Ni un paso atrás en las leyes que protegen el cannabis medicinal
por Miranda Carrete
En Argentina, el cultivo y el uso del cannabis para fines medicinales o terapéuticos es legal desde el año 2020. Respaldo normativo que se consiguió gracias al trabajo militante de muchas organizaciones que evidenciaron y dieron cuenta de las propiedades terapéuticas que tiene la planta y sus derivados. También hicieron hincapié en la importancia de la soberanía para poder cultivar la propia medicina. Una de estas organizaciones es Mamá Cultiva, que en 2017 impulsó el debate y logró la aprobación de la ley 27.350 que regula la investigación médica y científica de su uso medicinal. También consiguió instalar el tema en la agenda social a partir de la visibilización del resultado de los tratamientos, brindando talleres y cursos de formación para el cultivo, la cosecha y la producción de aceites, entre otras actividades, para fomentar la autonomía y, sobre todo, el acceso para todxs. En simultáneo, la industria cannábica también creció en el país, en 2022 consiguieron regular este sector para la cadena de producción, industrialización y comercialización de la planta. También se creó la Agencia Regulatoria de la Industria del Cáñamo y del Cannabis Medicinal (Ariccame), que hoy depende de la Secretaría de Industria y Comercio. Jujuy es la provincia argentina con mayor superficie plantada, casi 8 hectáreas de la empresa de Gastón Morales, hijo del exgobernador Gerardo Morales. En segundo lugar, se ubica Salta con 3,5 hectáreas, en tercer lugar, Buenos Aires con 2,47 hectáreas distribuidas entre 20 productores, le siguen Córdoba, Chubut, San Juan, Entre Ríos, Corrientes y Mendoza, con menos de 2. Pese al anuncio del Gobierno nacional de dar continuidad a la agencia que regula la industria, las trabas y dilaciones afectan al consumo terapéutico. La falta de regulación sigue generando miedo e incertidumbre entre quienes utilizan esta medicina para tratar afecciones crónicas. Algo que contrasta con los avances a nivel global y los progresos logrados en nuestro país en los últimos años.
Periódico VAS conversó con Valeria Salech, una de las fundadoras de Mamá Cultiva, con Victoria Baca Paunero, abogada y presidenta del Centro de Estudios de la Cultura Cannábica (Cecca) y con integrantes de Coopenábica, una Cooperativa tranfeminista que trabaja con plantas medicinales por el Buen Vivir, para abordar la situación actual de la legislación; las consecuencias de los recortes en ciertas políticas públicas y el estado del Registro del Programa de Cannabis, establecido 2020 como marco legal para aquellas personas que cultivan para mejorar la calidad de vida de miles de personas.
Sobre la ley
«En Argentina el cannabis está regulado por dos leyes, la 27.350 de Cannabis Medicinal, terapéutica y/o paliativo del dolor (ley de Salud, autoridad de aplicación Ministerio de Salud) y la 27.669 que es el Marco Regulatorio para la cadena productiva del cannabis medicinal y del cáñamo industrial (ley de Producción, autoridad de aplicación Ministerio de Economía)», explica Victoria. Y considera que ninguna de estas dos normativas corre peligro, ya que ambas “fueron sancionadas con mucho consenso social y de forma transversal con intervención de distintas fuerzas políticas”. En paralelo, rige la ley 23.737, conocida como Ley penal de estupefacientes, que según el decreto reglamentario 560/19 incluye al cannabis dentro de este concepto. Esta norma impone duras sanciones penales a quien realice conductas con esta planta sin autorización, poniendo en riesgo la salud pública. Las agencias penales estatales, como la policía y el Poder Judicial, son los órganos de aplicación de esta Ley.
La ley 27.350 promovió políticas públicas centradas en las redes de apoyo a pacientes que necesitan cannabis para tratamientos de salud. Estas redes operan en conjunto con el Estado, ONGs y Asociaciones Civiles, brindando asistencia a miles de personas y protegiéndolas de posibles consecuencias penales. «Sin esta ley, estas personas podrían estar al menos sospechadas por el solo hecho de tener plantas o derivados”, explica Victoria. «Además del rescate jurídico para quienes cultivan, la norma impulsó investigaciones científicas, proyectos internacionales y capacitaciones para profesionales de la salud, seguridad y justicia en todo el país”, agrega. Estos avances han facilitado la circulación de información y garantizado los derechos de los usuarios y sus familias. Por otra parte, la creación del ReProCann, programa que ha beneficiado a más de 200 mil personas, brindando acompañamiento en salud y certeza jurídica a usuarixs de cannabis medicinal.
¿Qué es el ReProCann?
El Registro Nacional de Pacientes en Tratamiento con Cannabis (ReProCann) permite acceder legalmente a tratamientos con cannabis medicinal. Esta base de datos registra a personas que cumplen con requisitos específicos para obtener cultivos controlados de cannabis con fines terapéuticos, medicinales o paliativos. Tanto pacientes con recetas médicas especializadas como aquellos que desean cultivar para su propio uso están amparados por esta iniciativa de salud pública. La prioridad es asegurar un acceso equitativo, seguro y regulado a terapias que van más allá de los tratamientos convencionales. “El ReProCann dejó de aceptar solicitudes en diciembre de 2023 y desde entonces se acumulan decenas de miles de pedidos. Esos números son personas que necesitan estar al amparo de la ley para poder cultivar marihuana con indicación médica por motivos de salud”, explica Valeria Salech con preocupación.
La primera señal de alerta la esbozó Manuel Adorni, días después de que Javier Milei confirmara la continuidad de la Agencia Regulatoria del Cáñamo y el Cannabis Medicinal. El vocero presidencial anunció modificaciones en el derecho al autocultivo y la posesión de cannabis medicinal en la vía pública, como también un recorte de 140 mil millones de pesos en el ReProCann. «Es parte del desarmado que queremos hacer con este Estado empobrecedor, y que han llamado ‘Estado presente’, pero que solo hizo empobrecer a la gente”, afirmó Adorni. La realidad es que el uso de Cannabis medicinal está cada vez más extendido en Argentina y en el mundo. La ley que regula su cultivo es una herramienta fundamental para garantizar el acceso a esta alternativa terapéutica para muchas personas excluidas del sistema de salud tradicional o que no han encontrado resultados satisfactorios con tratamientos convencionales.
Desde Coopenábica agregan que la posibilidad de cultivar en un marco legal permitió el desarrollo de innovaciones tecnológicas tanto para la producción agrícola como la industrial de cannabis medicinal en los últimos años y advierten “limitar el ReProCann a un número específico de patologías, va en contra de la concepción integral de la salud y afectaría a muchos usuarios, dejando afuera situaciones como el insomnio, la ansiedad o el bruxismo, por nombrar algunas, donde encontramos un gran alivio con el uso de la planta”.
Valeria Salech es una de las responsables de que hoy se hable de cannabis medicinal, que tengamos una ley que regula su uso y, sobre todo, de la soberanía en relación con su cultivo con fines medicinales. Para ella se trata de una cuestión vital. Gracias al aceite de cannabis vio transformarse la vida de su hijo Emiliano, que padece epilepsia refractaria. «El primer cambio fue su risa. Se puso a mirar a La Pantera Rosa y se reía. Y su conexión con nosotros: nos empezó a mirar a los ojos, me trae su vaso si tiene sed…», decía en una entrevista en 2016, cuando las madres del cannabis empezaban a contar sus historias en primera persona.
Hoy la autoridad de aplicación de la Ley continúa siendo el Ministerio de Salud, que anunció que pondrá filtros y restricciones ante la cantidad de solicitudes que se están presentando para obtener el ReProCann. “Es un retroceso, deberían buscar un sistema eficiente que garantice el derecho para todxs” dice Valeria sobre esta medida.
El ReProCann es un programa que ha proporcionado tranquilidad a muchas personas que sufren diversas dificultades de salud y han encontrado en el cannabis una solución para sus síntomas. Valeria destaca que el programa beneficia a aquellos que sufren de dolor crónico, dificultades para dormir, ansiedad, depresión, enfermedades terminales o crónicas, entre otros. Y advierte que un retroceso en esta política pública pondría en riesgo a usuarixs, cuidadores y cultivadores de cannabis. Valeria menciona que incluso si el programa desapareciera, ella seguirá cultivando cannabis; “una vez que se encuentra una terapia natural eficaz, no se puede dejar de lado». Y considera que «la desaparición del programa reinstalará la criminalización de las personas usuarias y la preocupación del riesgo de ir presas por ejercer el derecho a la salud de manera soberana». El retroceso es evidente, el año pasado la preocupación era la falta de formación y capacitación en el sistema de salud, ya que pocos profesionales conocen tratamientos con cannabis o hacen el trámite de autorización. Hoy, la alerta está puesta en que el ReProCann siga vigente y las personas que están en espera puedan conseguir el permiso.
Desde la Cooperativa Tranfeminista Coopenábica, aseguran que retroceder en estas conquistas “enviaría a la clandestinidad a muchas y muchos que cultivamos para mejorar nuestra salud y, por otro lado, dificultaría las líneas de investigación, hacen al espíritu de esta ley, para generar evidencia que otorgue científicas a lo que muchas personas experimentamos diariamente”.
Una planta con beneficios para la salud.
Si son evidentes las mejoras con el uso del cannabis, ¿por qué continúa la insistencia por demonizar o caer discursivamente sobre el autocultivo de una planta que tiene siglos de usos en diferentes culturas? Según Valeria, es difícil enumerar todos los beneficios que el cannabis trajo al bienestar de su familia. Su hijo empezó a tener menos convulsiones, a estar más conectado con ellos, a controlar esfínteres y otros avances que mejoraron su calidad de vida y la de la familia. Su caso se multiplica por miles en Argentina y en el mundo, la gente se acerca a diario a Mamá Cultiva con enfermedades gravísimas o incluso dolores de articulaciones, insomnio o trastornos de ansiedad, en búsqueda de una solución para poder vivir mejor.
Para profundizar sobre el uso del cannabis lxs integrantes de la Cooperativa Transfeminista Coopenábica, agregan que los beneficios se evidencian en el ámbito humano y también en animales, “se ha encontrado que los compuestos activos del cannabis pueden aliviar síntomas de enfermedades crónicas como el dolor neuropático, la artritis, y la esclerosis múltiple. Además, es eficaz en el manejo de náuseas y vómitos asociados con la quimioterapia, así como en la reducción de la ansiedad y el insomnio”. En tanto que en los últimos años las investigaciones dieron cuenta de que, en el campo veterinario, el cannabis mostró potencial para tratar condiciones similares en mascotas, como el dolor crónico, la ansiedad, y los trastornos inflamatorios. En resumen, “la cantidad de síntomas que pueden ser abordadas con el uso de cannabis es notable, lo que subraya la importancia de seguir investigando sus aplicaciones terapéuticas y asegurar un uso seguro y regulado”.
La abogada Victoria Baca Paunero considera que existe un gran desconocimiento sobre el tema “tanto respecto al régimen jurídico del cannabis legal, como con relación a las capacidades del sector en términos de producción, generación de empleo, de desarrollo en I+D (incluso exportable) y sobre el rol esencial de las ONGs que son las que en definitiva vienen acompañando a la sociedad civil desde hace casi una década”. Por eso, asegura que todo retroceso podría generar una masiva judicialización, sobre todo porque no hay argumentos legales, ni científicos que avalen restringir los derechos ya adquiridos en materia de salud. “Esto produciría afectación de derechos humanos a personas en situación de vulnerabilidad por enfermedad o por discapacidad”, afirma, e insiste en que “la jurisprudencia de tribunales penales y de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, es clara en cuanto al resguardo de los derechos de los usuarios/cultivadores de cannabis medicinal”.