Susy Shock. “Buena vida y poca vergüenza”
por Mariane Pécora
“Para dar luz… hay que prenderse fuego”, enfatiza una voz, suena la caja, y estalla la canción.
Así… /con el canto alado /Así… viene este presagio /Así… huellita de pobres/Así… huellita de tanto /Así… desenmascarando/ Así… contra todo falso/ Así… cruda y femenina/ Así… masculina a ratos/Así… colibrí en el modo/ Así… colibrí en el canto/Así… colibrí anunciando/Así… posibles las sendas/ Así… nada que detenga /Así… contra todo eclipse/ Así… contra los mandatos/Así… sureñita al borde/ Así… toda transpirando/ Así… toda enamorada/ Así… revolucionaria/Así… revolucionando/ Así.
Así comienza “Buena vida y poca vergüenza”, el disco que Susy Shock presentará en diciembre. Un entramado de tonadas, vidalitas, bagualas, hip hop, cumbia urbana y tango con tres tetas, que alumbra diversidad.
Pizza, fainá y Susy Shock
Calzas negras, vestido multicolor, tacos altísimos, maquillaje impecable, peluca castaña y un sugestivo tatuaje en la mano derecha, Susy Shock está parada en la puerta del edificio donde funciona la redacción. Bajo a abrirle, noto como algunas personas que pasan por la calle la miran asombradas, risueñas. Demasiada humanidad para comprenderla, me digo. Ya adentro, nos abrazamos, ambas nos debemos esta entrevista, cenaremos y ella me contará un pedazo de su vida. Alisto la mesa, enciendo el grabador y mi pareja baja a comprar comida. Esta noche tendremos pizza, fainá y Susy Shock.
Daniel Bazán Lazarte, Daniel Shock Lazarte o Susy Lazarte Shock, actúa, escribe, canta… Pero por sobre todo crea. Crea y subvierte. Subvierte estereotipos. Sus letras son subversivas. Sus coplas son subversivas. Su voz es subversiva. Susy Shock intenta subvertir el orden social y moral establecido para hacer del mundo un lugar más digno. Y te lo dice. Y te lo canta.
En medio de la legislatura / que nace en tu cerebro, / esa que llena de leyes chatas/ la bata de tu deseo/ Que dice “que ahora no”/ que dice “que el sueño agota”/ Que dice “que mejor limpito el piso”/“que mejor el piso esté limpito”/ “que es mejor semáforo que paloma”/ ¡Quemo el recinto de tus leyes!/ piquetera trans de la aurora.
Para Susy Shock un revolucionario tiene el rostro de la abuelita Dolores, su maestra de primer grado. Los rostros de Susana y Liliana, las tías adoptivas que regenteaban el colegio donde trabajaba su madre. Los rostros de su padre pampeano, de su madre tucumana…
La señorita Dolores le enseñó a subvertir el orden establecido. “Nos hacía llevar dos cuadernos: uno seguía a rajatabla la currícula. En el otro, aprendíamos a escribir con total libertad”, me cuenta. “Sin proponérselo, ella ejerció una educación libertaria: nos enseñó que en la vida siempre existe un segundo cuaderno”, dice.
Susana y Liliana eran una pareja lesbiana con la que su familia convivió en el colegio de Ituzaingó, donde su madre trabajaba como portera.
Sus padres la criaron sin prejuicios, sin estigmatización, sin temor. “Hay un empoderamiento gigante cuando esos seres te abrazan. Lo contrario es muy distinto. Es ir a pedirle al mundo que te acepte” sostiene y agrega “La violencia y la censura son de la sociedad, de la calle. En cambio, cuando tu alrededor inmediato te empodera, mandas todo lo externo al carajo. Por eso es tan importante poner en discusión la maternidad/paternidad responsable y respetar el derecho de la mujer a elegir sobre su cuerpo”.
Pueden gritarme mucho/ tanto que ardan orejones / pero para callarme /van a sudar a montones/ Vidalita vidalita/contra machitos cabrones/esos que hacen las guerras/capitalismo y dan golpes/Vidalita vidalita/contra obispo y patrones/lo aprenderán de a despacio/ lo entenderán de a empujones./ No es la venganza una amiga/ es de cantar los dolores/ para que surja otra vida/diversidad de a montones/Tal vez no entiendan mucho/por qué de sol muto a luna/abrir los ojos gorriones/la miradita no es muda/Vidalita vidalita/vidalita de otros tiempos/de muxes y de sombras/que a la luz van desvistiendo/Vidalita vidalita/vidalita de este tiempo/de niñitos y niñitas/que puedan ir eligiendo.
Primera hija de una pareja que, sin ser revolucionaria, transgredió los imperativos de la época. Susy no registra recuerdos de su infancia donde se ve travestida. Sólo el relato de sus padres la lleva frente al espejo posando con los tacos y el desabillé de su madre. “A partir de eso me llevaron a un terapeuta. El terapeuta les dijo que el problema no era del niño, sino de los padres”. Ellos entendieron el mensaje y dejaron que me desarrollara en completa libertad. “Nadie es un hombre o una mujer acabados, sino una construcción, una diversidad”, explica y sostiene que no existe un momento fundante, sino un proceso: “Mi proceso fue que pude hacer todo lo que quise en un hogar que me lo habilitaba”.
Ay…/ que dos o tres besos te hagan de cuna / Ay / que a través de tus ojos se pierda la Bruma /chiquito chiquita/ Ay…/que se escriba ese cuento, bien grande, /bien tibio/Ay…/ que nos arme un paisaje de un mundo/ más digno/ chiquito, chiquita… /Ay…
Trans, revolucionari@ y subversiv@
Llega la pizza. Nos alistamos para cenar. Pausa.
Antes de volver a la entrevista, Susy me advierte que ella no es, ni se siente representante de ‘lo trans’: “Es muy irrespetuoso ponerse en el lugar de representante. Un delirio irreal”, enfatiza y argumenta: “Malene Wayar, Diana Sacayan, Naty Menstrual, Lohana Berkins y yo somos privilegiadas. Podemos connotar lo que significa ser trans, pero no lo que vive la mayoría de la población trans, que hoy sigue estando en situación de prostitución en la calle y sin posibilidad de inserción laboral. No todas tenemos que ser artistas para ser aceptadas”.
“Nosotras somos unas privilegiadas, entre otras cosas porque desde muy niñitas fuimos aceptadas en el entorno familiar como trans”, sostiene y argumenta: “Siempre se piensa en lo trans en una persona adulta, nunca desde chiquitas o adolescentes. La mayoría de las trans son expulsadas de sus hogares, o peor, muchas veces son víctimas violación o abuso sexual en sus propios hogares y terminan escapando».
“Este es un colectivo donde las chicas no pueden terminar la escuela porque existe una constante vituperación de lo trans. Para sobrevivir tenés que prostituirte y eso se convierte en el estigma social que cargamos. El Estado debe hacerse cargo de educarnos y proveernos de empleos dignos. Pero, desgraciadamente, no sucede”.
Soy una torita suelta/ lomo negro ojos brillo/ tengo torita ganas de sol/ en la palma de la tierra/ yo me acaricio/ y en el beso de esa tierra/ nace mi ardor/ soy una torita suelta/ ahí suelta es donde mejor soy.
Bicho del arte
Tucumana la madre, pampeano el padre. Desde pequeña mamó folclore norteño en los pagos de Santa Lucía, último ingenio azucarero antes de llegar a Amaicha del Valle. En esos valles tucumanos las bagualeras le enseñaron los secretos de la caja y la picardía de las coplas. Una anciana le confesó el secreto de la felicidad: “Buena vida y poca vergüenza, me dijo mi abuela Rosa, la tucumana, ¡Y yo le cumplo!”, exclama risueña. Esta sentencia dio nombre a su primer disco.
“Mi primer contacto con la música fue a través del cuerpo, comencé a bailar folclore desde muy niña”. A los catorce años dio los primeros pasos en el teatro. “Soy un bicho del arte”, dice. “Mi gran rector fue el teatro independiente, donde incursioné con textos de Tito Cossa, Tato Pavlovsky, de Osvaldo Dragún…”.
Su voz, amalgama masculino y femenino, se potencia en el candor de las letras y el sonar de la caja. No estudió canto, aprendió a respirar, confiesa. El teatro le permitió despegar de la actuación a la canción.
– ¿En qué se parece la actuación al canto?
En qué ponés toda la humanidad en la escena. Rubén Szuchmacher dice que hay algo de nuestras vidas que descubrimos en el hecho artístico, pero lo entendemos después, cuando dejamos de hacerlo. En ese proceso se te va la vida. Y eso no significa que seamos distintos al resto de los mortales. Estamos sumergidos en la intensidad de una búsqueda que nos habilita a un cierto grado de locura. Como diría Pavlosvki: el arte es entrar en la zona de la locura para convertirla en un hecho artístico y poder alejarse. El acto creativo en sí es fascinante. Soy más cantora que folclorista. He cantado música rioplatense y tengo un dúo de rock con Karen Benett. Creo que el blues, la baguala, el rock y el tango son primos hermanos: vienen de lo marginal.
Se lo pedimos, canta Tango Putx. Conmueve.
Ay que tango raro/que me está saliendo /yo no sé si quiera/ lo puedan bailar/ Tango con tres tetas/ tango con estrías/ tango que rechilla/ no quiere callar/ Acá la mamita/ ya no es costurera/ sabe sus derechos/ odia a la Legrand/ Su ciudad se peina/ con alegorías/ este tango roto que se rearmará/ Tango sudaca / tango de acá / tango que marcha/ por la diversidad/ Tango sudaca/ tango de acá/ tango con garra/ y pará de llorar/ Es un tango puto/ es un tango torta/ es un tango trava/ y es un tango trans/ callejón abajo/ choca en autopistas/ a este tango raro Francisco no lo querrá.
Aplausos y risas.
“Tango fue lo primero que canté en una obra de Héctor Propato. Un tipo al que pocos recuerdan en el mundo del teatro, que fue uno de los predecesores del teatro comunitario”, señala.
– ¿Cuánto influyó Propato en tu carrera artística?
A Propato lo conocí a los 18 años, él se encargó, por suerte, de hacer añicos todas las certezas que tenía sobre el teatro. Me permitió hacer transiciones. Me enseñó que el arte tiene que ser revolucionario y a la vez poético. Amaba el tango, el tango revolucionario, no el que se mariconea con la mamita o la mina que se pianta. También decía que el rock y los jóvenes éramos diletantes porque hablábamos mucho de revolución, pero no la concretábamos, no poníamos el cuerpo.
Lagrimitas
Y llegamos allí. Al cuerpo. Hace un año Diana Sacayan, periodista, autora e intérprete de “Me duelen tus lagrimitas”, uno de los temas de “Buena vida y poca vergüenza”, fue salvajemente atacada por un grupo de hombres en un bar del conurbano. La visibilidad trans perturba.
-De poner el cuerpo se trata cuando hablamos de la identidad trans, ¿sentís que a la gente le cuesta aceptarlo?
-Yo soy prolija porque me muevo en zonas donde sé que no voy a ser estigmatizada. Pero cuando voy en colectivo soy una más y no paso desapercibida. Allí, por más que te pongas anteojeras, no veas, ni escuches lo que te dicen, te ves expuesta a situaciones de violencia.
Nos relata un episodio que le pasó en la plaza de Lanús, el barrio donde vive. “Era de noche y pasan dos tipos en una moto, me ven y gritan: ¡travesti! A mí me da mucha risa porque creen que es un insulto, entonces les respondo: ¡heterosexuales! A los dos minutos vuelven con una bolsa de basura para tirármela encima. Entonces levanté una piedra y los miré amenazante. No pasó nada, pero la piedra quedó en mi mesita de luz, como un símbolo de lo que no quiero usar. Ese tiempo ya lo viví”.
-¿Por qué no vas a usar la piedra si te vas a defender?
Si es necesario, la voy a usar, pero no quiero volver a eso. Mucha gente piensa que luego de este gobierno las leyes van a caer. A Karen Benett, le dijeron algo muy sofisticado: “Ahora no te hago nada, pero aguanta dentro de un año”. Creíamos que estas leyes le iban a cambiar la cabeza a la gente, pero no fue así. La violencia se da en esas zonas donde estás sola. Lo positivo es que la policía no se mete tanto con nosotras, si lo hace, tiene un montón de problemas.
Me duelen tus lagrimitas / Me duelen tus lagrimitas/ sus bombas nos duelen/ tus formas nos duelen…, son los versos del tema escrito por Diana Sacayán. Diana los dice primero en carrilche, jerga ideada por las trans que trabajan en la calle para comunicarse entre ellas, y luego en quichua. Susy pone el alma y la voz. Miss Bolivia lo completa en una cumbia rapeada que estremece.
Ay como me duelen tus lagrimitas /de tierra comiendo el suelo /pero al dolor lo convierto en canción / y entonces vuelo / lágrimas de plomo atravesando el cráneo / con la bomba en la mano/ llega la yuta y patea la puerta del baño / le metieron caño/Tira la bomba mental / no importa la forma te mata igual / te caga a patadas no importa nada / y siembra semillas de metal / por ahí vos sabés lo que late / la policía bate chocolate / ¿cuánto cobrás el rescate? /¿pasaste la tarde tomando mate? / con facturas sin futuro/ con fractura tragando cianuro/ cheto que vive sin apuro/ y el hambre detona rompiendo muros/ fuck, tiráte el track/ acá es el paco y afuera es el crack / pero sabes no me fumo tu cuento sino canto/ reviento.
-La primera pregunta llega al final: ¿Por qué elegiste Susy Shock como nombre artístico?
Soy muy setentosa y tengo mis fetiches relacionados a esa época. Más que identificarme con Susana Giménez, lo hago con el personaje de película La Mary. Además, viste que las travestis siempre tenemos nombres glamorosos, relacionados con la fantasía. Siempre frente al dolor hay algo de juego. Algo muy poderoso, como de resistencia a lo terrible.
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Hoja de Vida
Actriz, escritora y cantante. Se define a sí misma como artista “trans sudaca”. Nació en el barrio de Balvanera en diciembre de 1968, hija de un obrero y de una portera de escuela. A los ocho años su familia se mudó a la localidad de Ituzaingó, donde vivió hasta su adolescencia. Estudió teatro con Héctor Propato y puesta en escena con Rubén Szuchmacher. Publicó los libros Revuelo sur (firmado como Daniel Ricardo Bazán Lazarte), Poemario trans pirado con prólogo de Marlene Wayar y Relatos en Canecalón. El 29 de abril de 2014, Poemario Trans pirado fue distinguido por la Legislatura porteña, declarado de interés para la promoción y defensa de los Derechos Humanos. Escribe columnas en Soy -suplemento de diversidad del diario argentino Página/12 -. Colabora con revistas culturales como Caja Muda, Waska, Queer ArtZine, Ají, Revista Colada, Revista MU y Maten al Mensajero. Fue coautora de la historieta «SuperShiva», publicada en el primer número de la revista Clítoris. Como cantante interpreta Poemario Trans pirado, una suerte de recital musical y poético que recorrió todo el país. En cine, interpretó “Andrea. Un melodrama rioplatense” (2013), dirigida por Édgar De Santo. Este año, la película se presentó en diversos festivales internacionales como el Festival de Cine Pink Latino en Toronto (Canadá) y Festival Gay de Río de Janeiro (Brasil). Actualmente realiza el ciclo radial Crianzas producido por la Cooperativa Lavaca. Como activista trans integró el Frente Nacional por la Ley de Identidad de Género, una alianza de más de quince organizaciones, que impulsó la sanción de Ley de Identidad de Género a nivel nacional. En diciembre presentará en Buenos Aires su primer disco “Buena vida y poca vergüenza”, con temas de su autoría, de su hermana Andrea Bazán, Diana Sacayán, Miss Bolivia. Donde la acompañan en música, voces y coros Karen Bennett, Sole Penelas, Manuel Buceta, Mariano Barrionuevo, Laura Angerami, Valeria Cini y el Coro multidiverso y anticlerical de la Amorosa Profanía.
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Susy Shock actúa los primeros y terceros viernes de cada mes en la Casa Brandon, Luis María Drago 236, Villa Crespo.
El 13 de diciembre presentará Buena vida y poca Vergüenza en el espacio cultural MU, Hipólito Yrigoyen 1440. En vivo y en la calle…