Me separé ¿Se puede vivir sin estar en pareja?
Esta pregunta puede sonar lógica. Pero si la analizamos un poco, advertimos que en la pregunta se desliza la idea de que la única forma o posibilidad de estar bien es compartir la vida con una pareja. En general, solemos confundir lo cultural con lo natural. Estar en pareja, tal cual lo concebimos socialmente es un «ideal cultural». Al provenir de una estructura familiar tradicional (pareja parental e hijos), tratar de reproducir lo conocido se transforma en un «ideal» a alcanzar. Cuando esa estructura se desarticula se produce la crisis. Muchas personas al separarse confunden la angustia de perder la «estructura familiar» con la angustia de perder la pareja. ¿Aludirá esto a la pérdida de la familia originaria? El equívoco radica en hacer la ecuación: «ausencia de pareja» = «soledad y fracaso personal». La sensación de fracaso tiene mucho que ver con no cumplir el ideal social. El sentimiento de soledad, en cambio, se asocia erróneamente al desamparo (porque inconscientemente se conecta con las primeras experiencias de separación de la infancia). La separación es una de las experiencias más dolorosas de la vida. También es un pasaje des-estructurante porque rompe con lo conocido y provoca incertidumbres respecto al bienestar económico, al cambio de identidad social, de hábitos, de amistades y, si hay hijos, provoca la incertidumbre de cómo seguir siendo padres sin ser pareja. Este pasaje requiere un tiempo de proceso y acomodación a lo nuevo, y de duelo por lo perdido. Todo duelo, requiere una elaboración, lo que implica cierto aislamiento. Transcurrido un tiempo, se sale de esa situación y se vuelve a recuperar energía para utilizarla, no necesariamente en una relación de pareja. Es un buen momento para «ser egoísta» en el sentido del encuentro o reencuentro consigo mismo. Un momento de libertad y de soledad que puede propiciar el despliegue de aspectos personales que muchas veces la «vida en pareja» imposibilita u obstaculiza. Cuando se pasa de ser soltero a casado se suele perder cierta independencia para lograr una pertenencia. Son cambios necesarios para consolidar el nuevo estado. Pero es importante destacar lo que se pierde en esa etapa. Se va tras un ideal y a veces no hay tanta conciencia de lo que se deja. Creer que sólo se puede estar bien estando en pareja es otorgarle al otro demasiada valoración en detrimento de la propia estima. Precisamente poder estar bien estando solo, denota adecuada autoestima y autonomía que son los pilares fundamentales para que la nueva pareja surja en el momento que pueda surgir, y sea elegida con libertad. Lo que permitirá que la pareja se consolide sobre la base del deseo y no de la necesidad. Algo fundamental para el bienestar personal.