¡Qué pare la transformación!
por Federico Coguzza
«Estamos transformando cosas que parecían imposibles de transformar”. La voz en off de Horacio Rodríguez Larreta acompaña imágenes de la Ciudad que se suceden una tras otra en un spot que anuncia el plan: “La transformación NO PARA”.
Son apenas 35 segundos en los que el Jefe de Gobierno enumera las transformaciones pensadas para la ciudad en materia de seguridad (“para vivir más tranquilos”), educación (“para darles un futuro a nuestros hijos”), movilidad (“para viajar más rápido y seguros”) y espacio público (“para vivir cada vez mejor”).
“Tenemos un plan: seguir mejorando la calidad de vida de todos los que vivimos la Ciudad”, cierra Larreta, y el eslogan cubre la pantalla, como cubre las calles y puebla los medios nacionales. Ese mismo eslogan, por el que el Gobierno porteño destina 12 millones de pesos diarios de pauta, es al mismo tiempo una práctica que está destruyendo el patrimonio.
¿Qué pasa en el Casco Histórico? Gentrificación y turistificación
“En el Casco Histórico se está dando un fenómeno social inmobiliario denominado turistificación, que no es más que destinar sectores de una ciudad al turismo, donde se reemplazan los habitantes, por modalidades de habitabilidad transitoria: estudiantes y turistas, al tiempo que se reemplazan los locales tradicionales por grandes cadenas”, señaló en conversación con Periódico VAS, Jonatan Baldiviezo, fundador y miembro del Observatorio del Derecho a la Ciudad (ODC).
Y añadió: “Es un proceso que viene de hace tiempo y a eso se le suma una modificación del espacio público que comenzó en la pandemia. Se autorizaron más espacios públicos con fines gastronómicos, flexibilizando las normas por la falta de control o desregulando porque no hubo análisis de los impactos de estas modificaciones”.
Por tal motivo, el ODC junto a la Cátedra de Ingeniería Comunitaria de la UBA (CLIC), el Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas (IPYPP), el Movimiento La Ciudad Somos Quienes La Habitamos, y la asamblea de Barrios Históricos Vivos, más 2500 avales firmados por vecinos y vecinas de la ciudad, acudió a la justicia presentando una acción de amparo colectivo ambiental para que se interrumpa la implementación del “Plan de Renovación del Casco Histórico” hasta que se realice una evaluación del impacto ambiental acumulativa y estratégica.
Al respecto, Baldiviezo afirmó: “No hay ninguna instancia de participación para rediscutir esto ni hubo evaluación del impacto ambiental. Eso es lo que presentamos en la Justicia: se está llevando a cabo una intervención de 72 cuadras, un plan integral, no vinculado a la nivelación y sistema fluvial, y la posibilidad de hacerlo radica en que el Gobierno porteño pidió autorizaciones ambientales fragmentando la obra. Primero dos cuadras, luego otras dos y así acumula permisos, para un plan que no se termina de presentar con claridad, menos aun poner a evaluación, y para el que la ciudadanía nunca fue consultada ni convocada”.
En línea con esto, Baldiviezo sostuvo: “El punto radica en que es una decisión democrática definir lo que una sociedad decide proteger, qué transformar y en todo caso cómo transformarlo. En este caso, la decisión fue dejar la morfología de forma idéntica y eso está plasmado en una ley. Sin embargo, viene el Gobierno y decide modificarla según su visión de lo que es lo mejor para el barrio, pero es una visión que no se discutió en la Legislatura”.
Un mes ha pasado desde la presentación del recurso de amparo y aún no han recibido ningún tipo de respuesta. “Se está definiendo qué juez se queda con la causa. Éste ha sido un año muy complicado. Hubo un rechazo permanente y constante a las acciones judiciales que presenta la ciudadanía”, concluyó Baldiviezo.
Transformación: espacio público y patrimonio
La modificación de la morfología del espacio público, desde la óptica de Baldiviezo, tiene dos aspectos centrales: por un lado, no respeta la protección patrimonial que tiene el Casco Histórico de la Ciudad; por el otro, la intervención urbanística está pensada para seguir intensificando la utilización gastronómica del espacio público.
Las obras consisten principalmente en el readoquinamiento de aquellas calles que el Gobierno de la Ciudad había desadoquinado y asfaltado hace unos años, la nivelación de la calzada con la vereda y la instalación de bolardos (balas). Y como si fuera poco, se realizan violando la normativa que regula el Área de Protección Histórica N° 1 (APH 1) de la Ciudad y que establece que “El espacio público de esta Área tiene características morfológicas socio–funcionales y espaciales que lo definen como una importante expresión cultural y de interés ambiental de la Ciudad, que debe ser protegido y mantenido para el conocimiento de las actuales y futuras generaciones”.
En diálogo con Periódico VAS, el miembro del Observatorio de Derecho a la Ciudad sostuvo: “El tema de la cuestión patrimonial se está reduciendo a lo edilicio, limitando la visión del paisaje, de las relaciones sociales y económicas. El Gobierno porteño protege fachadas y destruye el patrimonio histórico”.
Otra de las transformaciones tiene que ver con el Plan de Reordenamiento de Colectivos en el Casco Histórico por el cual las líneas 22, 24, 28 y 126, que hoy circulan por las calles Perú y Chacabuco, serán derivadas al Metrobús 9 Julio y del Bajo. Algo que ya sucedió previamente con las líneas 45, 10 y 17 que fueron enviadas al Metrobús de la 9 de Julio. El GCBA elabora así una política de transporte pensando que todos los habitantes del barrio son personas sin problemas de movilidad para caminar más de 7 cuadras hasta llegar a una parada.
“Estamos sometidos a la voluntad de Horacio Rodríguez Larreta, y ahí la Ciudad se vuelve un ámbito para hacer negocios, ya sea para favorecer a los empresarios, hacer caja política o para su carrera electoral. Por los intereses que fuera, el Gobierno porteño impulsa la transformación de la Ciudad para negocios inmobiliarios. Y una constante es la privatización de lo público. Esa es la planificación: regala y concesiona espacios, privatiza la normativa y planifica con excepciones”, sentenció Baldiviezo.
Repensar la institucionalidad
“El poder público se concentra en el Jefe de gobierno, que domina la institucionalidad. Nosotros hablamos de monarquía financiera inmobiliaria de hecho. Todas las instituciones estatales le responden o están disciplinadas: los organismos de contralor, la Legislatura y el Poder judicial”, señaló Baldiviezo, y agregó: “Por lo tanto, te podría decir que la solución no pasa exclusivamente por cambiar al Gobierno, porque hay una mirada de la Ciudad compartida por los partidos políticos mayoritarios. En casi todas las áreas urbanas, el gran negocio de la política es la construcción, los permisos, la obra pública. Es un nicho con una visión de ninguneo de lo urbano, donde se reparten kioscos”.
Con la mirada puesta en lo que sigue, Baldiviezo sostuvo: “Propositivamente creemos que hay que empezar a focalizar en repensar la institucionalidad de las ciudades. Orientados a desconcentrar el poder público y el resto de los poderes. Empezar a pensar nuevas institucionalidades, nuevas instituciones, que sea quien fuere el que asume haya instancias donde no se pierda la soberanía: un consejo consultivo vinculante, espacios ocupados por los grupos afectados, activistas sociales, personas con conocimiento en la materia. Un ejemplo de ello era el derogado Instituto Espacio para la Memoria”.
El Plan de Renovación del Casco Histórico profundiza las condiciones para que la población residente abandone el barrio, ya sea por cuestiones económicas o de habitabilidad y, como sucede en otras capitales del mundo, el Casco Histórico será la residencia transitoria de estudiantes internacionales o turistas. Transformar toda la ciudad de forma uniforme borra las identidades y hace de los lugares un no lugar.
“Desde el día uno transformamos”. Así es como comienza el spot que anuncia la transformación que esperamos que pare, antes de que sea tarde.