Una Plaza de Mayo donde todos se parecen a Santiago Maldonado
“Hola querida población. Somos el gobierno. Somos tu gobierno. Somos los que sabemos de tu vida a cada segundo. Cada minuto. Cada hora. Cada día. Cada instante que pasa por tu reloj y tu cabeza. Te decimos cómo tenés que vivir. Somos los que premiamos a los represores y a los torturadores, y castigamos a los que no son como queremos que sean. Y como si esto fuera poco, aparte existe la cárcel, la tortura, la opresión y la explotación”.
Fragmento de un texto escrito por Santiago Maldonado, desaparecido por la Gendarmería el 1º de agosto en la provincia de Chubut. Lo leyó su hermano Sergio, durante el acto que se celebró el 11 de agosto en Plaza de Mayo exigiendo su aparición con vida.
Viernes 11 de agosto, una llovizna persistente cae sobre la ciudad de Buenos Aires, el paisaje es gris. En la Plaza de Mayo algunos canteros se han transformado en lodazales. Delante de la Pirámide se ha erigido un escenario, a la cinco de la tarde la gente comienza a llegar, en pocos minutos desborda de personas que se parecen a Santiago Maldonado.
Hacia las 17.30, avenida de Mayo y Diagonal Sur están colmadas de pancartas, carteles, afiches, fotos, dibujos, que reproducen una y otra vez el rostro del joven desaparecido hace 11 días por la Gendarmería nacional. Desaparición de la que el Estado nacional no se hace cargo y que los medios de comunicación corporativos banalizan.
Lo cierto es que Santiago Maldonado es un desparecido más en democracia, como Miguel Bru, como Andrés Núñez, como Julio López, como Daniel Ramos, como Marita Verón, como Florencia Penacchi, como lo fue Luciano Arruga, durante cinco años -hasta que encontraron sus huesitos sepultados como NN en la Chacarita-.
Una persona no desaparece porque sí, el Estado lo desaparece. Por eso en Plaza de Mayo todos nos parecíamos a Santiago Maldonado. Porque cualquiera puede desaparecer cuando se vive en un Estado que naturaliza la represión y se desentiende de sus ciudadanos. Esta historia ya la vivimos hace cuarenta años, por eso las Madres de Plaza de Mayo y los organismos de derechos humanos hoy abrazan al hermano y a la familia del joven desaparecido, por eso la Plaza y sus alrededores están colmados.
A continuación reproducimos el texto que se leyó en Plaza de Mayo, consensuado entre todas las organizaciones de Derechos Humanos que reclaman la inmediata aparición con vida de Santiago Maldonado.
“Nos volvemos a reunir en esta plaza histórica, la plaza del pueblo, para exigir: ¡aparición con vida ya de Santiago Maldonado!
Santiago, de 28 años, fue desaparecido por Gendarmería Nacional el 1° de agosto pasado por la mañana en un violento operativo en la Comunidad Mapuche “Pu Lof” en Resistencia, departamento de Cushamen, provincia de Chubut.
Santiago Maldonado había llegado un día antes para acompañar el reclamo ancestral del pueblo mapuche por sus tierras. Por este reclamo, su referente, Facundo Jones Huala, está irregularmente detenido desde fines de junio de este año y desde hace 11 días se encuentra realizando una huelga de hambre para que el gobierno escuche a su comunidad.
El martes 1º de agosto unos 100 efectivos de la Gendarmería entraron a sangre y fuego a la Comunidad Pu Lof, dispararon balas de plomo y de goma y quemaron las pertenencias de las familias. Según relatan los testigos, Santiago Maldonado trató de escapar, pero fue capturado, golpeado y subido a un móvil de Gendarmería a orillas del Río Chubut. Desde entonces, no se supo más de él.
Hoy estamos en esta plaza porque este es un acto de desaparición forzada a manos de las Fuerzas de Seguridad. Para el Estado de derecho, esto es de una gravedad institucional intolerable.
La desaparición forzada, según la define la Convención Internacional para la protección de todas las personas contra las desapariciones forzadas de la Naciones Unidas, se entiende como “el arresto, la detención, el secuestro o cualquier otra forma de privación de libertad que sean obra de agentes del Estado o por personas o grupos de personas que actúan con la autorización, el apoyo o la aquiescencia del Estado, seguida de la negativa a reconocer dicha privación de libertad o del ocultamiento de la suerte o el paradero de la persona desaparecida, sustrayéndola a la protección de la ley”.
El Estado es el único responsable de la desaparición de Santiago. El Presidente Macri recién se pronunció sobre el tema a horas de la realización de esta marcha. La ministra Bullrich no se presentó ni siquiera a la convocatoria del Congreso Nacional. La ministra de Seguridad es la responsable de Gendarmería y debe dar cuenta de lo sucedido. El Poder Judicial también.
La desaparición forzada es algo que se construye día a día y se basa en la impunidad. Denunciamos hoy al Gobierno Nacional por este hecho y llamamos la atención de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, que tiene en su poder un recurso extraordinario para garantizar la integridad física de la comunidad mapuche del Cushamen, y que desde mayo de este año, cuando el Poder Judicial de Chubut rechazó la medida de protección, lo tiene sin resolver.
También reclamamos garantías para todos los testigos y para los representantes de los organismos de derechos humanos que se encuentran en Cushamen acompañando a la Comunidad y accionando legalmente para dar con el paradero de Santiago, porque fue la propia Comunidad la que reconstruyó cómo se llevaron a Santiago y todavía siguen siendo hostigados por uniformados.
La familia de Santiago y la Comunidad Pu Lof viven momentos de mucha desesperación, y nosotros debemos acompañarlos. Como pueblo, no podemos permitir más retrocesos en materia de derechos humanos.
El 5 de agosto, tras haber presentado la denuncia y el habeas corpus por la desaparición de Santiago Maldonado, la APDH participó como veedor en el rastrillaje que se hizo en la Comunidad Pu Lof. No es cierto que los mapuches impidieron el procedimiento, como la propia ministra Bullrich aseveró, sino que por razones culturales y miedos fundados en la persecución que viene sufriendo, se negaron a permitir drones sobre su territorio y el rastreo sobre lugares que consideran sagrados.
La escalada represiva contra los movimientos sociales es un mensaje del poder. Pero cruzaron un límite al negar la desaparición de Santiago y demonizar a la Comunidad Pu Lof, identificándola como un grupo terrorista.
Resulta alarmante que 41 años después del último golpe cívico-militar, que desapareció a 30.000 personas, que se robó a sus hijos, que condenó al exilio a cientos de miles de personas, el Gobierno quiera hacer pasar a las víctimas por terroristas y alimente a la prensa oficialista con mentiras y operaciones mediáticas.
Pero acá lo único cierto es que la Gendarmería Nacional realizó una brutal represión contra la Comunidad sin ninguna orden judicial. Lo cierto es que el jefe de gabinete del Ministerio de Seguridad de la Nación, Pablo Noceti junto a la ministra Bullrich fueron responsables del operativo que desapareció a Santiago Maldonado. Lo cierto es que Noceti es un abogado que defendió a genocidas Lo cierto es que desde el 1º de agosto Santiago Maldonado no aparece.
La indignación que sienten hoy los integrantes de la Comunidad mapuche se junta con la memoria de ese genocidio mal llamado “Conquista del Desierto”, en la que miles y miles de sus ancestros fueron exterminados, esclavizados y despojados de su territorio.
Nos solidarizamos con todas y todos ellos y exigimos a la ministra Bullrich que aparte inmediatamente a la Gendarmería Nacional de toda instancia de investigación y la retire de la ruta Nacional 40, donde sigue apostada en señal de amedrentamiento.
Reivindicamos que la única salida posible y pacífica a este conflicto histórico es el diálogo entre el Pueblo Mapuche y el Estado Nacional, y pedimos que se respeten sus pautas culturales y se reconozcan sus demandas.
Hoy, en estas horas dramáticas, abrazamos a la familia y los amigos de Santiago Maldonado y exigimos al Poder Judicial que investigue y lo encuentre. Porque ¡Vivo se lo llevaron, vivo lo queremos!
Y le reclamamos al Presidente de la Nación Mauricio Macri que cumpla con la Convención Internacional para la protección de todas las personas contra las desapariciones forzadas y las medidas que le encomendó el Comité contra las Desapariciones Forzadas de Naciones Unidas.
Asimismo, instamos al pueblo a no dejarse manipular por informaciones falsas y a no caer en la estigmatización que se promueve desde el poder. Agitar el fantasma del terrorismo es la antesala para cercenar derechos y garantías.
Y acá, en la desaparición de Santiago, el único responsable es el Estado.
¡Libertad a todos los que luchan!
¡Aparición con vida ya de Santiago Maldonado!
¡Con vida se lo llevaron, con vida lo queremos!”
El acto finaliza con el público enarbolando pancartas y las cabezas de la gente se confunden con la cabeza de Santiago Maldonado. Es un efecto elocuente, porque además de la solidaridad indica que estamos en peligro, que podemos ser desaparecidos.
Hoy, al cierre de esta edición, han pasado quince días de la desaparición de Santiago. Y esta desaparición tiene una diferencia con las otras sucedidas en democracia: a Santiago se lo llevó la Gendarmería, los testigos no tienen dudas y las camionetas de Gendarmería fueron lavadas antes de ser peritadas, a Santiago se lo llevó el Estado. Santiago Maldonado sufrió una detención y desaparición forzada. Esto es: Terrorismo de Estado.
¿Hay otros indicios de violencia del Estado? Sí. El abandono de personas en situación de calle. Los aumentos de precios, tarifas y desempleos provocados por la política económica también son violencia. Lo mismo que la reducción de salarios, la flexibilización laboral, la falta de medicamentos para jubilados. Todo esto es violento y apunta al aniquilamiento de una parte de la población. Y provoca terror.
Pero además hay rasgos culturales de esta violencia. Se ve muy claro en el recurso de la negación usado por el Gobierno en la acción y en el discurso. “La pobreza es un invento de un canal opositor”. “Crece el empleo”. “Estamos por transitar los mejores veinte años de la historia argentina”. Etcétera. La negación, el marketing político y la posverdad son afines a la explotación y el sojuzgamiento de los pueblos. La mentira sostiene la explotación y el sojuzgamiento de los pueblos. El tema ha sido desarrollado en las dos notas anteriores.
Y la negación equivale culturalmente al secuestro y la desaparición. Oculta la realidad para obtener determinados fines. Ejemplo reciente: El Gobierno detuvo las elecciones en la provincia de Buenos Aires para negar un resultado, porque no le convenía.
Hay muchos ejemplos pero estamos cerrando esta edición y no tenemos más tiempo ni espacio. Una conclusión. ESTAMOS EN PELIGRO. Por eso todos nos parecemos a Santiago Maldonado.
Foto: Carlos Brigo