Crónicas VAStardas
Persiana por Gustavo Zanella Sábado. Llovizna. Vengo de trabajar. Son las 9 de la noche. Hace cincuenta minutos que espero el colectivo. Estoy en una parte de la fila que no me garantiza un asiento arriba del bondi. Cuento la gente pero siempre cae un primo, un amigo, una embarazada con cinco pibes, dos discapacitados, alguna vieja con una enfermedad terminal. Atrás de mí hay varias decenas de personas. El foquito de luz de la calle está quemado hace dos meses así que no puedo leer. Tengo dos evangelistas detrás (Leer más…)
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Batallas por Gustavo Zanella La revolución del transporte en su etapa «aire acondicionado» tiene algunas dificultades evidentes. Esas desprolijidades, amén de la pila de muertos de la etapa anterior (tan generosa con los gusanos del cementerio) son, dicen sus defensores, propias de todo cambio de paradigma. El tren Sarmiento, tan coqueto ahora con su seguimiento online de conductores, es incapaz de anunciar correctamente en cuál de sus plataformas arriban los trenes. Esto produce un fenómeno micromigratorio semejante a las estampidas de Ñus en la sabana africana. Tipos y tipas que (Leer más…)
Crónicas VAStardas
Perfume por Gustavo Zanella Constitución, frontera última. Minas Tirith contra la barbarie. La humedad hace que los vahos de la basura impregnen el aire. Hay porquería en cada baldosa. El camión repositor del local de McDonald’s está cruzado en mitad de la avenida Brasil, junto al campamento que protesta por la estafa en el paseo de compras. Alguien dice que la mugre está desde el mediodía, cuando columnas del MST y la corriente Aníbal Verón se juntaron en la estación para marchar desde ahí hasta Plaza de Mayo. El olor (Leer más…)
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Fitito Maceta por Gustavo Zanella Miércoles. 40 minutos esperando el bondi en Paseo Colón. Viene. Subo. Dos cuadras y me duermo. De pronto, ruido. Abro los ojos. El colectivo no va más. Hay que bajarse. Estamos en Once. A dos cuadras se ve el quilombo de los manteros. A metros tenemos policías con ganas de pegar. Llega un 86 vacío. Nadie respeta los lugares del colectivo anterior. Solo consigo hacerme lugar en el pozo, ese agujero infecto de la puerta trasera. Junto a mí se sienta un poshumano, uno de (Leer más…)