«Luca, el sonido y la furia»
«Luca, el sonido y la furia», la muestra dedicada a Luca Prodan, abrió sus puertas el miércoles en el Museo del Libro y de la Lengua de la Biblioteca Nacional con un espectáculo de su hermano Andrea, corazón de esta exposición que propone un recorrido por la vida del líder de Sumo a través de fotos familiares, cartas, grabaciones sonoras y que incluye hasta la valija de ropa con la que llegó a la Argentina.
Con remeras de Sumo, muchos de la mano de sus hijos, jóvenes y no tan jóvenes, se acercaron al museo de avenida Las Heras 2555, donde fueron recibidos en la puerta con un breve espectáculo protagonizado por una marioneta que emulaba a Luca, invitando a sumirse a este «viaje psicoanálitico», como lo describió Andrea, hermano menor de Luca.
La música de Sumo sonaba de fondo acompañando este paseo por una vida que comenzó en 1953 en Roma (donde nacieron Luca y Andrea) y terminó en 1987 en Buenos Aires, contada aquí desde fotos, afiches de Sumo, diapositivas ordenadas cronológicamente, discos, audios, un bajo, cuadernos, canciones suyas manuscritas y objetos personales como la valija con la ropa que trajo cuando llegó a la Argentina, en 1980.
El nombre de muchas de las canciones de Sumo tatuadas en el piso, y semblanzas y reflexiones de reconocidos periodistas escritas en las paredes; forman parte de la exposición que anoche estuvo desbordada por seguidores y curiosos, entre los que resaltaron varios jóvenes pelados que sorprendieron por su parecido físico con Luca.
Una línea de tiempo con los hechos más importantes de su historia -sus primeros años en Italia, su educación en Escocia, sus años en Londres, el suicidio de su hermana Claudia, su arribo a Nono (Córdoba) tras un coma hepático del que sale de milagro-, completa el recorrido por la vida del artista que revolucionó la escena del rock local con un discurso potente que amalgamó el punk, el reggae y una lírica descarnada.
Todo comenzó en la cuenta de Facebook de Andrea Prodan, quien desde hace meses viene publicando una larga serie de fotografías y recuerdos; y poco a poco fue generando una gran devolución de los usuarios, algo que terminó materializándose en esta muestra gratuita que se extenderá hasta el 20 de marzo (cerrando durante enero).
«Empecé a postear pequeños cuentos de nuestro pasado y apareció un periodista y me preguntó si me gustaría hacer una muestra, una cosa llevó a la otra y, sin hablar de plata, terminamos haciendo esta pequeña gran muestra», resumió Andrea, que fue ovacionado en la terraza del museo, donde presentó parte de su show «Pájaros».
«La historia nuestra es muy compleja (como la de todas las familias), tiene que ver con las distancias y las ausencias, cada uno estaba en la suya. Luca y yo nacimos en Roma y mis padres y mis hermanas venían de China, entonces había un pasado cerrado al que nosotros dos no podíamos acceder», comenzó a relatar Andrea, líder de Romagana y radicado en Argentina desde hace muchos años.
«Mi madre tenía este gusto teatral muy incorporado, nos contaba historias trágicas de campo de concentración japonés en China de la Segunda Guerra Mundial y eso ya hizo que nos inclináramos a esa especie de culto por lo oscuro», contó el cantante para introducir a una historia apasionante, la menos conocida, basada en sus años previos a su llegada al país.
Así, con humor e ironía, Andrea fue mechando anécdotas con canciones, entre las que se destacó «No time», una de las primeras que compuso Luca y donde «él ya decía no tengo tiempo, pedía como una plegaria una oportunidad y Argentina le dio el sol, para pasar de la bosta a la flor que pudo crear acá».
Andrea y su hermana Michela lo extrañaban y viajaron a Traslasierra para verlo: «Luca estaba libre y estaba bien. El ya había muerto en Londres y acá hizo lo que tenía que hacer. Era un camión de amor y sensibilidad, vivió como preso casi toda su vida. Yo estoy vivo gracias a él y gracias a la Argentina que también me salvó la vida», concluyó emocionado.