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Memoria Ardiente
por Laura Mangialavori
Guardia Pasiva. Con ese nombre el Gobierno nacional les comunicó el 31 de diciembre a los 87 trabajadores y trabajadoras del Centro Cultural Haroldo Conti que el Espacio de Memoria y Derechos Humanos ex-ESMA se cerraba hasta nuevo aviso. La decisión de Alberto Baños, secretario de Derechos Humanos, fue comunicada por su asistente, Marcela Godoy, a través de un mensaje de Whatsapp: “El secretario de Derechos Humanos hace saber a todo el personal del Centro Cultural Haroldo Conti que se procede al cierre del mismo a partir del 2 de enero de 2025. Ello, a efectos de velar por una adecuada reestructuración interna, rearmado de equipos de trabajo y análisis de la programación del año entrante”. La guardia de pasiva no tuvo nada. El 4 de enero, el músculo de la organización colectiva activó, convocó y colmó un festival que despertó la memoria del pueblo.
“No sabemos qué va a pasar. No tenemos acceso a nuestras computadoras. Nos reunimos en asambleas permanentes para ver qué pasos seguir”. Quien dice esto es Damián Lamanna Guiñazú, trabajador o ex trabajador del Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti. En diálogo con Periódico VAS, nos cuenta que hace 5 años coordina el Área de Literatura y que algunas de sus tareas principales eran organizar presentaciones de libros, lecturas de poesías y talleres. Damián habla en un tiempo que es presente y pasado; se confunde al nombrar y determinar su situación, que aún continúa incierta.
“Este Gobierno intenta romper todo el tiempo las instancias comunitarias y colectivas, del encuentro, de los lazos sociales, porque prioriza la lógica del mercado, pero en el festival una multitud dejó en claro que las consignas de Memoria, Verdad y Justicia continúan”, afirmó entusiasmada Mercedes Cabezas, secretaria general adjunta de ATE Nacional, quien viene acompañando la lucha de trabajadores y trabajadoras.
En las últimas semanas, el juez federal Ariel Lijo ordenó un fallo para obligar a la Secretaría de Derechos Humanos a mantener abiertos los Sitios de Memoria. La resolución surgió a partir de una presentación que hizo la legisladora porteña Victoria Montenegro. En su escrito, la presidenta de la Comisión de Derechos Humanos de la Legislatura había advertido que se estaba incumpliendo con la ley de Sitios (26.691), que establece que los ex centros clandestinos de detención, tortura y exterminio (CCDTyE) deben ser preservados no sólo como prueba judicial, sino también para la transmisión de la memoria de lo sucedido durante los años del terrorismo de Estado.
“El Conti mantuvo su actividad pese a que Alberto Baños no designó un director o directora en todo el 2024. La situación es alarmante. La muestra de fotoperiodismo de ARGRA, la más importante del país, aún se encuentra dentro del predio. Así de intempestiva y desconcertante es la situación. Lo mismo pasa con las obras donadas por la familia del artista León Ferrari y muchísima documentación clave que está en el Archivo Nacional de la Memoria, que también se encuentra cerrado. Es gravísimo, pero no vamos a bajar los brazos, vamos a seguir exigiendo que los Sitios estén abiertos y denunciando que sin trabajadores no hay memoria”, se emociona Mercedes Cabezas.
La memoria no se archiva.
“En el Archivo Nacional de la Memoria está toda la documentación que produjo la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (Conadep). Están los testimonios de las travestis que fueron reprimidas en la Panamericana en la década del 80, están los testimonios de los ya muy pocos sobrevivientes de los bombardeos del ‘55. El Archivo es un espacio que se ocupa de reunir la memoria de todo el país, de toda la historia argentina, pero sobre todo lo que tiene que ver con memorias”, enfatiza Damián Lamanna Guiñazú.
Actualmente en el ANM no hay quien pueda atender la sala de consultas, el área de investigaciones históricas quedó con la mitad de sus profesionales y solo hay una persona para contestar oficios judiciales. Lamanna Guiñazú explica que el Archivo no es solo documentación probatoria, explica que las memorias son múltiples y constituyen un discurso dinámico que después, quizás, pueda integrarse a la historiografía, pero que es algo que está vivo, latente y latiendo. “El Archivo es patrimonio de todos los argentinos y argentinas, es imprescindible. Es muy cuidado y profesional el trabajo que se hace. La verdad que es penosa esta situación, no sabemos qué tanto van a respetar lo que se guarda ahí”, se lamenta.
¿Qué hace a las memorias de los pueblos? ¿Dónde se guardan? ¿Cómo se protegen? ¿Cuántas veces pueden quebrarse y reconstruirse las historias? ¿Cuánto más puede significar un lugar de vida, arte y horror?
Para Damián, durante los 13 años en los que trabajó, El Conti representó un espacio de formación y de pensamiento constante. Un lugar donde se empapó de la militancia por la memoria, para estudiarla, pensarla, defenderla, cuidarla y proyectarla para construir, principalmente, políticas públicas que prioricen el hacer memoria y no una mirada sobre la memoria. Y este punto es clave para él. “Hacer memoria es lo principal. Las memorias están vivas y van mutando; no es que haya un pensamiento cerrado sobre las cosas. En todos estos años siempre estuvo la posibilidad de pensar un montón y de revisar posiciones. El Conti tiene un grupo de trabajadores y trabajadoras brillantes y en ese sentido siempre fue todo muy inspirador”. Escucharlo es sentir el orgullo de quien pudo transitar y recorrer un camino laboral en una institución viva, deseante y audaz. Es dimensionar el compromiso y la responsabilidad de quienes se instruyeron para desempeñar sus tareas, entendiendo el enorme riesgo y la oportunidad de ser visibles y pioneros en el mundo. “El Conti es un ámbito académico, de estudio y de investigación colectiva. De distensión para celebrar, pero a veces también para pasarla un poco mal. Es un espacio para ponerse en crisis. Siempre nos interesó corrernos un poquito de todo discurso institucionalizado que estuviera fosilizado. Hay mucho sentido en lo que se hace. Es un lugar para reflexionar sobre cómo hacemos y, sobre todo, qué procedimientos utilizamos para hacer memoria”.
“Las políticas de memoria, verdad y justicia son transversales a nuestra historia”.
El mundo está mirando con asombro, sorpresa y pena cómo el propio Gobierno nacional de un país, emblema en el camino de la reparación, destruye sistemáticamente los derechos conquistados. Desde que se conoció la noticia del cierre, llegan a diario adhesiones de todas partes. El apoyo internacional es muy contundente y conmovedor. Cartas y videos en todos los idiomas de personalidades destacadas de la cultura expresando su apoyo y solidaridad. El reconocido historiador italiano Enzo Traverso, quien fue de gran inspiración para pensar los comienzos del Conti cuando Eduardo Jozami era su director, también envió su saludo y reflexión.
Según trascendió, Traverso recuerda su visita al Conti y analiza qué significa su cierre. “Hace algunos años tuve el honor de impartir dos seminarios en el Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti […] Más allá de las notables cualidades de su personal, el Centro Haroldo Conti lleva a cabo un trabajo insustituible de reflexión crítica y transmisión de la memoria colectiva del pasado argentino. Reconocido en todo el mundo, el Centro se ha convertido en un punto de referencia para todas las instituciones, asociaciones y movimientos que luchan por los derechos humanos. Nuestras democracias son conquistas frágiles que hay que defender y proteger. El cierre del Centro Haroldo Conti sería una derrota más que simbólica de la democracia. Por eso, debemos impedirlo”.
Memoria en emergencia
Despidos masivos, extorsiones, persecuciones y violencias. El plan de desguace y desmantelamiento no descansa y la crueldad es brutal. Entre los despidos que vienen sufriendo los trabajadores y trabajadoras de los 5 sitios de memoria de la ciudad, Virrey Ceballos, Olimpo, Orletti, Club Atlético y Ex Esma, se le suman los despidos a delegados y delegadas.
“Se están corriendo todos los límites, lo que hacen es ilegal”, dice Nana González, secretaria adjunta de la Junta Interna de ATE en el Ministerio de Justicia y trabajadora despedida del Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti, con 25 años de antigüedad. “Avanzaron contra el cupo laboral travesti trans y despidieron gente con enfermedad que además no les pagaron la indemnización, y ahora también están persiguiendo a los delegados”.
El vaciamiento es total. No hay presupuesto para mantenimiento y preservación. Los Sitios son la prueba material de los crímenes de lesa humanidad. Son los responsables de reconstruir los testimonios de sobrevivientes, detenidos desaparecidos y militantes y de transmitirlo a la comunidad y a la justicia. En la mayoría de ellos, hoy la gestión es casi autogestiva por la falta de recursos. En Virrey Cevallos despidieron a todos y todas y el 25 de enero sus trabajadores organizaron un festival para defenderlo junto a la población.
“El plan de lucha es permanente. Desde que asumió este Gobierno estamos en las calles rediscutiendo y defendiendo el rol del Estado y todas sus políticas de inclusión y memoria”, expresa la Secretaria General Adjunta de ATE Nacional, Mercedes Cabezas.
“Tenemos que confiar en que vamos a volver a construir un país más amable”
Damián Lamanna Guiñazú también se muestra esperanzado. Cree en la construcción de una contrahegemonía entre todos y todas, y en la creatividad puesta al servicio de imaginar un mundo menos violento, menos competitivo, menos inhabitable.
“Hay que volver a la prédica de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo: nunca venganza, siempre justicia. Ir siempre por el camino más honesto. Si ellas pudieron bancarse lo que se bancaron, si pudieron circular rodeadas de milicos con caballos, a finales de los 90, y principios del 2001, nosotros podemos ponerle el pecho a este momento; se los debemos a ellas, a los nombres de los que llevan en sus pañuelos”, concluye Damián.