Primer juicio ético y tribunal mapuche
por Marcelo Valko
Acaba de concretarse en Patagonia, Población Picuncho (San Martín de los Andes), el Primer Juicio Ético Popular y Nor Feleal (Tribunal Mapuche) en forma simultánea, en el territorio del Lof Paicil Antriao. Se trata de una reivindicación y denuncia de suma importancia, no solo sobre el despojo territorial, sino también del sometimiento, crímenes e intento de borronear la cosmovisión de un Pueblo Ancestral y Preexistente al Estado Nación, tal como informa Resumen Latinoamericano (09/12/2024). Este enjuiciamiento ético a lo ocurrido en la autodenominada Campaña del Desierto, que en realidad se trató de la Construcción de un Desierto en una geografía poblada, y con las posteriores “muertes por goteo” (Santiago Maldonado, Rafael Nahuel), se produce en un contexto muy particular en relación a los Pueblos Originarios. Veamos.
El 22/10/2024, se realizó en la ONU una sesión para considerar una resolución que refuerza el compromiso internacional de proteger y promover los derechos de las comunidades originarias en áreas como el acceso a la justicia, la protección del medio ambiente y la preservación de sus lenguas y culturas ancestrales. Estaban presentes representantes de 176 naciones; un solo país de todo el mundo se opuso: Argentina, o mejor dicho, el canciller de Milei. Continuando con esa misma tónica, acaba de conocerse un decreto publicado en el Boletín Oficial que anula la emergencia de tierras indígenas, lo que significa que se habilitan los desalojos inmediatos (Infobae, 10/12/2024). Con la firma de Milei y todos sus ministros, derogan la Ley 26.160 y el decreto de 2021 que extendía la emergencia hasta fines del 2025.
Si bien es muy grave la absurda y necia posición del gobierno, también es sumamente trascendente que se comience a realizar este tipo de enjuiciamiento ético a un Estado que encumbró a un héroe de clase como Julio Roca, un verdadero mascarón de proa de una elite al rango de prócer nacional argentino. De este proceso judicial-popular, los acusados eran Emanuel Ginobilli, quien no se presentó a este Juicio a pesar de que fue notificado, y José Salamida, encarnando a los funcionarios y políticos. En los fundamentos de la sentencia que los imputó sobre “violencia física, despojo territorial y la interrupción de la transmisión cultural y lingüística hacia las infancias”, se indicó: “No habría Ginobili ni Salamida si un Estado no fuera permisivo. Ese mismo Estado que nos tilda de pseudo-mapuches podríamos llamarlo pseudoestado, por permitir y promover un sistema que despoja y silencia”. Tanto el Nor Feleal (Órgano de Justicia Mapuche) como el Tribunal Ético y sus jurados estuvieron integrados por idóneos representantes de distintos niveles.
Tal como señalé en su momento en el prólogo del libro El Pueblo Mapuche una nación (Silvio Winderbaum y Hugo Álvarez): “Nos encontramos atravesando tiempos de cambios. La historia oficial, obra maestra de la oligarquía dominante y dominadora, comienza a resquebrajarse. Un nuevo paradigma asoma en el horizonte. ¿A qué me refiero? El genocidio, despojo e invisibilidad padecido por los pueblos originarios que los grupos de poder pretendieron ocultar en forma definitiva comienza a salir a la luz con nitidez. Las voces que pretendieron silenciar por siempre toman la palabra, se hacen acción y la verdad surge incontenible”. Es lento, pero viene…