Crónicas VAStardas
Nirvana por Gustavo Zanella Desde tiempos inmemoriales distintos sistemas de pensamiento ejercitan el repliegue hacia la interioridad. Buscan, mediante múltiples mecanismos, someter el deseo a la voluntad, disciplinarlo, contenerlo en su mínima expresión para intentar abolirlo. Uno de esos mecanismos era agotarlo, ya sea satisfaciéndolo hasta no poder querer más (supongamos allí una búsqueda hedonista-epicúrea) o privándolo de cualquier tipo de satisfacción hasta que se consumiese a sí mismo (pensemos en alguna variante zen o filo estoica cristianizante). Esperar el último servicio del 96 semi rápido en Constitución abreva en (Leer más…)
Crónicas VAStardas
Lo que queda de la furia por Gustavo Zanella La city se puso espesa, furiosa como nunca. Incluso en San Telmo, tierra de gente sin techo y extranjeros en plan bonvivant, se huele la estela de los gases lacrimógenos que trae el viento. Cuando voló la primera piedra no quedó ni el loro. Los barcitos hipster cerraron temprano, no sea cosa que la clientela se les mezcle. Por Estados Unidos hacia la 9 de julio están las primeras huestes replegadas. Todos tienen el garguero seco. Algunos celebran el triunfo de (Leer más…)
Crónicas VAStardas
Educación por Gustavo Zanella Pibe chorro. Todos, por muy progres que seamos, entendemos que hay, en ese lugar común lleno de prejuicios, una estética con la que los referenciamos y con las que muchos se referencian a sí mismos. Ningún pibe nace para chorro, ninguna mujer para puta. Hasta ahí, ok. No viene al caso, solo lo digo así para ahorrar palabras, tampoco nos hagamos los boludos. La cosa es que en el Ministerio labura uno. No conmigo, en otra área. Pibe grande, más o menos como yo. Tal vez (Leer más…)
Crónicas VAStardas
por Gustavo Zanella Constitución II En las escaleras internas de la estación de tren, las que unen los baños del subte con los andenes del ferrocarril Roca, está la vida tal como es, sin mediaciones. Una mujer está tirada en el suelo. Está embarazada, sucia, desarropada. Dormitando sobre su panza duerme una nena de unos cinco años. La mujer mendiga. Está borracha, drogada o ambas cosas. Tal vez padezca alguna alteración mental. Se le nota cuando habla, cuando las palabras se le estiran en la boca y le raspan la (Leer más…)