Sala Cercada
Desde el miércoles 2 de enero el colectivo que autogetiona la Sala Alberdi, ubicada en el 6º piso del Centro Cultural General San Martín (CCGSM), tiene vedado el ingreso. El grueso del colectivo de artistas y permanecen dentro de la torre central del CCGSM, a la que se le ha cortado el suministro eléctrico y el agua. Hasta ayer sus compañeros les subían agua y comida mediante sogas, pero los agentes de seguridad contratados por el gobierno de la Ciudad intervinieron cortando las sogas de suministro.
Trabajadores y alumnos de la de la Sala Alberdi del Centro Cultural San Martín resisten en el sexto piso, sin agua ni comida desde el lunes a la tarde, para evitar que el gobierno de la Ciudad ocupe el espacio teatral con fines de lucro. Mientras el resto del colectivo acampa en la Plaza Seca de ese centro cultural, ubicado en calle Sarmiento 1551.
El grupo de 200 artistas que autogestiona la sala mediante un toma desde 2010 (860 días en total) se puso en alerta luego que la Ciudad cerrara el centro cultural «por vacaciones» y les fuera impedido el acceso a la Sala Alberdi por parte de agentes de seguridad privados y un grupo de «patovicas que los filman y amenazan», denunciaron miembros de este colectivo.
Durante la jornada de ayer y con la presencia de Nora Cortiñas, integrante de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, estudiantes, artistas y profesores de la Sala Alberdi cortaron la calle Sarmiento, en reclamo por la «militarización» del Centro Cultural San Martín (CCSM) y el «vaciamiento» de la histórica sala, por el derecho al espacio público. Y se llevó a cabo una performance en repudio a la directora del Centro Cultural San Martín, Gabriela Ricardes, el secretario de Cultura porteño, Hernán Lombardi y el jefe de gobierno de la Ciudad, Mauricio Macri.
Por su parte, el ministro de cultura porteño, Hernán Lombardi, aseguró que la ocupación es ilegal. «Hay una parte del espacio público que se tomó por un grupo de gente que lo explota a su gusto», dijo negando todo el trabajo que realizaron los artistas en forma autogestionada y sin fines de lucro cuando el estado abandonó el espacio público con la intención de realizar negocios privados.
«Cerraron la sala con nosotros adentro. No es una resolución inocente, lo que buscan es ir desgastandonos, porque la dirección del Centro Cultural, que está a cargo de Gabriela Ricardes, directamente nos quiere sacar de acá. Justo el día en que cerraron la sala comenzaban los talleres de verano, que son 19», explicó Nicolás González, integrante de la Asamblea.
El conflicto entre los integrantes de la Sala Alberdi y el Gobierno de la Ciudad se inició en el año 2006, cuando Silvia Fajre, por entonces ministra de Cultura de la Ciudad, dispuso el desalojo de la Sala. La reacción de la comunidad docente, de los alumnos y de Francisco Donato, su director, fue promover una acción de amparo contra el Gobierno de la Ciudad para evitar el desalojo y el cierre de la Sala Alberdi. El tribunal tuvo un primer pronunciamiento que el Gobierno apeló. En 2010 la jueza Fabiana Schafrik vuelve a emitir un fallo, que confirma la resolución anterior: el Ejecutivo porteño debía reparar la sala en un plazo de 30 días y trasladar transitoriamente las actividades que se venían desarrollando a un nuevo espacio.
En cinco años de conflicto, ninguna de las medidas dispuestas por la Justicia se cumplió. Por el contrario, el cambio de gestión contribuyó al deterioro y al desgaste de la Sala: Francisco Donato renunció a la dirección, la cooperadora encargada de la administración fue disuelta, se cerraron el 60% de los talleres y miles de espectadores dejaron de asistir a las actividades gratuitas allí ofrecidas. Ante esta situación, el 17 de agosto de 2010, un grupo de alumnos y ex alumnos resolvió tomar la Sala Alberdi y autogestionarla realizando actividades teatrales y talleres a “la gorra”. La comunidad artística, intelectuales y personalidades de la cultura, se solidarizaron de inmediato con ellos. Y así resistieron dos denuncias penales por usurpación y varios intentos de desalojo.
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