1º de Mayo de 1886
La Chispa que ardió en Chicago Por Miguel Eugenio Germino* «Salen de sus celdas. Se dan la mano, sonríen. Les leen la sentencia, les sujetan las manos por la espalda con esposas, les ciñen los brazos al cuerpo con una faja de cuero y les ponen una mortaja blanca como la túnica de los catecúmenos cristianos. Abajo está la concurrencia, sentada en hilera de sillas delante del cadalso como en un teatro… Firmeza en el rostro de Fischer, plegaria en la de Spies, orgullo en la de Parsons, Engel hace (Leer más…)