Micaela no desapareció. La asesinaron
por Rocío Bao
Pasó unos días por ese lugar que sólo el desaparecido y su verdugo conocen. Pero que para el resto de la sociedad es una persona desaparecida a la que hay que buscar casi oliendo la sangre. Es la incógnita y la incertidumbre. Es la búsqueda desesperada de su familia y amigos. Es la ineficacia de la Justicia. Es -casi siempre- la complicidad policial. Es desesperación, desgracia, una gota de sueño, apenas la esperanza, y la desesperanza.
Luego «aparece» sin vida; muerta, arrancada bajo la violencia de un hombre que se creyó dueño, o no sé qué, no sé qué pasa por la cabeza de estos tipos, no sé cuál es la distancia entre ellos y nosotros, y cómo es que se esconden tan bien que cada 18 hs logran concretar su objetivo en Argentina: ellos matan, nosotros no sabemos muy bien qué hacer ante tanta violencia; lloramos, nos entristecemos, puteamos, nos manifestamos, nos organizamos, pero hay algo que nos falta dilucidar, algo que no estamos pudiendo resolver en el corto plazo, porque la situación de violencia que se vive en el país contra la mujer requiere de una solución inmediata.
El Estado es responsable, sin dudas, siempre lo es, así como las instituciones que de él se desprenden, pero hay algo que como sociedad nos falta entender y más allá del evidente machismo (y la constante hipocresía), que creo que a largo plazo caducará, hay algo que no estamos viendo.
Micaela militaba y militaba por la igualdad. Conocer su lucha me hace reforzar la idea (con bronca) que lo que le sucedió, le puede suceder a cualquier mujer: la que lucha, la que milita, la que grita, la que calla, la que se queja, la que es sumisa, la que camina, la que baila, la que sueña despierta, la que trabaja, la ama de casa, la empresaria, la que es libre, la esclava, la que corre, la buena, la mala, la blanca, negra, rubia o pelirroja, la que sabe lo que quiere, la que no entiende nada, la joven, adolescente, adulta…da igual.
El «problema» para el violento es tener frente a él una mujer, y sobre todo, si esa mujer se levanta cada vez con más fuerza y se para de igual a igual frente a él.
No sé bien del todo que hay que hacer, pero sin dudas, en medio de la lucha por la igualdad surgen recursos y herramientas mejores cada vez.
Ninguna muerte puede ser en vano.
No tengo para decir más que una descarga más del montón para expresar un poco la bronca, la impotencia y la tristeza.