Sandra Chagas: “Argentina es un país Racista”
por Miranda Carrete
El 25 de julio es el Día Internacional de las Mujeres y Diversidades Afroamericanas, Afrocaribeñas y de la Diáspora. En la Ciudad de Buenos Aires habrá actividades el 24 en San Telmo, desde las 18 en Plaza Dorrego, para recorrer el barrio y compartir la cultura Afro en un territorio con mucha historia.
Sandra Chagas es afrodescendiente, afrocandombera y activista. Llegó a Buenos Aires a los 14 años, en plena dictadura cívico militar. Formó parte de distintas organizaciones, siempre trabajando de forma colectiva y para luchar contra el racismo sistémico, estructural e institucional que hay en nuestro país. Actualmente es estudiante de la licenciatura de Justicia y Derechos Humanos, una herramienta más, según cuenta, para defender los derechos de su comunidad. En su recorrido político, primero se reconoce como lesbiana y luego como feminista “presentarme como una mujer afrolesbiana es parte de esa interseccionalidad”, cuenta.
¿Cuándo te diste cuenta de que la lucha es colectiva y con otres?
Una como activista siempre necesita encontrarse con pares para reconocerse, compartí primero en varias colectivas desde el lesbianismo. En algún momento me separé del colectivo mixto y empecé a estar con mis pares lesbianas para encontrar ese empoderamiento, esa fuerza, ese poder decir por nuestro propio nombre. Algo que no es un dato menor dentro del colectivo afrodescendiente. Me preguntaban: ¿es necesario nombrarse lesbiana ya siendo afrodescendiente? ¿con qué necesidad? (ríe) hay todo una construcción y me parece absolutamente necesario que nosotras las mujeres negras, afrodescendientes nos nombremos desde nuestro lesbianismo porque es parte de nuestra construcción como colectiva. Ingresé al feminismo por el lesbianismo y en todo este tiempo me encontré con muchas formas del feminismo. Hoy estamos en un momento complicado, entiendo que es una forma de empoderamiento para las juventudes, para las que vienen, para las que están. Pero no hay una sola forma de ser feminista. No hay un solo feminismo. Aunque evidentemente nos quieren imponer un feminismo de una sola vía, retrocediendo en debates. No tengo ganas a esta altura de mi vida discutir cosas que ya fueron consensuadas.
¿Por quiénes lo decís?
Si vamos al plano del Encuentro Plurinacional, por ejemplo, hay discusiones que ya dimos y ahora quieren romper. Lo único que genera es retrasar nuestro real empoderamiento. Nos quieren imponer un feminismo al que no le interesa los derechos sexuales y reproductivos, en contra del aborto, o un feminismo religioso católico y evangélico donde vienen tutelando las más empobrecidas dentro de las comunidades en estado de vulnerabilidad. A ese feminismo le decimos basta de querer dominar nuestras cuerpas.
¿Cómo se dan esos debates dentro del colectivo afrodescendiente?
Nombrándonos. Para el 25 de julio, que se conmemora el Día internacional de la mujer -así se dice-, latina afrocaribeña y de la diáspora, sumamos y de las diversidades afrodescendientes. El año pasado tuve la oportunidad de abrir esa puerta, porque no es solo la construcción de la mujer. Las diversidades también somos parte del colectivo, de las diásporas, del Caribe, de toda Latinoamérica, porque estamos en todos los territorios. Las lesbianas, trans, travestis, no binaries tenemos que ser parte de la construcción de nuestras propias vidas dentro de cada comunidad, eso nos empodera como colectivo afrodescendiente.
En este contexto, ¿cómo se preparan para celebrar esta jornada?
Es una fecha que a nivel internacional se conmemora desde 1992, pero en Argentina empezamos a hacer actividades al respecto en 2010 en el espacio del movimiento afrocultural, que estaba ahí en la calle Defensa. Llegamos a ese espacio gracias a un juicio iniciado al Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires por racismo institucional. Desde el 27 de noviembre de 2017, tan importante para nosotrxs, se encuentra clausurado y cerrado por una apuesta en valor del Ministerio de Cultura de la Ciudad, una obra que nunca se concretó y nos dejó en la calle.
Este 24 de julio a las 18 horas vamos a hacer una actividad en San Telmo, van a salir las compañeras caminando tocando el tambor danzando mostrándose siendo partícipes de de esta territorialidad que corresponde al espacio San Telmo, Montserrat desde La Boca y en Barracas una salida tradicional. El epicentro es la Plaza Dorrego y de ahí vamos hasta Parque Lezama.
Buscan visibilizar su cultura…
Sí, llevamos nuestra cultura a la calle para generar una política cultural colectiva. El candombe sigue siendo patriarcal, hubo que obturar muchas cosas para que hoy las mujeres y diversidades salgan a tocar el tambor en este día. Eso se logró por el trabajo interno, de nombrar, de decir es nuestro día, hay que juntarse y tocar, sin la presencia de los varones. Eso fue lo que sucedió ya en 2012.
¿Es Argentina un país racista?
Si, claro. Hace menos de 10 años que tenemos la ley 26.852, día nacional de los afro argentinos y de la cultura afro, antes de eso el afro argentino era tomado como extranjero. Yo vengo de la diáspora, de los países latinoamericanos y sus dictaduras y de la diáspora de la trata transatlántica esclavista, mis ancestras son de ahí, son las mismas ancestras de los argentinos de este lado del Río de la Plata. Yo soy de acá del Río de la Plata. El racismo mata, también invisibiliza porque es estructural. Se refleja en lo económico, en la falta de trabajo, en la falta de vivienda. Muchas compañeras lo padecen a diario. Se tiene que entender que nuestra cultura no es solo música y baile y todos los negritos contentos, no comprenden que somos una cultura que ha resistido a todo, a todas las violencias.
Cuando nombrás a tus ancestras noto que haces toda una reconstrucción de ese pasado.
Y sí, cuando nombró a mis ancestras empiezo por mi madre y voy para atrás. A mis ancestros y ancestras los deshumanizaron para comercializarlos. Entonces entendí que venimos de todas esas violaciones a nuestros cuerpos ancestrales, algo que hoy día muchas compañeras llaman doloridad ancestral. Es importante comprender cuán enfermo puede estar el mundo. Transcurrieron siglos, pero esa deshumanización permite que por ejemplo a una persona como George Floyd, cinco policías le pongan un pie sobre la cabeza y asesinen. Me fui a George Floyd, pero si lo traigo a mi colectivo es porque en Argentina, José Delfín Acosta Martínez fue asesinado a golpes y patadas por la policía en la ciudad de Buenos Aires. Veinticuatro años después de ese crimen, en el 2020, Argentina fue condenada a nivel internacional por racismo. La corte Interamericana de Derechos Humanos estableció que los policías actuaron con un claro perfilamiento racial. Este te diría que es la única condena por un crimen racial que hay en toda Latinoamérica. A Delfín se lo llevaron por negro y lo mataron por negro. Era un compañero, activista, amigo con quien me críe.
Por último, alguna referenta que creas es imprescindible leer o escuchar?
Para mí una imagen, una persona a seguir es Ángela Davis. Ella trabaja mucho con un tema que a mí me interesa mucho, la población en las cárceles. La mayoría son personas negras latinas racializadas, sin espacios dados para criminalizar a las poblaciones más desfavorecidas de este sistema capitalista.
Foto de portada: Mariane Pécora