Una ciudad fragmentada por la lógica privatista
Organizaciones ambientales, sociales y políticas se movilizaron el domingo pasado en una «bicicleteada» que fue desde el Congreso Nacional hasta el acceso sur de la Reserva Ecológica Costanera Sur para rechazar el convenio inmobiliario firmado entre el Gobierno de la Ciudad y la empresa IRSA para edificar torres en Costanera Sur.
La iniciativa, que habilita la construcción de torres de hasta 145 metros de altura en el predio de 71 hectáreas que, inicialmente, estuvo destinado levantar la Ciudad Deportiva Boca Juniors, fue aprobada en primera lectura en el recinto parlamentario con el voto del oficialismo y aliados.
Sobre este nuevo megaproyecto inmobiliario, el abogado Jonatan Baldiviezo, presidente del Observatorio del Derecho a la Ciudad, advirtió que su puesta en marcha generará una ciudad fragmentada con una zona ribereña de lujo en contrapartida con los actuales barrios mediterráneos, gran parte de ellos con serias deficiencias habitacionales y carentes de espacios verdes.
“El Gobierno de la Ciudad propone que el contorno ribereño no sea para los porteños y porteñas, sino que sea apropiado por los sectores económicos de más altos recursos de la Ciudad”, apuntó Baldiviezo y aseguró que este proyecto es mucho peor que el de Costa Salguero, dado que en ese espacio se había proyectado la construcción de torres de 29 metros.
“El porcentaje de espacios verdes que quedaría para la Ciudad de Buenos Aires es la mitad que el de Costa Salguero, y además se agrega que Costa Urbana está sobre un humedal”, expresó.
El proyecto de Costa Urbana se encuentra vecino a la Reserva Ecológica de Buenos Aires, las organizaciones ambientales remarcan que el Gobierno porteño no ha hecho ningún estudio del impacto ecológico que tendrá la construcción de estas torres.
“Van a destruir un humedal para construir un proyecto inmobiliario. La Costa Urbana es la historia del mayor despojo de tierras públicas de la Ciudad de Buenos Aires. Nos quitaron 71 hectáreas en tierras públicas sin que decidamos ninguna contraprestación a cambio”, señaló el letrado que comparó este proyecto con el desarrollo inmobiliario de Nordelta -ubicado en el partido bonaerense de Tigre- que también fue construido sobre un humedal.
El dirigente indicó que se trata del mismo proceso dónde se compraron “tierras baratas y se consiguió la concesión para construir un Barrio privado”.
En este sentido, indicó que la empresa IRSA lo compró “muy barato” ya que allí se iba a construir una ciudad deportiva.
“Si logra el cambio normativo va a generar esa ganancia exorbitante de entre 1.000 a 1.500 millones de dólares sin realizar ningún tipo de inversión”, evaluó, y opinó que es por esta ganancia que el oficialismo porteño: “No están respetando nada de la Constitución de la Ciudad”, denunció y aseguró que el proyecto tuvo un tratamiento exprés, que hizo que se aprobará rápidamente la media sanción por mayoría simple y sin audiencias públicas.
«En menos de un mes se aprobó un nuevo barrio porteño, un nuevo puerto madero. Después de 30 años estamos repitiendo la lógica privatista de los años ’90, concluyó.