Libertad para no decidir
El Gobierno de la Ciudad inhabilitó los contenidos web de Educación Sexual Integral para niños, jóvenes y docentes, y anunció una revisión exhaustiva del material a partir de la puesta marcha de una nueva política en esta materia.
por Marina Caivano
No es casual que el ataque a divergencias y disidencias sexuales sea anunciado a nivel nacional, tras cumplirse el primer año de una gestión libertaria con recortes en programas de Educación Sexual Integral (ESI). Lo sorprendente es que, en esta ocasión, la inhabilitación de los contenidos se concretó también por parte del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, a cargo de Jorge Macri. A comienzos del presente año, el alcalde porteño declaró que durante las vacaciones de verano se realizaría un análisis “exhaustivo y neutral” del material de ESI. Sin brindar detalle alguno de quién o quiénes ejecutarán ese supuesto análisis neutral, aunque se conoció que quien estará al frente de ese proceso será Clara Muzzio, la vicejefa de Gobierno.
Tras el anuncio de eliminar bibliografía y el posterior bloqueo de contenidos en la página web, como las guías de orientación para docentes, creadas a lo largo de los 18 años de existencia de la Ley ESI, aparecieron fuertes críticas de la oposición en la Ciudad.
María Bielli, legisladora del peronismo porteño, fue de las primeras en cuestionar la medida, destacando lo contradictorio en el planteo de una “revisión neutral”.
Gabriel Solano, legislador por el Partido Obrero, acusó a la Ciudad de sumarse a la “Campaña liberfacha” de la Nación. Mientras que docentes, integrantes del Movimiento por más ESI, también se expresaron en esa misma línea, afirmando que la medida en el territorio porteño “es un giro a la derecha para captar al electorado de Milei”. La misma concuerda con las promesas de campaña de La Libertad Avanza y no es otra que la oposición sistemática a la soberanía de los cuerpos a decidir. Discurso retrógrado disfrazado con rimbombantes consignas libertarias y tiktokeras que sintetizan un enorme retroceso en los derechos sexuales y reproductivos. Que hasta hace unos pocos años se acercaban a la idea de libertad.
Podemos decir que por entonces la idea de libertad era más bien una sensación que una realidad concreta, porque existían tareas pendientes sobre estos derechos. Pero, también por entonces, la sociedad bregaba constantemente por una mejor administración, legislación y regulación. Es decir, exigía un Estado presente para la Educación Sexual. Hoy en día, ante la pretendida búsqueda del macrismo por captar a las y los votantes de Milei, la actual gestión de gobierno porteña parece haber adoptado las mismas políticas antiderechos. Nada nuevo en tiempos crueles.
Sin embargo, los recortes en materia de acceso a la salud reproductiva vienen dándose desde el año pasado en el territorio porteño. Durante el 2024, los trabajadores de CeSAC y operadores en hospitales denunciaron la reducción en la entrega de anticonceptivos. Entre el tercer trimestre de 2023 y el de 2024, hubo una caída del 64% en la distribución de preservativos, anticonceptivos y medicamentos para la Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) en el marco del programa Desarrollo de la Salud Sexual y la Procreación Responsable, programa que se armó mancomunadamente, tanto a nivel nacional como en el territorio porteño.
El vaciamiento en la Ciudad
Sin ese Estado que entregue preservativos, sin esa médica generalista del CeSAC que cuente a una joven las opciones que tiene respecto a su embarazo: no hay libertad. Tampoco la hay si negamos a niñas, niños y adolescentes información sobre educación sexual integral. Y esta es la inquietud que plantean tanto docentes como activistas y familias que defienden la importancia de la ESI.
El vaciamiento se manifiesta, también, en medidas políticas puntuales. La primera de ellas fue la desvinculación de Adrián Mazzuglia, coordinador del Programa ESI en la Ciudad, y de todo su equipo. Otro de los temas preocupantes es la filiación pedagógica y de contenidos relacionados al concepto moderno de “educación emocional”, aprobada en diciembre en la Legislatura porteña dentro de la Ley para Abordaje y Promoción del Bienestar Socioemocional Escolar. Y, por último, inquieta que aún no se haya garantizado la realización del postítulo ESI en 2025, que sería el año número 17 de vigencia.
18 años de Ley ESI
La Ciudad de Buenos Aires es pionera en legislación sobre Educación Sexual Integral en el país, siempre pisando los talones a las conquistas legislativas a nivel nacional, resultantes de la organización de movimientos intersectoriales populares, como también de organizaciones e instituciones políticas. Estas políticas o hitos conquistados, según el Centro de Estudios de Estado y Sociedad (CEDES), son: El acceso a la anticoncepción (vigente desde 2002 a partir de la Ley 25673), la aplicación de la ESI (desde 2006 con la Ley 26150), el acceso a la anticoncepción quirúrgica (desde 2006 con la Ley 26130), el acceso a la IVE/ILE (desde fines del 2020 con la Ley 27.610), la introducción del implante subdérmico y de la anticoncepción hormonal de emergencia (AHE) a la canasta de anticonceptivos (desde 2016), la incorporación de la anticoncepción a las prestaciones del PMO (desde 2002) y al Programa SUMAR (desde 2012) y la autorización de compra de la AHE sin receta médica (desde 2023 con la Resolución 1062).
Educación sexual para decidir
En una época donde la información apabulla, entregada en videos de 30 segundos con filtros y efectos divertidos, que muestra a influencers que hacen pública su vida privada para que millones de usuarios la consuman y copien, resulta peligroso abandonar en las aulas a las generaciones que necesitan adquirir conocimientos en materia sexual para poder realmente decidir y no copiar.
La ESI, en tanto bolsa de contenidos, recorrió un largo camino desde la aprobación de la ley e incluso antes. Hay muchos estudios realizados en el territorio, encuestas y análisis que sirven para evaluar su implementación y los resultados.
En 2016 se cumplieron diez años de la sanción de la Ley Nacional de Educación Sexual Integral (Ley 26150). En ese marco, el Colectivo de Juventudes por los Derechos Sexuales y Reproductivos realizó un estudio para analizar la vigencia, el impacto y la aplicación efectiva de la ley. Al indagar por los temas de educación sexual integral abordados en la escuela secundaria, tienden a predominar los vinculados a la cuestión biológica (aparato reproductivo: 86%) y en menor medida a la prevención de embarazos e infecciones de transmisión sexual (72%).
La mitad de los entrevistados señala que vivenciaron situaciones de embarazo en su escuela e indican que la estudiante siguió cursando. Un 20% menciona que abandonó la escuela por un tiempo y el 19% que lo hicieron de manera definitiva. El abandono definitivo de la escuela sucede mayormente en las escuelas públicas, las laicas, y entre los ingresantes de 2007 en adelante.
En el marco del proyecto #EsconESI, impulsado por el Fondo de Población de las Naciones Unidas, fueron publicados los resultados de una encuesta a estudiantes y docentes para conocer las evaluaciones subjetivas sobre el funcionamiento de la educación sexual.
Por otra parte, la encuesta nacional a los “15 años de ESI” realizada por Unicef en 2021 arrojó estos resultados preocupantes:
6 de cada 10 entrevistados/as indicaron que se registraron situaciones de embarazos en la escuela secundaria. (6% más bajo que la encuesta del 2016).
1 de cada 5 indicó que no se habló del tema.
1 de cada 5 indicó que la persona embarazada abandonó la escuela.
La mitad de los encuestados/as afirmó que se vivió una situación de discriminación por orientación sexual o identidad de género en su escuela secundaria; (se mantiene igual a lo relevado en 2016).
4 de cada 10 reportaron situaciones de violencia de género en su escuela. La mitad mencionó que se habló la situación con los docentes y 1 de cada 4 indicó que fue con los preceptores.
7 de cada 10 afirmaron tener conocimiento de la ESI. Solo un 20% opina que se enseña “de la forma adecuada”.
Entre las y los docentes encuestados, el 94% afirma haber incorporado la ESI en sus clases.
Estos datos arrojan información útil para confirmar que la Educación Sexual Integral no es en el país ni en la Ciudad una materia resuelta. Muchos debates sobre la implementación quedan pendientes, pero hoy resulta urgente conocer los detalles de las modificaciones que planea el Gobierno de la Ciudad.
Los números de la violencia de género, entre los que se cuentan femicidios, travesticidios y crímenes de odio, no bajan en nuestro país; los embarazos no deseados no cesan; los abusos intrafamiliares siguen colmando los portales informativos de espanto y tristeza. Frente a todo esto, el mayor error que podemos cometer como sociedad es aceptar la eliminación de las políticas públicas de prevención y educación sexual integral con que contamos.
No es con la manipulación emocional (que es lo que propone realmente el Gobierno) ni copiando a los influencers, como la población joven podrá resolver mejor su vida sexual. Eliminar las políticas públicas de educación sexual no es dar libertad a los jóvenes para decidir. No se puede decidir sin saber. La ignorancia no decide. Sólo la educación y el conocimiento otorgan la libertad de poder decidir sobre los propios cuerpos.