reza el sesudo slogan «Jugá limpio», mientras trata de liberar sus pies de algún desperdicio que lleva, desde hace varios metros, pegado en la suela.
«Lo que Macri no cuenta en su campaña es cómo termina el «Juego» que propone. Mientras apela a que los vecinos jueguen limpio y limpien la Ciudad, Macri no cumple con la Ley de Basura Cero y de esta forma, lamentablemente, este juego termina con más basura en los rellenos bonaerenses, más contaminación y más enfermedades. Hay que pedirle al Jefe de Gobierno que, si quiere jugar, cumpla con las reglas, es decir, con la ley vigente en la Ciudad», advierte Greenpeace.
Por otro lado, en febrero de 2009 finaliza la concesión del servicio de recolección de residuos en la ciudad y el proyecto del gobierno de Macri vulnera la Ley de Basura Cero, razón por la cual, Greenpeace exige que los contratos del Gobierno de la Ciudad con las empresas recolectoras respeten lo establecido en la Ley 1854 (de Basura Cero). Y reclama la recolección y acumulación diferenciada de residuos en el 100% de la Ciudad, la promoción de la separación en el origen, y la promoción del correcto uso de los contenedores a partir de campañas serias.
Periódico Vas entrevistó al equipo de Greenpeace que coordina el proyecto de Basura Cero, integrado por la bióloga Ana Massal, María Eugenia Testa, Consuelo Bilbao y Félix Cariboni.
P. VAS: ¿Qué tiene que ver la Ley de Basura Cero con la reciente campaña de Macri «Jugá limpio»?
Greenpeace: Absolutamente nada. Lo que hace Macri es barrer y esconder la basura debajo de la alfombra. No tiene la intención de solucionar el problema de la basura. El Gobierno de la Ciudad hace una mega-campaña de limpieza sin mencionar qué hará con los residuos, y el problema de la Ciudad es la basura. No se puede pedir a los vecinos que «jueguen limpio» mientras se pretende implementar contratos con las empresas recolectoras que solo apuntan a generar más desechos y desalentar cualquier intento de reciclado y recuperación.
La Ley de Basura Cero surge a raíz del relleno sanitario de Villa Dominico, que era una fuente de contaminación muy grande y que hubo que cerrarlo. La Ley se aprobó en 2005 y se reglamentó recién en 2007. El problema es que hasta la fecha no se ha logrado implementar; y con la gestión de Macri, no sólo no se avanzó sino que fuimos hacia atrás, porque se disolvieron los espacios para el seguimiento e implementación de la Ley que teníamos las organizaciones, el gobierno, el ministerio, y las empresas.
P: VAS: ¿Qué plantea la Ley de Basura Cero?
Greenpeace: La Ley de Basura Cero plantea la gestión integral de los residuos. Esto significa que los residuos deben ser tomados desde su disposición inicial, que debe ser selectiva; continúa con una recolección diferenciada y termina en la disposición final. La idea es que en esa recolección diferenciada, no todo vaya a la disposición final sino que parte sea reutilizado; y que se puedan promover emprendimientos para fomentar el reciclado. Esta Ley contempla la inclusión de las cooperativas y de los recuperadores urbanos (cartoneros) dentro de la gestión integral de los residuos. Y establece la prioridad que tiene el cartonero para trabajar. La recolección diferenciada se llevaría a cabo a partir de la separación en contenedores colocados en la calle. Estos le permiten al vecino diferenciar entre los residuos secos destinados al reciclaje y los húmedos que tienen disposición final. Para el actual Gobierno, los contenedores no funcionan y pretende levantarlos.
P. VAS: ¿Por qué no estarían funcionando?
Greenpeace: La verdad es que para poder implementar una recolección diferenciada hay que acompañarla con una fuerte campaña de difusión. Para que el vecino se habitúe a separar entre residuos húmedos y secos, hay que educarlo y hacerle tomar conciencia de las ventajas de la diferenciación. Es importante entender que no sólo se trata de una cuestión de higiene, sino que es una cuestión ambiental. Se trata de que la recuperación de materiales tiene un montón de beneficios: el ahorro de energía, el cuidado del medio ambiente, y la generación de trabajo. Hay que tratar el tema de la basura con una concepción distinta, y todo eso lleva tiempo.
P. VAS: ¿Existen mecanismos para concientizar al vecino en este tema?
Greenpeace: La ley de Basura Cero establece el derecho a la comunicación del ciudadano, y exige que el 5% del presupuesto que la Ciudad tiene para publicidad sea destinado a campañas para informar los principios de la Ley. Y establece, respecto del servicio de recolección de residuos, que las empresas y el gobierno deben comprometerse a comunicar los principios de la Ley y concientizar al vecino en las correctas prácticas con los residuos, en su casa y en la vía pública. Hoy en día, nada de eso se cumple. Nosotros recibimos muchísimas llamadas de vecinos preocupados por este tema, porque tienen la iniciativa de separar los residuos, pero después no saben qué hacer con ellos. Por eso insistimos: debe hacerse una recolección diferenciada. Se debe formalizar a gran escala el trabajo de los recuperadores urbanos o cartoneros. Del mismo modo que se les paga a las empresas para que lleven la basura a los rellenos sanitarios, que se les pague a los cartoneros para llevar los residuos a los Centros de Selección, y para que puedan brindar un servicio en condiciones de trabajo adecuadas.
P.VAS: Hay entonces un sistema de recolección de residuos húmedos y otro de residuos secos destinado al reciclaje. ¿Podrán coexistir los dos sistemas si no se aplica la ley de Basura Cero?
Greenpeace: Lo que creemos que va a suceder es que un sistema se va a comer al otro. Porque la inversión pública te dice lo que le interesa a una gestión. Se va a hacer una inversión pública increíble en enterrar basura, y cero de inversión en política ambiental. Y con este proyecto de Macri está claro que un sistema se comerá al otro, porque el cartonero únicamente va a poder llevar el material que junte puerta a puerta. Si es que el vecino lo atiende y le entrega el material seco que separó dentro de su casa… Porque si el vecino saca ese material a la calle, es de la empresa recolectora de húmedos (según Macri). Esto es absurdo y sobre todo muy perverso, porque hace competir a dos sistemas. Los recolectores cartoneros deberían hacer la recolección en las mismas condiciones y formas que las empresas, con un salario, un circuito, un recorrido, y el mismo nivel de inversión pública.
P.Vas: ¿Qué posibilidades hay de que prospere el proyecto del Ejecutivo?
Greenpeace: El proyecto que Macri presentó en la legislatura no tuvo siquiera apoyo del propio bloque oficial; es más, no lo fue a defender ni siquiera la misma gente del Ejecutivo. Hubo un proceso de audiencia pública en la cual fue ampliamente criticado por la oposición. Volvió al Ejecutivo para su modificación…
Otro tema importante es que el proyecto de Macri no contempla metas de reducción de los residuos enterrados a través de mecanismos de rehúso, reciclado, y de la minimización en la fomentación de basura; pero tampoco contempla el tratamiento de los residuos orgánicos. Hoy los residuos orgánicos se pueden aprovechar por procesos de biodigestión anaeróbica como abonos, o como biogas para energía. Pero para hacer eso hay que fraccionar los residuos húmedos en orgánicos y no orgánicos.
P.VAS: ¿Por qué tanta resistencia del Gobierno a la ley de Basura Cero?
Greenpeace: Lo que pasa es que el plan de Macri está pensado en la higiene, no en el medio ambiente.
P. VAS: ¿Está pensado en la higiene o está pensado en los negocios?
Greenpeace: Eso no lo sabemos… La lectura que hacemos es que está pensada en la higiene. Y la Ley de Basura Cero también está pensada en la higiene, pero a partir de una concepción más amplia que es la del cuidado del medio ambiente. Y a la larga, la Ley de Basura Cero resultará siendo una política ambiental más económica: porque cuida la salud, genera una importante fuente productiva, y evita pagar los cánones de los rellenos.
Lo que pasa es que la Ley requiere para establecerse un período extenso, y como los períodos electorales son mucho más cortos, los políticos prefieren dedicarse a «limpiar», metiendo la basura bajo la alfombra, para tener todo lindo y solucionar el problema en un año. Pero ésta es una ecuación al infinito, porque cada gobierno va a pagar más para recolectar más y cada vez más basura. Y Basura Cero es una ecuación al revés: disminuyendo el nivel de basura, cada vez se paga menos. Hay que disminuir la cantidad de basura y reciclar para solucionar el problema ambiental que tenemos.