Soñar en inglés: ¿dónde queda el futuro?

por Marcelo Valko

La imagen de esta nota, seguramente, resulta chocante o desagradable, pero la realidad a la que alude la supera. El gobernador de Texas, Greg Abbott, mandó colocar unos 40 anuncios publicitarios en español que se instalaron en puntos estratégicos de El Salvador, Guatemala, Honduras y los estados mexicanos de Tamaulipas, Nuevo León, Coahuila, Chihuahua y también a lo largo de la frontera de Texas. Se trata de una iniciativa de su administración llamada Operation Lone Star (Operación Estrella Solitaria). Los textos de los carteles son muy elocuentes: “Tu esposa y tu hija van a pagar el viaje con su cuerpo” (BBC News Mundo, 20/12/2024). Dado que la información siempre altera la realidad de una persona, Abott espera “muy buenos resultados” de su iniciativa. El gobernador ya había sido centro de una polémica anterior al instalar un “muro flotante” de boyas con púas en el río Bravo, que hace de barrera natural entre ambos países, para impedir cruzar la frontera a los migrantes. El gobernador Abbott, que viene picando en punta, pues con 271.484 expulsados en 2023 logró superar la cantidad de 267.260 personas que Donald Trump echó en 2019. Por su parte, Trump promete que, ni bien asuma en 2025, se producirán deportaciones masivas de migrantes.

Paradójicamente, estas caravanas de millares de migrantes que atraviesan Centroamérica rumbo al “gran país del norte” se les conoce como dreamers, soñadores. La meta de esa gente que avanza a pie, como en una procesión doliente, es lograr ingresar a EE.UU. a como dé lugar y manotear algunas migajas del sueño americano. ¿Qué significan esas penosas caravanas de migrantes para quienes las ven pasar rumbo al norte? ¿Acaso es imposible soñar al sur del río Bravo? Pensemos en lugar de ser pensados. Todos queramos o no, somos signos de un alfabeto muy vasto, una especie de zodiaco o constelación que nos excede. Vemos a esas familias desvalidas con niños pequeños cargando apenas un bolso o una pequeña mochila por toda pertenencia de vida y una tremenda orfandad de suelo.

¿Por qué se lanzan a un camino plagado de peligros en cada recodo del viaje, en cada noche a la intemperie, en cada mirada que se cierne sobre ellos? Es habitual escuchar noticias sobre distintos delitos y crímenes y enterarse de cadáveres calcinados de migrantes desde el Tapón del Darién hasta la frontera con Texas. No hay culpables, no hay justicia ni victimarios, apenas víctimas. Esas personas, en tanto signo, se convierten en los representantes de un tremendo Vía Crucis, arrastrándose miles de kilómetros de pasos y padecimientos, mendigando la entrada a EE.UU. en una procesión, pagando la penitencia de nacer sudacas y quizás obtener el merecimiento de asomarse e ingresar al Reino de los Cielos, que obvio está allá, en el norte, no en el sur… Es la América de la fractura. Existen otros “migrantes”, una minoría de una Latinoamérica sin pudor que viaja en otra clase de desfile desvergonzado a Miami con frívolas compras de lo que sea o para veranear en sus playas y lucirse sonriendo en las tapas de las revistas.

El norte, además de esquilmar a nuestros países mediante modelos primarios de extractivismo altamente depredadores y contaminantes, que lo único que hacen en realidad es capitalizar formas de intercambio asimétrico, el valor agregado queda siempre fuera de nuestras fronteras. Entre los bienes primarios que extraen, también se tragan nuestros sueños, cuyo valor agregado, onírico en este caso, se manufactura y desarrolla en el norte.

Cuando no es viable soñar en casa y es necesario arriesgarse a un viaje azaroso de miles de kilómetros para soñar tan lejos, significa que ocurre algo más grave que una paupérrima realidad económica. Es un indicador patológico al que nos quieren amaestrar. ¿Acaso nuestros países son inviables? ¿Solo es posible soñar en inglés? Conozco a más de uno que en Argentina se lamenta que en su momento, desde las azoteas de la modesta Buenos Aires, arrojando agua hirviendo, macetas y determinación, hayamos vencido a las invasiones inglesas de 1806 y 1807. De no haberlos expulsado, hoy estaríamos orgullosos y felices de pertenecer a la Commonwealth del Reino Unido. El joven Alberdi, al que no por casualidad cita Milei con frecuencia, consideraba que el idioma español es incompatible con la civilización y proponía,obviamente, el inglés. Síntomas de una colonización mental exitosa. No en vano Frantz Fanon plantea que el colonizado es un invento del colonizador.

Los medios hegemónicos trabajan día y noche para convencernos de nuestra inviabilidad. Nuestros Estados son deficitarios en salud, seguridad, estabilidad económica y sueños. Todo lo hacemos mal; las empresas controladas por el Estado dan cuantiosas pérdidas. En cambio, las estatales Telecom francesa o Telefónica española giran cuantiosas ganancias a sus arcas fiscales, por dar un par de sencillos ejemplos. Nos inducen a aceptar que todo lo que hacemos no conduce a ninguna parte. Los monopolios mediáticos del continente, como las cadenas O Globo, Caracol, Televisa y Clarín, entre otras, lo refuerzan hora tras hora; como bufones de feria, logran convencer con muy poco. La leyenda del Flautista de Hamelín recopilada por Wilhelm y Jacob Grimm, conocidos como Los Hermanos Grimn proviene del siglo XIII. ¿Acaso estamos malditos, condenados por dioses y diablos a seguir ciegamente la melodía del flautista que no nos permite preparar un futuro?

Capturados por Internet o televisores, padecemos noticias que nos convencen una y otra vez de que aquí (sur del río Bravo) no existen alternativas: narcos, corrupción, delitos, miseria, estancamiento. Una sola opción: irnos, huir, rajar, abandonar estos lares. Nos obligan a mirarnos con la percepción que “el castillo” tiene de nosotros. No en vano en nuestro país existe un dicho desde hace décadas: la única salida de Argentina es el aeropuerto internacional de Ezeiza. Y ahora con la novedad de que Milei con sus “Fuerzas del Cielo” bajó del Sinaí para destruir al Estado. Utilizan cardúmenes de tuiteros expertos en fake news con noticias que se reiteran hasta que sean asimiladas: “¡El cadáver del muerto difunto resucitó! ¡Oh là là! La manipulación informativa ejerce un control social más eficaz que una dictadura sangrienta, como si fuera un viento que se especializa en desparramar inviernos en el sur. Es aséptico, pulcro, democrático, ya que miramos el canal que “elegimos” y nos convencen de que estamos malditos y que el único conjuro para quebrar el hechizo es abandonar todo y escapar al gran país del norte o, en su defecto, a Europa.

Es simple y ocurre de la misma manera en un conjunto de países que dejan de soñarse como realidad de vida y su gente coloca sus esperanzas y anhelos en una geografía por completo diferente a la que tienen que llegar como penitentes, traduciendo sus ilusiones en inglés. Estos padecimientos, que tienen mucho de pérdida del principio de realidad, son posibles por la historia oficial que, al igual que la manipulación mediática y el control social de los holdings informativos, inducen a nuestros pueblos a una suerte de anomia de sueños. El capitalismo posee diferentes aristas y todo tipo de tentáculos para atraernos a sus redes como el canto de las sirenas a Ulises. Del mismo modo que nos usurpan nuestras riquezas mediante la fraudulenta deuda externa y la manipulación de precios de nuestras materias primas, nos aspiran los sueños hacia el norte. Todo parece absorberlo: bienes, personas y anhelos. La solución no es la propuesta por Homero en la Odisea, atando a Ulises al palo mayor de la nave y tapando los oídos de la tripulación. Enjambres de politólogos ufanos de sus títulos nobiliarios otorgados en el norte e intelectuales cargados de agobios metafísicos que se especializan en tocar de oído, desconocen la partitura de los pueblos. Aun equivocándose, aun cuando parecen votar en contra de sí mismos, los pueblos no tocan de oído y tienen los pies en el suelo. Es necesario tener las manos libres y los sentidos alertas para enfrentar la realidad. Los dreamers debemos ser nosotros en nuestros lugares, aquí debemos defender nuestros sueños y levantar nuestro futuro, construyendo cada uno en su lugar una Patria Grande. Es lento, pero viene…

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *