“Matanza hereda matanza…”

por Marcelo Valko

Nada arranca de cero, al igual que la vida de cada uno que irrumpe en una familia ya constituida toda historia comienza empezada. El brutal accionar represivo del Terrorismo de Estado no arrancó el 24 de marzo de 1976 con el autodenominado Proceso de Reorganización Nacional encabezado por el general Jorge Videla, sino que comenzó varios años antes con el rostro de la Triple A durante el gobierno de Juan Perón hasta desatarse sin tapujos durante el mandato, por llamarlo de algún modo, de Isabelita. Tal como planteo en Pedagogía de la Desmemoria “matanza hereda matanza, genocidio hereda genocidio, impunidad hereda impunidad”. Menciono algunos casos paradigmáticos: en noviembre de 1973 una bomba vuela el auto del senador radical Hipólito Solari Yrigoyen, en mayo de 1974 es acribillado el sacerdote Carlos Mugica, dos meses después fue asesinado el diputado Rodolfo Ortega Peña, luego le llega el turno al intelectual Silvio Frondizi. La lista de amenazados es muy extensa incluso el monseñor Enrique Angelelli aparecía en ella siendo asesinado posteriormente durante la Dictadura. Si todas estas figuras públicas: senador nacional, sacerdote mediático, diputado con mandato efectivo, hermano del presidente Arturo Frondizi y Angelelli cabeza de la Iglesia del NOA que ostentaban posiciones de primer nivel corrieron esa suerte, que le quedaba al resto que no estuviera amparado por fueros, un apellido de peso o la protección vaticana. Vale consignar que también mi amigo personal y Maestro Osvaldo Bayer recibió una amenaza de muerte y debió marchar al exilio con su esposa y cuatro hijos adolescentes como tantos miles de personas.
Obviamente estas bandas paramilitares lideradas por López Rega, quien fuera ministro de Bienestar Social de Perón, una vez producido el Golpe de Estado pasaron a engrosar los Grupos de Tareas de la Fuerzas Armadas y el salvajismo resultó más simple y se convirtió en Terrorismo de Estado directo. Uno de estos grupos, el 3.3.2 de la Marina, estaba dirigido por Alfredo Astiz. La impunidad más absoluta descendió sobre el país y se establecieron cientos de “chupaderos”, algunos inmensos como la ESMA, otros más pequeños como El Atlético pero igualmente crueles y siniestros. En aquel momento el mundo era bipolar, la URSS aún no se había desmoronado y EEUU a través de las respectivas embajadas utilizó como mano de obra calificada a militares instruidos en la Escuela de las Américas para ordenar “su patio trasero”: El Plan Cóndor permitió que fuerzas conjuntas secuestraran ciudadanos en países vecinos para intercambiarlos como figuritas.
En el caso argentino, se produjo el disciplinamiento más brutal de nuestra historia provocando miles de exiliados, detenidos y 30.000 desaparecidos. Privilegiar lo importado frente a la industria nacional fue el tiro de gracia que ocasionó una tremenda retracción del sistema económico. La idea era reducir la capacidad productiva del país para acotarlo al segmento agroganadero (como ocurre hoy), es decir, exportar bienes primarios sin valor agregado como manda la División Internacional del Trabajo.
Para ello debieron aplastar la resistencia gremial. Infinidad de delegados fueron cesanteados, detenidos y desaparecidos incluso el Secretario General de Luz y Fuerza Oscar Smith. El reciente documental “Se va a acabar” de Blaustein y Cedrón afirma que el 66% de los desaparecidos fueron gremialistas. Existieron otros frentes de oposición contra la Dictadura comenzando por la tenacidad de las Madres buscando a sus hijos, los organismos de DDHH internacionales y numerosos exiliados que denunciaban los crímenes de lesa humanidad que se cometían. Sin embargo la Dictadura se mantuvo entera y la gran mayoría de la sociedad estaba convenientemente disciplinada por el aparato terrorista y una poderosa campaña publicitaria que logró convertir en buena medida las denuncias contra el terrorismo de Estado en una campaña de agresión anti argentina.
El general Albano Harguindeguy aseguró sin parpadear que “las urnas estaban bien guardadas” hasta que la derrota de Malvinas hundió los sueños castrenses, máxime después de la euforia inicial y en las condiciones vergonzosas en que se produjo. Aquí no tengo el espacio suficiente, pero sugiero consultar el Informe Rattenbach elaborado por los mismos militares que manda destituir a Galtieri y condenarlo a pena de muerte al igual que a otros responsables. Y si las FFAA pudieron retirarse en orden del gobierno se debió a la complicidad política del radicalismo y el peronismo.
Hay quienes habitan un microclima ideológico y por eso imaginan que la lucha popular doblegó a los militares. Incluso hoy, ciertos individuos que pertenecieron a las vanguardias iluminadas afirman que la “Contraofensiva Estratégica” fue determinante. Permitan que discrepe y dado que el microclima no es lo mío, señalo como pieza fundamental del retorno democrático el desenlace de Malvinas que produjo como consecuencia el Juicio a las Juntas. Recordemos que Franco tras su victoria permaneció casi cuarenta años. Imaginen lo que hubiese sucedido… Esto no desvaloriza valiosas resistencias puntuales, solo las sitúa en la dimensión apropiada. La mayor parte de la población permaneció y aún permanece indiferente a lo ocurrido y el 24 de Marzo es apenas un feriado más. Equivocar un diagnóstico lo único que logra es confundir el pronóstico y no permite aprender nada de la experiencia histórica solo repetir errores.
Señalé al comienzo que matanza hereda matanza, y en este sentido es correcto advertir que existen otros desaparecidos que el Día de la Memoria debe tener presente, me refiero a los pueblos originarios donde se aplica un Siempre Más. Como suelo explicar en mis libros y conferencias, el dolor provocado por tales delitos deja una huella que se instala como terrorismo simbólico y ese sufrimiento precisa emerger, quienes fueron silenciados necesitan hablar, la humillación busca ser reparada, la sangre requiere señalar a los culpables. Las pruebas del crimen existen tanto sea masivo o por goteo. Comencemos por el contexto. A partir de 1492, nuestro continente, el Abya Yala, dejó de tener propiedad sobre su territorio y el dominio de sus cuerpos y pertenencias fueron vulnerados, tenía tesoros que Europa descubría y tomaba, otro tanto sucedía con las personas consideradas como cosas: los hombres utilizados como combustible biológico hasta morir y las mujeres empleadas en tareas domésticas y como desahogo sexual. Existen siniestros paralelismos en el accionar del Ejército durante la Conquista del Desierto y la Dictadura del ´76: Campos de concentración, desaparición de personas, sustitución de identidad, desarraigo, apropiación de niños, violencia sexual, incautación de bienes y una conveniente adulteración de la historia mediante la Desmemoria. Es por eso que señalo que para los pueblos originarios en lugar del acotado Nunca Más de 1976/1983 para los pueblos originarios existe un Siempre Más.
La negación de la realidad siempre fue una política de Estado y guarda relación con la “excepcionalidad argentina” que asegura a propios y extraños que, en una suerte de remake de las cigüeña trayendo a los bebés, aquí provenimos de los barcos como afirmó el mismo Alberto Fernández donde no hizo otra cosa que verbalizar un imaginario latente de toda la clase política que nos inculcó una historia oficial que niega e invisibiliza nuestra realidad sudamericana, temerosa de lo plural, haciendo una profesión de fe que apunta a lo monocromo. Y la historia de nuestros países no es en singular, es plural, tiene matices, voces diversas que están a tiempo de ver y escuchar si asumen el genocidio y despojo que se perpetró.
Sin embargo, guste a quien le guste, estamos atravesando tiempos de cambio. Un nuevo paradigma asoma en el horizonte. ¿A qué me refiero? El genocidio, despojo e invisibilidad padecido por los pueblos originarios que los grupos de poder pretendieron ocultar en forma definitiva comienza a salir a la luz con nitidez. Las voces que pretendieron silenciar por siempre toman la palabra, se hacen acción y la verdad surge incontenible.

http://marcelovalko.com

Es lento, pero viene…

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