Personaje del barrio: Lola Frexas
Lola Frexas a expuesto en galerías de Buenos Aires y Europa. En Madrid, Londres y Roma presentó la muestra «Buenos Aires visto por Lola Frexas». Cuenta con numerosos reconocimientos a nivel nacional e internacional, como por ejemplo, el Sagitario de Oro de UNICEF otorgado en Roma. Entre sus trabajos más destacados se encuentran las ilustraciones de los libros Florilegio de Poesías de Juan Carlos Dávalos y Acordes Cotidianos, del escritor uruguayo Mario Benedetti. Desde hace años, integra el Libro de Oro del Arte Argentino. Se encuentra representada en colecciones oficiales y privadas de Argentina, Estados Unidos, España, Brasil, Suiza, Gran Bretaña, Portugal, Italia y Alemania.
Estudió en la Escuela Nacional de Bellas Artes, con Daneri, Jorge Larco y fue discípula de Spilimbergo. En 1954 viajó con su esposo, el artista plástico Jorge Banzas, a Toledo donde se convirtió en paisajista. A su regreso, desarrolló en nuestro país una relevación en diferentes barrios de la ciudad de Buenos Aires, documentando las fachadas de sus esquinas en un asombroso testimonio artístico de apreciable valor histórico. Hizo lo mismo en sus viajes por el mundo, plasmando en acuarela los más encantadores parajes.
Lola Frexas porta la sencillez de los grandes creadores: «Soy cada día lo que hice», nos dice con una sonrisa. Su departamento del parisino pasaje Rivarola ubicado en el porteño barrio de San Nicolás es una casa de artistas. Allí cohabitan sus pinturas, las de su hijo Jorge Eugenio Banzas y las de su nuera Patricia Ilia, la música de Suri Frexas, su hijo mayor, e innumerables recuerdos de su larga trayectoria. Lola a sus 80 y pico de años, no ha perdido su pasión por la pintura: «Pintar es el estado más parecido a la felicidad», confiesa. Hasta hace poco se la solía ver por las calles de nuestra Ciudad, palpitando a la gente, inmersa en esa felicidad al retratar -por ejemplo- a un «canillita» próximo al Obelisco.