Solidaridad bajo Castigo

por Marcelo Valko

De un muy largo tiempo a esta parte la solidaridad fue puesta no solo bajo sospecha, sino también bajo ataque. La solidaridad para con el otro, para con el prójimo, se convirtió en algo que se pone bajo una lupa rabiosa. Pasa con los comedores de barrios populares que el desgobierno de Milei y su teología del capital financiero hacen las mil y una para cerrarlos y así no provoquen déficit. Un ejemplo de solidaridad histórica en nuestro país fue el Cordobazo, donde trabajadores de las automotrices más los estudiantes y ciudadanos en general pusieron en jaque, hiriendo de muerte a la dictadura de aquel entonces. Quien propinó ese golpe al general Onganía fue la solidaridad de unos con otros, sin que esos unos sean esos otros. ¡Esa es la cuestión y allí radica el “peligro” de la solidaridad! Un caso reciente, que aún felizmente mantiene presencia en los medios, es el “Caso Maldonado”. Un caso de solidaridad puesto de manifiesto en forma generosa y jugada por Santiago Maldonado para con la recuperación de territorios ancestrales mapuches. Su generosa solidaridad fue puesta bajo sospecha, perseguida al punto que le costó la vida.
Ahora bien, durante la última entrega del Martín Fierro, Norman Briski, una verdadera joya actoral, mostró una del todo lógica y generosa solidaridad con el pueblo Palestino, manifestando un humanismo que está más allá de banderas u orígenes, una solidaridad de humano con humano, de prójimo con el prójimo. Y esa muestra solidaria es muy importante dada la indiferencia cómplice no solo del mundo Occidental, sino de buena parte del mundo de cultura Islámica. Inmediatamente después de la solidaridad de Briski le saltaron a la yugular acusándolo de ser un exponente del antisemitismo. Es decir, su solidaridad cayó bajo sospecha, una sospecha delirante. Como ustedes han de saber, Briski es judío, un orgulloso judío que manifiesta esa condición hasta en alguno de los roles actorales que le tocó representar en su extensa carrera, un intelectual judío que tiene todo el derecho de solidarizarse con quien sufre.
Conozco a Norman hace años, y esa misma solidaridad generosa y comprometida la demostró en más de una ocasión con los Pueblos Originarios de nuestro continente, teniendo muy en claro que son preexistentes al Estado/Nación. Vaya mi total solidaridad con Briski ante una esquizoide denuncia de antisemitismo, que incluso tiene abierta una causa penal. Es lento, pero viene…

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *