Mi Tío cumple 43 + 1 año
por Gabriel Luna
Mi Tío es la pizzería con esencia de barrio sita en la esquina de Defensa y EE UU, pleno centro y adoquines de San Telmo, barrio fundador de la Ciudad de Buenos Aires. La calle Defensa antes se llamaba Mayor o De la Mayor, porque en tiempos coloniales conducía a la Plaza Mayor -que hoy es Plaza de Mayo-, y luego se llamó Defensa en conmemoración de las Invasiones Inglesas -que tuvieron por escenario esta zona, con las célebres echadas de aceite hirviendo-. La zona de San Telmo era de gente encumbrada -hasta la epidemia de fiebre amarilla en 1871-, luego fue de gente media y de muchos migrantes que llegaban para hacer fortuna. De esta mixtura, con las casas patricias repletas, divididas en conventillos, y las plazas y las calles convertidas en mercados, ferias y lugares de expansión, se formó el barrio. La zona resistió así al ataque de la modernidad, el crecimiento edilicio en propiedad horizontal, el desarrollo financiero y comercial de los alrededores, el movimiento de gente anónima sin gestos. La calle Defensa reivindicó su nombre resistiendo la nueva invasión. Pero hubo bajas, fueron demolidas varias casas coloniales y art nouveau para hacer propiedad horizontal. E iban a seguir demoliéndose, hasta que en 1971 -a cien años de la fiebre amarilla- se creó como resistencia, para valorar el patrimonio histórico y el lugar de memoria activa, la Feria de Antigüedades en la plaza Dorrego, también sobre la calle Defensa. Y esto trajo a la zona una serie de anticuarios, galerías, espectáculos callejeros y bares de época que, sumando al turismo y a los porteños de bonhomía, recrearon el barrio.
La pizzería Mi Tío surge de esta resistencia en 1974. Héctor Villarroel y su sobrina inician el emprendimiento. María Romero, la sobrina, lo bautiza Mi Tío y el negocio familiar funciona. La receta es tradicional y sencilla: comida casera, pizza amasada a la vista, el moscato y la fugazzeta rellena, una novedad que trajeron los pizzeros italianos a principios del siglo XX. Lo demás es el empeño, la empatía con los clientes de los jóvenes empleados, El Chino, Antonio, Víctor, Daniel, Matías, Peti Romero, Ezequiel, Federico, y la sociabilidad y bonhomía del barrio: las mesas en la vereda, la feria y el candombe en la calle, el clima cordial, las tertulias hasta la madrugada. Mi Tío es sitio de reunión y encuentro -como las plazas-, es un lugar amable por donde pasa la vida, los amores, las tristezas, los amigos, las parejas, los vecinos, las familias, los partidos de fútbol en la tele entre mozzarellas y cervezas.
Y las cosas funcionan así durante 43 años, hasta que en marzo de 2017 los dueños deciden el cierre, agobiados por el aumento macrista de las tarifas, la gentrificación de Larreta y el peso de los años. La pérdida es enorme. Pero ante la pena ocurre la vida, empleados y vecinos resisten -por algo están en la calle Defensa- y toman el lugar en abril de 2017. Los empleados ya no tan jóvenes, El Chino, Antonio, Víctor, Daniel, Matías, Peti Romero, Ezequiel y Federico deciden trabajar sin patrón y autogestionarse. “Nosotros queremos trabajar y sabemos que este negocio funciona. Contamos con el apoyo de nuestros clientes y vamos a sacar a Mi Tío adelante en forma de cooperativa, y en un mano a mano con los vecinos del barrio”, dijeron entonces a Periódico VAS. Y acertaron.
5 de abril de 2018, socios y vecinos festejan en la pizzería un año de autogestión. Mi Tío cumple 43 años + 1 año. ¡Aplauso fuerte y resistente!